Líderes para la defensa de la libertad empresarial

31/05/2025 04:01
    Lo cierto es que la libertad de emprender está en riesgo y se está perdiendo, pero también se está perdiendo la libertad de asociación, de expresión, de pensamiento y del resto de los derechos humanos frente a un autoritarismo creciente y agobiante.

    Ante la pérdida de los distintos organismos ciudadanos que han sido eliminados o bloqueados constitucionalmente por los gobiernos morenistas, habría que hacer un inventario de los que aún subsisten, algunos porque así le conviene al Gobierno, otros porque todavía no les ha llegado la hora y algunos, porque no se tiene sustitutos claros.

    Así, por ejemplo, el sindicalismo prácticamente está sujeto a lo que dispongan la Presidente Sheinbaum o los gobernadores, lo que indica que la libertad de sindicalización también está cooptada; las organizaciones eclesiásticas solas se han neutralizado al decidir “no meterse en política”, sin percatarse que la política sí se mete con las iglesias y sus ministros; las universidades públicas dependen en casi 100 por ciento del presupuesto federal y estatal y muchos de los maestros, en buena medida tienen intereses políticos que los maniatan y el resto del magisterio de las universidades públicas ha sido pasivo, pues depende económicamente de sus ingresos como docentes; falta investigar más a los alumnos de estas universidades, a los que les ha faltado liderazgos independientes y atractivos por los cuales la comunidad estudiantil se entusiasme y los siga, en defensa de sus derechos actuales y futuros. Hay aquí un buen campo a explorar para buscar y promover líderes juveniles en lo que pudieran enfocarse las organizaciones ciudadanas independientes y los empresarios en general.

    Queda otro campo de acción, prácticamente inédito, que es el de las universidades y tecnológicos privados, cuyas autoridades, maestros, alumnos, padres de familia y sus incipientes organizaciones internas no han sido suficientemente estudiados en cuanto a sus posibilidades de liderazgos y capacidades de organización socio-política; una cosa sí es evidente: la mayoría de esas instituciones empresariales educativas han nacido, subsistido y crecido a pesar de tener que competir con las universidades públicas que son prácticamente gratuitas, y esto tiene el valor de la resiliencia, que pudiera encauzarse hacia la defensa del estado de derecho y de la libertad de educación.

    Están también las múltiples organizaciones de protesta por la inseguridad y las múltiples carencias de servicios públicos, mismas que también requieren apoyo y unidad en sus liderazgos.

    Todo lo anteriormente viene a cuento ante los comentarios de algunos de los lectores de esta columna, respecto a que si los empresarios y sus organizaciones se han quedado solos en la lucha por los derechos ciudadanos, la democracia y el estado de derecho, pero se puede decir que todavía hay mucha tela de dónde cortar y organizar, para lo cual “alguien” debiera tomar la iniciativa.

    Habría que aportar otra idea en cuanto a la búsqueda de organizaciones independientes y liderazgos en potencia, esto es, los colegios de profesionistas, muchos de los cuales actúan en forma independiente, aunque le temen al gobierno y sus amenazas, sin embargo, con el apoyo y respaldo de los organismos empresariales pudieran aportar liderazgo, ya sea en lo individual o con el respaldo de sus correspondientes colegios, muchos de cuyos integrantes tienen contactos cercanos con empresas y empresarios. Una vez más se requiere que alguien, directa o indirectamente, promueva, apoye y corra los riesgos necesarios.

    Lo cierto es que la libertad de emprender está en riesgo y se está perdiendo, pero también se está perdiendo la libertad de asociación, de expresión, de pensamiento y del resto de los derechos humanos frente a un autoritarismo creciente y agobiante. Se está llegando al momento en que sólo se cuente con dos alternativas: “o te resignas o te vas a otro país”, como le está pasando a Venezuela, cuyo éxodo ciudadano ha sido dramático, porque la mayoría de los que han salido de su país se han ido prácticamente a “mendigar” y a sufrir todo tipo de carencias. Esto mismo le pasó ya a Cuba y le está pasando a México, de donde emigran, tal vez, los mejores ciudadanos, los que sí están dispuestos a correr los riesgos por “un mejor futuro”, aunque este sea incierto.

    Hay que considerar que todavía hay algo de tiempo para actuar pues, como dijo el ingeniero Cesar Leal en su libro: “Todavía quedan los rescoldos”, que alguien pudiera avivar, tal vez el sector empresarial.