Los movimientos estudiantiles en la UAS y en México

ENTRE COLUMNAS
03/11/2025 04:01
    Estudiantes cansados de estructuras rígidas y decisiones tomadas desde las cúpulas universitarias han salido a las calles, a los medios y a las redes sociales para dejar claro que la autonomía universitaria no debe continuar siendo sinónimo de control político

    Las manifestaciones recientes de estudiantes de la Universidad Autónoma de Sinaloa no son un episodio aislado ni pasajero. Lo que inició como una exigencia de elecciones transparentes y mayor representación estudiantil en la Facultad de Ciencia Política de Los Mochis y en la Facultad de Psicología en Culiacán, se ha ido extendiendo a diversas preparatorias y unidades académicas en todo el estado.

    Estudiantes cansados de estructuras rígidas y decisiones tomadas desde las cúpulas universitarias han salido a las calles, a los medios y a las redes sociales para dejar claro que la autonomía universitaria no debe continuar siendo sinónimo de control político.

    Este nuevo impulso estudiantil en la UAS se inscribe en un contexto nacional. A lo largo del país, 2025 ha traído un resurgimiento del espíritu crítico universitario. En la UNAM, el reclamo se centra en comedores accesibles y seguridad en los campus; en el IPN, en mejores condiciones de transporte; mientras que en Oaxaca y Guadalajara se movilizan por presupuestos dignos y uso responsable de los recursos públicos.

    Un referente destacado es el movimiento de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), donde miles de jóvenes encabezaron un paro general en abril. Sus demandas fueron claras: democratización en la elección de autoridades, rendición de cuentas y fin de las prácticas autoritarias. Lo que parecía un malestar aislado se convirtió en un movimiento amplio que obligó a replantear el rumbo institucional.

    Todas estas expresiones responden a un mismo pulso: el deseo de que la universidad siga siendo un espacio donde pensar, disentir y transformar resulte no solo posible, sino necesario.

    En Sinaloa, lo más notable ha sido la madurez del debate. Las y los estudiantes no solo protestan, sino argumentan, documentan, dialogan. Tal como en la UAEMex, en la UAS se exige transparencia en las elecciones, rendición de cuentas y una reforma profunda que destierre los vicios del clientelismo.

    Estos jóvenes no piden intermediarios, se representan a sí mismos. Organizan asambleas abiertas, elaboran manifiestos colectivos, crean comisiones y comunican en vivo lo que ocurre. Su capacidad de coordinación rompe con la imagen de apatía generacional que algunos sectores insisten en mantener.

    El despertar universitario de este año deja una lección evidente: que la universidad sigue siendo uno de los pocos espacios donde la voz juvenil posee fuerza política y autoridad moral. Y es que, no luchan por privilegios ni cuotas de poder; luchan por rescatar el sentido original de la educación pública como proyecto de futuro, justicia y libertad.

    Si escuchamos con atención lo que expresan los estudiantes desde la UAS, la UdeG, IPN o la UNAM, encontraremos coincidencias: no buscan destruir, sino construir una universidad que los escuche, los incluya y los respete. Y cuando las y los jóvenes se organizan, las estructuras tiemblan porque la historia vuelve a ponerse en movimiento.

    Es cuanto...