Joel Díaz Fonseca
La británica Erika Leonard Mitchell escribió una novela erótica que, llevada a la pantalla, fue como un imán que atrajo a millones de mujeres al cine. Bueno, también a muchos hombres. Las cincuenta sombras de Grey se asemeja, con mucho, a la vida del magnate Donald Trump, que busca la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Republicano.
Mucho se ha dicho y escrito sobre las balandronadas, amenazas y escándalos en que se ha visto envuelto el señor Trump, pero lo visto y escuchado en un video, cuando éste viajaba a bordo de un autobús rumbo al set de grabación de la telenovela “Days of our lives”, en 2005, cuando Melania, su actual esposa, estaba embarazada de su primer hijo, Barron, no deja lugar a dudas sobre la personalidad del magnate.
Se vale que alguien presuma sus conquistas, incluso sus deslices amorosos, pero al escuchar a Trump hablando de forma tan vulgar sobre las mujeres, jactándose de que por ser una estrella del espectáculo puede hacer lo que quiera con ellas, termina uno sintiendo pena por esa gran parte del electorado del vecino país del norte que sigue simpatizando con él.
Dice que las mujeres lo dejan besarlas y tocarlas por el hecho de que es famoso.
“Me siento automáticamente atraído por las guapas y empiezo a besarlas. Es como un imán. Las beso. Ni siquiera espero. Y cuando eres una estrella te dejan hacerlo. Puedes hacer cualquier cosa. Lo que quieras. Agarrarlas del coño. Lo que sea”, dice Trump.
Ha mostrado incluso un interés enfermizo por las relaciones entre parejas de la pantalla. Entre el 17 de octubre de 2012 y el 13 de abril de 2013, cuando ya estaba enfrascado en conseguir la candidatura republicana, tuiteó 11 comentarios sobre la relación y la ruptura de los actores Robert Pattinson y Kristen Steward, protagonistas de la saga “Crepúsculo”.
“Robert Pattinson no debería aceptar de nuevo a Kristen Steward. Le fue infiel como una perra y lo volverá a hacer. Sólo esperen. Él puede conseguir algo mucho mejor”, tuiteó el 17 de octubre de 2012.
“Si ha visto Miss Universo”, posteó después, “debería reconsiderar (continuar su relación con Steward).
Esa es la personalidad del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, está obsesionado con las mujeres y con el sexo. Cualquier parecido con Christian Grey, el protagonista de Las cincuenta sombras de Grey, no es mera coincidencia.
Pareciera que Mitchell se inspiró en él para escribir su exitosa novela, que describe la relación de dominio sado-masoquista de Christian Grey sobre Anastasia Steele, una joven recién salida de la universidad.
El traspié del candidato republicano en ese no tan lejano año de 2005, que dejó al descubierto su censurable misoginia, no podía pasar desapercibido.
La propia esposa del magnate, Melania Trump, se ha manifestado ofendida por sus comentarios. Incluso asistió el domingo al segundo debate vistiendo una blusa color rosa, lo que es interpretado como un rechazo a las acciones ofensivas y los abusos contra las mujeres.
También entre los líderes republicanos ha hecho fuerte mella su lengua larga y sin control. La Gobernadora de Nuevo Mexico, Susana Martinez, anunció el sábado que retira su respaldo a Donald Trump.
“Alguien que falte tanto el respeto a la mujer, con un estilo de vida tan misógino y que se jacta de usar su poder para agredir sexualmente a la mujer, no puede, y no será, el líder de este país”, advirtió.
Igualmente el titular de la Cámara de Representantes del Congreso, el republicano Paul Ryan, horas después del debate entre Hillary Clinton y Donald Trump, afirmó en una teleconferencia con legisladores, que no defenderá ni hará campaña por el magnate.
Dando prácticamente como un hecho la victoria de la candidata demócrata, Ryan dijo que se centrará en proteger la mayoría republicana en el Congreso, que dedicará toda su energía para evitar darle un cheque en blanco a la señora Clinton en la Cámara.
Con todos los antecedentes misóginos de Donald Trump, hablando de manera tan vulgar y tan soez de las mujeres en general, no extraña la animadversión tan explícita que ha mostrado en días recientes hacia algunas mujeres, como la ex Miss Universo Alicia Machado, incluso contra su propia contrincante demócrata, Hillary Clinton.
Lo que faltaría por ver es si el magnate, quien hasta hace un año fue dueño del certamen de belleza, no intentó en algún momento aprovecharse de su poder para engatusar a alguna de las jóvenes que en algún momento buscaron la corona.
Hace unos días el ex Alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, que implantó en la década de los 90 del siglo pasado los programas “ventanas rotas” y “tolerancia cero”, salió en defensa de Trump ante los señalamientos de que ha sido un evasor de impuestos.
El zar de la “tolerancia cero” no tuvo empacho en declararse tolerante de las trampas y las argucias de su candidato. La pregunta ahora es si también dará la cara por la misoginia de Donald Trump.