Libros contra balas en Culiacán

15/11/2025 04:01
    Por todo esto no puede sino producir regocijo que en Culiacán la fiesta de los libros sea un intento de sentar las bases de una sociedad contra las balas

    ¿México sería distinto, Sinaloa sería diferente, Culiacán estaría en paz si se leyese mucho más? Es posible, si vemos la importancia del libro y, por lo tanto, de la lectura en la evolución de los pueblos en diferentes etapas de la humanidad.

    Los sumerios, en Mesopotamia, en lo que hoy es Irak y el norte de Siria, hace 4 mil años antes de Cristo inventaron, en tablillas de arcilla, los primeros libros que conoció la humanidad. En esa etapa histórica Mesopotamia constituía una de las civilizaciones más avanzadas del mundo. Si nos apresuramos a plantear una hipótesis de por qué los sumerios lograron construir una sociedad avanzada para su época, el libro, la lectura, el conocimiento, fueron probablemente tres creaciones societarias hermanadas que la hicieron posible.

    Mil años después, los egipcios, al margen del río Nilo, crearon los primeros libros escritos en papiros y con ellos poblaron en abundancia la biblioteca de Alejandría, una de las obras culturales más importantes de la historia humana, gracias a Alejandro Magno. Cuando se incendia y desaparece la biblioteca de Alejandría, Egipto se encontraba en el esplendor de la civilización más importante hasta entonces.

    Cuando se conoce el periodo de mayor creación filosófica de los griegos, en los siglos 5 y 4 antes de Cristo, las obras de Platón, Sócrates, Aristóteles, escritas en pergaminos, jugaron un papel fundamental para el desarrollo del conocimiento humano y de Grecia. Y desde ahí iluminarían al mundo. Cuando Gutenberg entre 1440 y 1455, con la invención de la imprenta crea los primeros textos en serie que haya conocido la humanidad, destacando la Biblia entre ellos, y se extiende como nunca la lectura en los países que siguieron la revolución religiosa y cultural de Lutero y Calvino, Europa Occidental- que, además se apropia de tres continentes- se convierte en la región más creativa y desarrollada del mundo a lo largo de cinco siglos.

    Los libros y la lectura en estas regiones del planeta no impidieron en su momento que hubiese constantes guerras bárbaras de conquista, esclavitud y oprobio, pero sí una evolución societaria de enorme significación para la historia humana.

    Con esta atrevida y más que brevísima síntesis de la relación del libro-lectura-conocimiento, queremos reforzar la idea de la enorme importancia que tienen los libros para el desarrollo de las sociedades. ¿Por qué?

    Según Global English Editing,( cito textualmente):

    Hay una serie de teorías científicas que respaldan que la lectura nos hace más inteligentes. Estas teorías científicas relacionan la lectura con la activación de ciertas áreas del cerebro que tienen que ver con la empatía, el aprendizaje, la memoria, la toma de decisiones, la autorreflexión, la comprensión, el aumento del vocabulario y habilidades verbales, y el retraso del envejecimiento mental.

    La lectura es una habilidad que adquiriste y que sigues desarrollando. Te ayuda a moverte por el mundo con mayor facilidad. La capacidad de leer otorga al lector no solo habilidades de vida necesarias y horas de disfrute literario, sino también una mayor capacidad intelectual y capacidad para desarrollar el cerebro.

    Un estudio de Mapeo del Cerebro Humano encontró que la lectura activa:

    – Corteza prefrontal medial: toma de decisiones y recuerdo de la memoria.

    – Corteza temporal lateral: asociación emocional y memoria visual.

    – Formación de hipocampo: procesamiento de memoria a largo plazo.

    – Lóbulo parietal inferior: comprensión de las emociones e interpretación de datos sensoriales.

    – Corteza cingulada posterior: recuerdo de la memoria episódica.

    Es, pues, evidente, que la importancia de la lectura es insustituible para el mejor desarrollo de las personas y las sociedades. Pero ¿qué tanto leemos los mexicanos y más en particular los sinaloenses?

    Las fuentes y metodología para medir los niveles de lectura de libros en el mundo son contradictorios, pero los más consistentes, entre ellas las que utiliza la UNESCO, nos revelan trágicamente que de 108 países medidos México ocupa el lugar 107, con un promedio de menos de dos libros leídos por persona al año, aunque otras metodologías nos conceden 5.4 libros en promedio. Mientras que los habitantes de India y China son los países que en el mundo le dedican más horas semanales a la lectura. Once horas y media el primero, diez horas y media el segundo.

    ¿Este hecho tendrá que ver que la India es una potencia emergente, y China, la superpotencia que amenaza desplazar a corto plazo a Estados Unidos de la hegemonía mundial? Mientras tanto, el Tío Sam ya no aparece entre los primeros países lectores y los asiáticos se han convertido en los estudiantes con mayores logros de las universidades estadounidenses. Éstas sí, aún las mejores del planeta.

    Por todo esto no puede sino producir regocijo que en Culiacán la fiesta de los libros sea un intento de sentar las bases de una sociedad contra las balas.