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"LA NUEVA NAO"

"Las ventajas de pensar a largo plazo"

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LA NUEVA NAO
27/05/2017

    Un cuento chino dice que un viejo quiso mover de una montaña, para que el camino entre su aldea y el pueblo más cercano pudiera hacerse sin problemas. Su familia y luego la aldea entera empezaron a ayudarle, cargando piedras y botes de tierra y llevándolos a otro lado. Cuando un forastero pasó por ahí y se burló de la ridiculez de la empresa, el viejo le dijo, “Hasta un niño sabe más que tú. ¡Mira! La montaña es grande, pero no se hace más grande; nosotros podemos poco, pero tras de nosotros vendrán nuestros descendientes y esa montaña tarde o temprano desaparecerá”.
    Para que pueda resonar ese cuento se necesita por principio una idea común de sociedad que esté por encima del bien individual. Tras la revolución china (1911) que acabó con la última dinastía, se quiso establecer una república y la presidencia se la ofrecieron a Sun Yat-sen, líder moral del movimiento de modernización. Sin embargo él la rechazó y dijo, “asígnenme la construcción de ferrocarriles, porque de la infraestructura y la comunicación depende nuestro futuro”. China nunca dejó de hacer ferrocarriles y cien años después tiene la segunda red más grande del mundo y la primera más grande de alta velocidad. Su red ha sido pieza fundamental de su desarrollo y en años recientes han promovido su Diplomacia Férrea, construyendo trenes en Asia, Sudamérica, África y Europa (y en México casi casi empezaban).
    Cuando Deng Xiaoping inauguró en 1982 la apertura de China al mundo —junto con un conjunto de políticas económicas modernas entre las que destacó la creación de Zonas Económicas Especiales para potenciar la manufactura de exportación— advirtió a su pueblo que “vamos hacia adelante y queremos hacernos ricos, pero hay que entender que no todos se podrán hacer ricos al mismo tiempo”. A principios del Siglo 21 se instauró la política de “Ir al Oeste”, para detonar el desarrollo en las zonas rezagadas del país (Xinjiang, Qinghai, Tibet) y a partir de 1999 se ha dado forma a una nueva política para extender estas acciones de alivio a la pobreza extrema. Los dos pilares principales son: hermanar ciudades ricas con pobres, con el objeto de transferir recursos y conocimientos para la creación de empleos; y crear incentivos muy atractivos para gente de pueblos pobres que ahora mismo viven en ciudades, para que si han hecho cierto capital, regresen a su hogar y creen sus propias empresas. Calculan tener resultados en un par de décadas, una ventaja de pensar a largo plazo.
    El autor es académico ExaTec y asesor de negocios internacionales radicado en China

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