La transformación de Colosio, antes de la 4T
El ideario de López Obrador, igual al de LDC

OBSERVATORIO
    A 28 años de que Luis Donaldo Colosio Murrieta cayó víctima de un partido, el Revolucionario Institucional, que prefirió matar antes que reformarse, renace en la evocación social el legado que 30 años después, a cumplirse en el políticamente crucial 2024, está llamado a desempeñar el rol fundamental frente al segmento de mexicanos que intentará romper la certeza del continuismo de la cual hace alarde el Movimiento Regeneración Nacional y su autoproclamada Cuarta Transformación.

    A 28 años de que Luis Donaldo Colosio Murrieta cayó víctima de un partido, el Revolucionario Institucional, que prefirió matar antes que reformarse, renace en la evocación social el legado que 30 años después, a cumplirse en el políticamente crucial 2024, está llamado a desempeñar el rol fundamental frente al segmento de mexicanos que intentará romper la certeza del continuismo de la cual hace alarde el Movimiento Regeneración Nacional y su autoproclamada Cuarta Transformación.

    Cuando ningún otro partido político posee perfiles capaces de interrumpir el proyecto de poder que lidera Andrés Manuel López Obrador, algo comienza a moverse en la memoria ciudadana al retomar la recordación de aquel planteamiento colosista de 1994 por corregir los agravios de la dictadura perfecta de más de medio siglo. Entonces las generaciones pasada y actual caen en cuenta que hay una deuda política por saldar, una herencia familiar que valorar, a pesar de que la vieja mafia del poder quiso cortarla de raíz con el magnicidio de Lomas Taurinas.

    Ayer recorrió todo México el discurso que Colosio pronunció en el Monumento de la Revolución, el 6 de marzo de 1994 en el acto del 65 Aniversario del PRI, que tal vez fue el que determinó el final de quien era candidato a la Presidencia de México. Igual que cada año, aunque esta vez como el relámpago en la víspera del trueno, resonó el “yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”.

    En Sinaloa, la dirigente priista Cinthia Valenzuela Langarica expresó que el legado y los ideales de Colosio están más vivos que nunca en la vida política actual y “aún resuenan y vibran en nuestro partido”. Agregó que el momento que vive el PRI exige retomarlo y ponerlo en práctica, significa dar un paso importante para afrontar los retos que hoy tenemos en nuestro instituto político y sobre todo en nuestro país”.

    Por razones de coyuntura política como que renació ayer alguna ilusión popular, recobró fuerza una estirpe emergente, que en los dos próximos años acaparará la conversación pública y le daría forma a una gran alianza electoral que empuñará la bandera colosista. Los asomos de la primavera trajeron la reminiscencia, justo a tiempo, de aquel hombre que el 22 de marzo de 1994 hizo en Culiacán un inicio previo de la campaña que oficialmente arrancó dos días después con el fatídico desenlace de Lomas Taurinas.

    ¿Cómo se anticipó Colosio a lo que ahora es la 4T? Ofreció la transformación de México, quizá con y desde el partido equivocado. Cuando la planteó en aquel contexto del salinismo que camufló en el “milagro mexicano” la más atroz corrupción y criminalización del Estado, Andrés Manuel López Obrador todavía no emergía en las lides electorales puesto que hasta diciembre de 2000 llegó a ser el Jefe de Gobierno del Distrito Federal.

    Es posible que el hoy Presidente de México haya abrevado en el pensamiento de Colosio. pues en sus tres campañas en busca del cargo (2016, 2012 y 2018) capitalizó el mismo resentimiento nacional en indígenas sedientos de justicia, dignidad y progreso; campesinos empobrecidos y endeudados, trabajadores sin los empleos ni salarios que demandan, jóvenes que por la falta de oportunidades de educación y de preparación muchas veces se ven orillados a la delincuencia y la drogadicción, mujeres que reclaman una participación más plena y más justa, y empresarios a veces desalentados por el burocratismo, por el mar de trámites, por la discrecionalidad en las autoridades.

    Y ahora que el régimen amloísta se enfila al ocaso, los anhelos comunes continúan siendo los mismos. A la lucha generalizada por mayor bienestar se le añaden los derroteros de reunificación nacional, restablecimiento de derechos esenciales, reconstrucción del pilar democrático y justicia y seguridad pública como cimientos de la consecución de paz duradera y verdadera.

    Por eso el recuerdo del ideario colosista se revalora como capital político a gastar en los meses próximos. Cómo olvidar que después de que mataron a Luis Donaldo vino la herida profunda de dos niños huérfanos y la madre con una corta expectativa de vida para protegerlos. Al rugido de dolor que desde Tijuana invadió a México sin quedar ciudadano u hogar sin llorar, le siguió la muerte de Diana Laura Riojas y después la congoja colectiva por el futuro de los pequeños a los que la ruindad del poder dejó sin padres.

    Pero el tiempo insondable confirma que los que cercenaron una carrera política nunca pudieron acabar con la historia que escrita con sangre empezó deprimente y casi tres décadas después logra que de un añejo anhelo emerja el resplandor de renovada esperanza que se necesitará en 2024.

    Reverso

    Por querer matar una historia,

    Borrando a Colosio de ella,

    Le ofrendaron a su memoria,

    Ésta, la inextinguible huella.

    La ficha sí, la fecha no

    Ayer expuse en este espacio que Serapio Vargas, para atraer hacia él los reflectores, “divulgó ser víctima de privación ilegal de la libertad al asumirse como el defensor de Luis Pérez Hernández, el ex Director de Gobierno que, en noviembre de 2015 durante el sexenio de Mario López Valdez, fue detenido por la Policía Federal en el aeropuerto de Culiacán y arraigado en la Ciudad de México por el presunto delito de lavado de dinero”. Los hechos así ocurrieron, pero en marzo de 2010, el último año del gobierno de Jesús Aguilar Padilla. Pido disculpas por enredar las fechas y ofrezco poner mayor cuidado al revisar hemerotecas.

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