La palabra maestro proviene del vocablo latino magister, que significa el más grande (del adverbio magis). Sin embargo, el término no solamente refleja que alguien sea un erudito que se las sabe de todas... todas, sino un sabio que no ha perdido el ansia de conocer y aprender más.
En otras palabras, al hablar de maestro no queremos referirnos exclusivamente a quien tiene el grado académico y domina una cierta especialidad como tal, sino a quien se ha superado a sí mismo y ha evolucionado satisfactoriamente en su persona, en su ser y en su quehacer.
Por eso, el filósofo Bertrand Russell precisó: “Uno de los defectos de la educación superior moderna es que se ha convertido en un puro entrenamiento para adquirir ciertas habilidades y cada vez se preocupa menos de ensanchar la mente y el corazón mediante el examen imparcial del mundo”.
En el terreno de la música, también es normal que a un director de orquesta o a un músico experimentado se les llame maestro. De hecho, hoy queremos referirnos a la última película de Bradley Cooper titulada con ese nombre, que se estrenará en Netflix este miércoles 20 de diciembre (el estreno oficial fue el 2 de septiembre), la cual trata de la vida del director de orquesta Leonard Berstein y su relación con su esposa Felicia Montealegre. En la producción también participaron junto con Cooper, Martin Scorsese y Steven Spielberg.
La película ha recibido muchos elogios y, a la vez, bastantes críticas. Sin embargo, no es fácil encarnar la figura emblemática de Berstein, famoso por su conocido musical West side story (Amor sin barreras), además de su obertura Candide. Para interpretarlo, Copper dedicó seis años a estudiar dirección de orquesta, sobre todo la música de Mahler.
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