Loza bajo ataque: defender al defensor
Colapsar a la CEDH, ¿trofeo de guerra?

OBSERVATORIO
02/07/2025 04:02
    La burda acometida contra Loza y la CEDH necesita, por supuesto, de recursos económicos, estructura operativa y avales desde el poder. Constituiría ingenuidad la acción de creer que la maquinaria que se activa en la quimera de removerlo está exenta de manos negras que mecen la cuna de la inquina, intereses aviesos de índole fáctico o político que van a contracorriente de la ilusión colectiva por la paz y la civilidad, atizándole a la lumbre que hoy convierte en cenizas la indispensable constitucionalidad.

    A río revuelto por la actual situación de narcoguerra en Sinaloa donde los violentos avanzan en demoler el edificio de las garantías constitucionales, se ha desatado una campaña de ataques contra el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, el profesor Óscar Loza Ochoa, por parte de personas, grupos e instituciones que por más que sean o por cuantiosos los apoyos sórdidos que les dispensen, no lograrán mancharle ni una pluma al luchador social que toda la vida ha estado al lado de los indefensos, nunca exento de peligros y obstáculos.

    Aparte de pretender tumbar el acto soberano del 31 de enero de 2025 cuando el Congreso del Estado designó con suficiente legitimidad al frente de la CEDH al más persistente activista aliado de las causas sociales que haya tenido Sinaloa, la agresiva minoría obstaculiza el desarrollo de la función de la institución, precisamente en el contexto en que más necesitan de la Comisión los miles de víctimas de la jornada de barbarie que inició el 9 de septiembre de 2024.

    Se trata del exabrupto colosal cuya propuesta de descarrilar al órgano garante de los derechos humanos se agrega al bufido criminal y su larga y terrible capacidad para amedrentar a los sinaloenses pacíficos. En ningún otro lugar o circunstancia, a no ser en Sinaloa y la disputa de territorios y negocios entre narcos, podría emerger la abominación de anular al ente protector de las evicciones que establece la Carta Magna, planteamiento tan desequilibrado como estridente.

    El acoso atroz, persiguiendo a Loza al lugar que vaya, obstruyéndole la atención a actividades propias del cargo, difamándolo por las redes sociales, boicoteándole las muestras ciudadanas de apoyo a su gestión, atacando su integridad moral y colocándolo en riesgo de agresiones físicas, le dan forma a la contradicción donde el defensor de los derechos humanos recibe la embestida de quienes utilizan la argucia de decirse víctimas y en la realidad actúan como victimarios.

    La burda acometida contra Loza y la CEDH necesita, por supuesto, de recursos económicos, estructura operativa y avales desde el poder. Constituiría ingenuidad la acción de creer que la maquinaria que se activa en la quimera de removerlo está exenta de manos negras que mecen la cuna de la inquina, intereses aviesos de índole fáctico o político que van a contracorriente de la ilusión colectiva por la paz y la civilidad, atizándole a la lumbre que hoy convierte en cenizas la indispensable constitucionalidad.

    Si bien es cierto que se trata de cinceles de saliva que procuran socavar pedestales de bronce, por la endeble catadura de los golpistas y la enorme dimensión del agraviado, la campaña sucia contra Loza y la CEDH es un asunto de gobernabilidad y debiera el Mandatario estatal, Rubén Rocha Moya, dar el golpe sobre la mesa en previsión de que le adicionen inestabilidad a Sinaloa. El sobrecalentamiento de la entidad por la confrontación en el Cártel de Sinaloa para nada necesita de petardos que al tronar en la confusión son también onomatopeyas de guerra.

    ¿Quién está detrás del asalto a la CEDH cuya particularísima motivación puede ser la de aprovechar la crisis de la seguridad pública para ensayar la abolición del único escudo protector del que dispone la sociedad civil? ¿Hasta dónde quieren llegar los que le apuestan a la intriga como sustitución de la labor legislativa para poner al mejor perfil en el timón de órganos autónomos? Les corresponde esclarecerlo al Secretario General de Gobierno, Feliciano Castro; a la Fiscal General del Estado, Claudia Zulema Sánchez Kondo; y en el Congreso del Estado a la Diputada María Teresa Guerra, presidenta de la Junta de Coordinación Política.

    Hemos llegado a la aberración en Sinaloa de que sea la sociedad civil la que deba salir a defender al defensor de los derechos humanos. De advertirles a quienes corresponda que los hacemos responsables de cualquier agresión que sufra el profe Loza en la atmósfera enrarecida donde los ciudadanos, sobre todo los que realizan activismo en protección de los más vulnerables, están en la mira de las armas que esparcen fuego y plomo indiscriminadamente.

    Y sí. Como siempre hemos sido tanta sociedad como se necesite para defender lo que en verdad vale la pena, esta vez no será la excepción.

    Reverso

    Más le agrega al desgarriate,

    De esta guerra en Sinaloa,

    La camarilla del disparate,

    Que agrede a Loza Ochoa.

    Enemigo en casa

    Mientras el Gobernador Rubén Rocha Moya empuña la bandera blanca de la paz para que la inversión extranjera se anime a venir a Sinaloa, como lo logró en el caso del inicio de la construcción de la planta de Mexinol Pacífico, que con una inversión de 3 mil 300 millones de dólares producirá metanol verde en Topolobampo y que será la empresa más grande en el ramo del mundo, algunos de sus colaboradores andan con el hacha de guerra en la mano buscando qué infiernito le agregan al de por sí tremendo averno que es la narcoguerra. Para eso de armar conflictos pues ahí está la Oposición, sin necesidad de que al jefe del Ejecutivo estatal tenga que apagar fuegos amigos que lo distraen de la función primordial que es fortalecer la gobernabilidad.