Iniciamos la cuenta del noveno mes del año y justo este primer día del llamado en México el Mes patrio, en referencia al inicio del movimiento insurgente que marcó la pauta para conseguir la independencia y con ello cortar de tajo el sometimiento al que nos tenía sometido el reino español, se recuerda que en el año 1925, el entonces Presidente de la República, Plutarco Elías Calles, apertura el Banco de México, institución que a la fecha, por lo menos hasta hoy, mañana quien sabe, conserva su autonomía constitucional, misma que le fue otorgada en el mes de abril de 1994, bajo la gestión presidencial de Carlos Salinas de Gortari, facultad que ha servido para que el llamado Banco Central, mantenga un control, entre otras facultades, sobre la política monetaria del País, lo que implica que la máquina emisora de moneda esté fuera del alcance del Presidente de la República.
El Banco de México está a cargo de una Junta de Gobierno, integrada por cinco miembros, dentro de la cual hay un gobernador. Todos ellos son propuestos ante el Senado por el Presidente de la República, previo filtro que contempla nivel académico, trayectoria mínima de cinco años en el terreno de control monetario y una historia de vida con distingos de altísima solvencia moral.
Después de ver la concentración de poder que ejerce el gobierno emanado de la 4T y las decisiones de extinguir una serie de organismos autónomos, bajo el argumento banal de que representan un alto costo para el erario, esperemos que el Banco de México no esté en la mira de la Presidenta de la República y del Poder Legislativo y pretendan cancelar su independencia operativa, recurriendo al absurdo de reubicarlo a la Secretaría de Hacienda o de Economía, y ya en el extremo, bajo la jurisdicción del Ejecutivo federal.
Esperemos que a la Presidenta electa y a sus legisladores no se les ocurra la puntada de someter a voto popular la designación de los consejeros del Banco Central del País, alegando que basta con aprobar la carrera de Economía o en alguna rama financiera, así la hayas terminado en 14 años, como el Presidente López Obrador, para ser suficiente mérito para postularse.
Este domingo 1 de septiembre del 2024, también quedará registrado como la fecha en la que la LXVI Legislatura del Congreso de la Unión entrará en funciones, con una mayoría aplastante, conformada por las bancadas de Morena y asociados dentro de la Cámara de Diputados y prácticamente con mayoría calificada dentro del Senado, circunstancias que le permitirán al movimiento de la 4T hacer y deshacer con el destino del País, por lo menos de aquí al 2027, ya que las bancadas opositoras sólo tendrán presencia testimonial, en virtud de que sus expresiones e iniciativas chocarán con la política salinista de “ni los veo ni los oigo” que practicará la mayoría dominante.
Por supuesto, no será la primera vez que el Poder Legislativo esté copado por el partido en el poder con dominancia infranqueable. Lo vivimos recientemente con el partido y aliados en el poder, en la LIV Legislatura y hasta el 1997, año en el que el PRI perdió la mayoría legislativa absoluta, la cual, muy poca cosa aportó para el bienestar de los mexicanos.
Las huestes “morenistas” concentran todo el poder sobre el Ejecutivo y el Legislativo; ahora van en pos del Judicial y una vez teniendo toda la triada del sistema, vaya usted a saber lo que nos espera; que el cielo nos agarre confesados. ¡Buenos días!
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