Las consejas populares encierran verdades inapelables, confirmadas a través del paso del tiempo. Verismos que contienen sabiduría incontrastable, porque se funda en realidades que los pueblos han corroborado de manera objetiva durante generaciones.

    En esta entidad federativa su gente se caracteriza por ser amante de la hospitalidad y las actividades que realiza las hace con ahínco. Los sinaloense son fraternos por antonomasia, no regatean hacer el bien cuando se presenta la oportunidad, y lo hacen con creces, sin condiciones, esta es su característica psicología social, y esta bonhomía se les reconoce en el ámbito nacional y fuera de nuestras fronteras.

    No anotamos nada fuera de la realidad, su idiosincrasia lo demuestra. Desde que un forastero pisa tierra sinaloense, se topa con la actitud franca y solidaria de los pobladores de esta tierra tan singular, como pocas en el interior del esta gran Nación. Hay una tradicional leyenda que dice: “el visitante fuereño que toma agua de los ríos Humaya y Tamazula, jamás abandona Culiacán”. Los incontables casos sucedidos confirman esta leyenda popular, que por generaciones ha sido narrada por los culichis, tiene mucho de verdad.

    Las consejas populares encierran verdades inapelables, confirmadas a través del paso del tiempo. Verismos que contienen sabiduría incontrastable, porque se funda en realidades que los pueblos han corroborado de manera objetiva durante generaciones. Sinaloa tiene una larga historia y desde la Colonia ya poseía un rico pasado en la minería y era un destino notable en lo que se llamó la Ruta de la Plata. Ya en el Siglo 20 florecieron la agricultura y la pesca como dos pilares robustos de su economía. La agricultura, en especial, floreció tanto que no es gratuito que Sinaloa sea considerado hoy el granero de México.

    Son en realidad muchas las cosas que los sinaloenses pueden presumir de su progresista entidad. Los sinaloenses se enorgullecen porque con su esfuerzo diario contribuyen a engrandecer aún más su entidad, una de las más prósperas del país, poseedora de sus caudalosos 11 ríos, con tierras consideradas de las más fértiles en la geografía nacional, además de sus espléndidos litorales dedicados a la pesca y el turismo.

    En el futuro, esta entidad sin duda está llamada a convertirse en una de las entidades con mayor desarrollo. Cuenta con la producción de una amplia variedad de los productos básicos de la canasta alimentaria nacional; también, desde luego, en corto tiempo se va a ver favorecida cuando se termine el corredor de ferrocarril y carretero del Istmo de Tehuantepec, que conectará los dos océanos, y acercará Asia con las costas del este de México y Estados Unidos. Ese hecho va a contribuir de manera acelerada al desarrollo de Sinaloa por el lugar privilegiado de su ubicación geográfica.

    A partir del próximo 2023 vamos a comenzar a ver los efectos económicos en todo el país, pero especialmente en esta parte del Pacífico. Y no estamos elucubrando, nos atenemos a datos estadísticos, a proyecciones y estudios que tenemos a la mano y que nos permiten deducir las repercusiones económicas que se van a dar en el país y en el estado.

    Todas las obras emprendidas en el actual sexenio tienen el firme propósito de crear la infraestructura que México necesita para proyectar su desarrollo. Por parte del Presidente existe la voluntad de no dejar ninguna obra sin terminar, eso va a ser un distintivo más del presente régimen, y eso debería ser la norma. Porque ya sabemos los ciudadanos en el pasado no tan lejano la táctica de los gobernantes para profundizar la corrupción máxima era iniciar obras y dejarlas a medio empezar o a medio terminar, presentándolas en muchos casos con reporte de terminadas y hasta las inauguraban con bombo y platillo.

    No podemos negar la realidad. Sólo los nostálgicos del pasado no reconocen los avances que a ojos vista se están dando en el país. Pero, aunque esos comentaristas se empeñen, con sus “análisis”, sesgados de principio a fin, en echar lodo a todo lo que hace el buen gobierno democrático actual, ahí están las obras en marcha, sentando las bases de un país en progreso.

    El entusiasmo de los ciudadanos no es espontáneo, parte de una percepción objetiva de estar viviendo una nueva época en Sinaloa y en el país. Saben que con el futuro despegue económico este país, con un pueblo enorme y recursos naturales abundantes, se encamina a un desarrollo sostenido.

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!