Los hijos de Emilia Pérez: una cinta polémica

EL OCTAVO DÍA
12/01/2025 04:02
    ‘Emilia Pérez’ es el equivalente a una versión moderna de ‘Los hijos de Sánchez’... libro y película que causaron gran revuelo en el México de los 60/70 y hoy solo los antropólogos recuerdan.

    A los que somos ya viejos y hemos visto a la historia repetirse, la rumorología actual de la cinta Emilia Pérez nos recuerdo hechos similares de hace cincuenta o más años.

    Si, hoy se discute por incómoda e irreal una película musical de un director francés donde el tema es un civil armado, con poder fuera de la ley, que desea cambiar de sexo y hacer el bien. Además de tratar con demasiada ligereza el tema de la inseguridad social y las desapariciones?

    ¿Es complicado el concepto para los que tenemos de esa cerca esa realidad?

    Claro que sí, a más de un mexicano le tiene intrigado esta fantasmagoría que recuerda a esas falsas películas de cowboys donde supuestas mujeres indígenas mexicanas bailan flamenco o hablan español pocho.

    Y Emilia Pérez acaba de ser galardonada con generosidad en los Globos de Oro, antesala del Óscar y el boom económico de cines y plataformas.

    Hoy, en la tragedia social incesante que es la violencia en México, que se pongan a hacer una “comedia musical” con el tema suena como una falta de sensibilidad.

    ¿En verdad los productores franceses de esa película mantendrían los arrestos necesarios para hacer un filme similar, en un tono light idéntico, sobre la masacre parisina del Bataclán, por ejemplo, y las pugnas de las mafias argelinas, además de los fundamentalismo que quizás provocaron el incendio de Notre Dame?

    “Emilia Pérez” es el equivalente a una versión moderna de “Los hijos de Sánchez”... libro y película que causaron gran revuelo en el México de los 60/70 y hoy solo los antropólogos recuerdan.

    Ofendió a unos y abrió los ojos a otros. Fue un caso polémico incluso entre sus defensores.

    El libro fue declarado más una crónica novelada que un estudio por algunos antropólogos serios. Para ellos, se clavaba más en narrar la vida de un patriarca de vecindad que en un estudio social con investigaciones, cifras y muestras hemerográficas.

    Los hijos de Sánchez encaró la mitología de la Revolución Mexicana que, 50 años después, mantenía en peor situación a las campesinos, carne de cañón en mítines y elecciones, supuestos hijos privilegiados del régimen.

    Jorge Ibargüengoitia, a quien se le propuso traducir el libro al español, hizo una traducción muy sencilla que fue rechazada por Lewis quien, a decir del guanajuatense, quería una versión más “poética”. Y es que texto en inglés, con gran lirismo, narra el mundo de la pobreza y el abuso familiar, temas que Oscar Lewis antes trabajó en la India, apoyado por un amplio equipo de apoyo etnográfico.

    Ese libro de Lewis provocó el despido de Arnaldo Orfila del Fondo de Cultura Económica, quien después fundaría la editorial Siglo XXI. Todo ocurrió a pesar de las cartas firmadas por Juan Rulfo y Carlos Fuentes, quien hasta hizo un ensayo que luego añadiría en su libro “Tiempo mexicano”.

    La película, que se hizo mucho después que el libro, (1977) es un buen ejemplo de cómo el cine norteamericano tiende indistintamente a meter en el mismo cajón de sastre de “lo latino” a lo mexicano, lo puertorriqueño, lo cubano, lo español y hasta lo italiano.

    Además, la extraña música de jazz que eligieron para acompañarla, totalmente fuera de lugar del espectro urbano de la nueva Tenochtitlán. Muy buena y emblemática de la época, pero no le quedaba a esas tomas de las vecindades y ciudades perdidas de las afuera el llanto del saxofón de Chuck Mangione.

    Para esos productores de cine, amantes de la simplificación y del estereotipo, no hay diferencia. La película bullía de contradicciones y acentos, como escuchar a Anthony Quinn, padre de familia de una vecindad del DF, hablando siempre en inglés con su hija Lupita Ferrer, venezolana en la vida real.

    Todavía en los 90 se mantuvo la queja de que en ese cine, supuestamente progresivo y con sentido social, se confundían los lenguajes y acentos. Hay películas como “Un paseo por las nubes” que son una capirotada de culturas.

    Los más ofendidos fueron los políticos de “El milagro mexicano”. Y el libro había sido publicado por el Fondo de Cultura Económica, la orgullosa casa editorial del gobierno.

    Véala usted y forme su criterio. Quizás no llegue al guiñolesco final.

    Creer que este musical es realista es como darle categoría de catequesis a “Jesucristo Superstrella”.

    Hoy, los personajes de “Emilia Pérez” son una versión forzada de lo que serían los nietos de “Los hijos de Sánchez”. Pero tenemos la esperanza de que Emilia Pérez ya no tenga descendientes.