José Luis Trechera Herreros escribió un libro titulado “La sabiduría de la tortuga” en el que cuestiona los estilos de vida actuales, que se caracterizan por un ritmo vertiginoso y frenético. “En nuestra cultura ser lento es ser sinónimo de ser torpe, “tonto” e inútil. Se impone la rapidez y la impaciencia, todo tiene que estar disponible “al momento”, señaló.
“¿Qué nos pasa? ¿Hemos incrementado la felicidad con ese modo de vivir? ¿Somos más eficaces?.. ¿Es una condición irrenunciable de la vida moderna o algo imposible de cambiar? ¿Nos ayuda a ser más personas?”, preguntó.
Los avances tecnológicos, en lugar de fomentar el acercamiento, producen un alejamiento. Lo único que se consigue es producir alteraciones psicosomáticas, activismo, tensión, deshumanización personal, desestructuración social, adicción al trabajo, fragmentación, estrés, narcisismo, omnipresencia, omnipotencia y creerse imprescindibles, añadió.
Trechera mencionó que en los últimos años se abrió camino el movimiento “Slow”, que afirma que la serenidad aumenta la calidad de vida y nos empuja a saborearla, no solamente a sobrevivirla.
En un decálogo, invitó a cambiar el reloj por la brújula, convertirse en protagonista de la propia historia, conocer las fortalezas y debilidades, saborear el presente, perder el tiempo y ganar calidad de vida, actuar con creatividad, saber simplificar, ser proactivo y no reactivo, vivir positivamente y tener sentido del humor.
Reflexionando en la fábula de Esopo sobre la tortuga y la liebre, precisó que en muchas culturas la primera es considerada un animal espiritual y símbolo de longevidad y sabiduría, ya que moverse con lentitud no significa pensar o vivir con apatía.
“Quizás lo básico no es ser “tan-lento”, sino actuar con “talento”. He ahí la sabiduría de la tortuga: sin prisa pero sin pausa”, subrayó.
¿Imito la sabiduría de la tortuga? ¿Me devora la prisa?
@rodolfodiazf