|
"OPINIÓN"

"Los funcionarios de la Universidad-partido"

""
27/11/2016 07:54

    El viernes pasado la Doctora Olga García Rendón, Secretaria Académica de la UAS en la zona sur, publica una carta al lector donde reacciona mal ante mi artículo El PAS, la Universidad y el Horario de Verano, publicado el domingo pasado (http://beta.noroeste.com.mx/publicaciones/opinion/pel-pas-la-universidadp-97259), y digo reacciona mal, porque el texto de marras no está referido a ella sino a un tema fundamental que es la coacción de estudiantes preparatorianos para sacar adelante las iniciativas, eso sí, de su partido, el PAS, del que fue candidata a la Alcaldía de Mazatlán.

    Lamentablemente para el PAS, el Noticiero Altavoz publicó una investigación periodística que dejó al descubierto la contribución que hicieron estudiantes coaccionados en la recolección de las 262 mil 876 firmas y que sirvieron para presentar ante el Senado de la República como iniciativa legítima una solicitud de cambio del horario de verano.

    Primero. Mi artículo no tiene otro propósito que no sea contribuir al debate de lo que es un secreto a voces: La actividad ilegal del PAS en la UAS. Para ello transcribimos con las comillas correspondientes, el copia y pega que descalifica equivocadamente la doctora, una información periodísticamente valiosa publicada en el Portal: (Noticieroaltavoz.com, 10 de noviembre de 2016, http://www.noticieroaltavoz.com/?p=353879), en donde la persona que entrevistó a padres de familia y a la doctora García Rendón, pudo documentar los hechos y la opinión de la mencionada funcionaria universitaria sobre esta actividad absolutamente ilegal, que lesiona notoriamente la autonomía universitaria.

    En la réplica no se niega esa entrevista, ni sus afirmaciones registradas, que seguramente obran en una grabación. Quiere decir que la funcionaria sigue considerando correcta la coacción partidaria de estudiantes y, si fuera respetuosa de la autonomía universitaria, estaría obligada a renunciar al cargo, pero para ello se necesita un mínimo de dignidad. Así que a ella solo le provoca molestia lo que se reproduce en Noroeste y exhibe nuevamente la infamia.

    Quizá la costumbre del control y la impunidad en estos actos antiuniversitarios le hace perder la perspectiva de la saludable distancia que deben tener los partidos en la gestión de las universidades públicas. Esas instituciones tienen sus espacios establecidos en la ley general de partidos.

    Segundo. Mis críticas al cuenismo son anteriores a la aparición del PAS en 2013, como obra en los archivos de Noroeste y Riodoce, por lo tanto son de antes y después de mi jubilación en noviembre de aquel año. Cierto, y no es nada irregular que hayan solicitado a mi favor continuar mi carrera académica en la Universidad acogiéndose a un acuerdo del Consejo Universitario que consistía en retener a todos aquellos profesores miembros del SNI, en edad de jubilación, y modestamente soy nivel II, o sea, uno de una docena entre miles de profesores. La razón es muy sencilla: técnicamente los miembros del SNI son el mayor capital humano que tienen las universidades y son indispensables para los procesos de certificación de calidad y garantía de mayores recursos.

    Desafortunadamente la administración central lo ha transformado en una prerrogativa discrecional para los más cómodos, favoreciendo de esta manera la descapitalización de su personal académico. En mi caso el Rector rechazó peticiones formales de retención del doctor Jorge Figueroa Cancino, director de la Faciso, quien solicitó por escrito mi retención al igual que la doctora Roxana Loubet, coordinadora de la Maestría en Ciencias Sociales, y no solo ellos también, el doctor Gerardo López Cervantes, entonces director del Programa de Doctorado en Ciencias Sociales. Los movía el interés académico de tener mayores oportunidades para que sus programas académicos fueran certificados.

    Sin embargo, pese la contundencia de los argumentos académicos, la respuesta del Rector Juan Eulogio Guerra Liera fue terminante: “el que se jubila se jubila”, lo cual no es muy cierto, pues son conocidos casos de recontratación, no de retención, que es algo muy diferente, pues no significa otro contrato de tiempo completo, que por cierto secretaria académica, la legislación no lo permite.

    Tercero. El problema del PAS es que actúa como dueño de la institución. Pone a sus miembros en cargos de dirección y desde ahí coacciona y moviliza profesores, trabajadores y estudiantes. Esta práctica vergonzosa ha significado daños mayores a la Casa Rosalina y ya afectó generaciones completas. Y es que sumada a la descapitalización en su personal académico instaló el miedo y el arribismo a través de sus comisarios políticos. Ahora, muchos ven en el PAS la posibilidad de acceder a una plaza académica superando el filtro partidario, incluso a un cargo público. No voy a hablar de los indicadores académicos por la brevedad del espacio, solo diré que no es lo que informa el Rector, incluso la mentira podría llegar tan alto que está en duda la veracidad del currículum vitae presentado por el hoy Rector ante la Comisión de Postulación (Veáse entrevista al doctor Guillermo Ibarra en Noroeste Noticias).

    Cuarto. Los universitarios debemos discutir argumentos, razones, no calificativos o calumnias. Pero cada quien tiene sus alcances y opciones. Solo abogo por mi paso de 36 años en la UAS, demostrando que no soy lo que afirma la réplica y el periodismo mercenario. Además, de ser docente durante este largo periodo, tengo el reconocimiento del SNI desde 1997 y mantuve el Perfil Promep hasta que salí de la institución, publique 16 libros con sellos editoriales nacionales e internacionales, y decenas de artículos académicos, cientos de artículos de divulgación y opinión, docente, e investigador visitante en varias universidades españolas y conferencista en universidades, colegios de profesionales, partidos, he titulado doctores y maestros dentro y fuera de la UAS, y he recibido premios y reconocimientos públicos, entre ellos el desaparecido Universitario de Periodismo que otorgaba atinadamente la UAS, y además de Noroeste colaboró con otros medios nacionales y extranjeros. En todos esos aportes no solo reconocí sino que exalté mi pertenencia a la UAS (eso no les gusta a algunos cuenistas y no cuenistas mediocres, pero así es la condición humana).

    Cinco. García Rendón afirma que tuve largas ausencias en la UAS. No dice que fue porque estudié la maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, lo que significó salir de mi zona de confort y arriesgar con la familia. Nada que ver con la opción respetable de muchos que decidieron quedarse y estudiar en “posgrados patito” para ganar más y desde ahí muchos han llegado a altos cargos y ahora a los políticos. Pero pregunto, ¿dónde está su obra? La de la doctora, por ejemplo.

    En definitiva, la carta de García Rendón va contra el mensajero, no cuestiona lo sustantivo de la publicación de Altavoz, menos toma postura (¿cómo?) ante el sometimiento de la UAS a los intereses de su partido, y más preciso a su líder, al que muchos le rinden caravanas siempre que hay oportunidad.

    Insisto, este debate por la Universidad no es personal, ni siquiera con Héctor Melesio, es la voluntad de retribuir a la UAS y exigir que el PAS deje de utilizar a la institución, a sus profesores y estudiantes.