"Malandros en motos que nadie ve. De punteros del narco a ladrones"
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OBSERVATORIO
16/01/2019 07:17
Cuando la Fiscalía General del Estado tenga sistematizada la información de cuántos delitos se cometen por maleantes que viajan en motocicletas, el dato resultará revelador de cómo este medio de transporte utilizado para proteger las rutas del narcomenudeo en Sinaloa pasó a ser el preferido de criminales de todo tipo que viajan sobre dos ruedas.
Es real que en sectores de Culiacán, como algunos sitios de Barrancos, Santa Fe, Guadalupe Victoria y otras colonias densamente pobladas, y en zonas específicas de Mazatlán, entre las que destacan puntos de El Toreo, Rincón de Urías, López Mateos y Valles del Ejido, desde donde se opera la distribución de drogas en pequeña escala, la población entra en pánico al sentirse seguida o ver que se le emparejan una o más motocicletas.
El problema trae consigo el reto a las autoridades y no es ficción señalar que poseen capacidad de maniobra para reaccionar ante posibles operativos. El 25 de mayo de 2018 un grupo armado recuperó violentamente dos motocicletas que agentes de tránsito aseguraron en un retén instalado en el sector Stase. Tampoco es invención afirmar que los motomalandros celebran convenciones anuales en un ritual de convivencia y desafío.
Estadísticas de la Ciudad de México exponen que en cinco de cada diez delitos interviene la motocicleta como transporte de la parte agresora. La posibilidad de escabullirse es mayor y la vigilancia oficial poco interés pone en dichas unidades que se desplazan a altas velocidades. Por ejemplo, el reciente 3 de diciembre desde una moto asesinaron en Coyoacán al abogado Jesús Vallejo, quien defendió al ex Gobernador Mario Villanueva, a la francesa Florence Cassez y al criminal Miguel Treviño, el Z-40.
Aparte de ensordecedor, el ruido de estas se ha convertido en alarido de bestias violentas que desde esos vehículos empuñan armas de todos calibres contra víctimas que son despojadas de vehículos, dinero y otras cosas de valor. Siempre, sin margen de error, escapan en la sospechosa ausencia policiaca y se disponen impunes al siguiente atraco.
Actúan en serie, en coordinación y con bastante margen de movilidad. Más allá de que transitar en motocicletas se ha convertido en actos urbanos suicidas que desafían al tránsito vehicular, este tipo de delincuencia motorizada se da el lujo de seguir a aquellos que pone en la mira y esperar con paciencia a que se coloquen en situación de indefensión. Enseguida ataca.
Además se quedaron con la logística del crimen organizado al vigilar coordinadamente los sectores en que actúan, para darse información entre sí sobre la presencia o ausencia de policías, hallando indefensas a sus presas, mayoritariamente mujeres que conducen un automóvil, atienden un abarrote, salen de un cajero automático o andan con sus bolsos de mano en las calles.
Prácticamente en todas las colonias populares de las ciudades sinaloenses el excesivo movimiento de personas en motos esconde a delincuentes que de punteros del narcotráfico pasaron a ocuparse, por cuenta propia, en el lucrativo negocio del robo. El casco protege identidades, el medio de transporte facilita la escapatoria y la imposibilidad de identificar las unidades entorpece el castigo al delito.
Esa confabulación de factores, casco, velocidad y desemplacado, los pone en superioridad frente a la vulnerabilidad ciudadana y la negligencia policial. Bajo la posibilidad infalible de que detrás de los asaltantes esté la complicidad del gobierno, los afectados se abstienen de denunciar, a no ser que tengan asegurados sus automotores y requieran la fe ministerial para cobrar las pólizas.
Por alguna razón las corporaciones policiacas y la vigilancia militar tienen descuidado al creciente segmento que se mueve en motocicleta. La gente sospecha que es por complicidad tal vez no del Ejército pero sí de las policías preventivas. Es verdad que la mayoría de los que se movilizan por ese medio de transporte es gente pacífica, pero la sospecha no es de personas sino del vehículo como modus operandi.
Reverso
Para colmo de la mala suerte,
Ese bramido inquieta,
Al saber que ahora la muerte,
Viaja en motocicleta.
Pasarela e inquisición
Nadie como el Secretario de Obras Públicas del Gobierno del Estado, Osbaldo López Angulo, para abrir hoy la ronda de comparecencias que sentará a 19 integrantes del Gabinete de Quirino Ordaz en el banquillo legislativo. Se trata de la dependencia más cuestionada por sospechas de corrupción y solo falta ver si los diputados se prepararon para aprovechar estas presencias o saldrán con preguntitas a modo de domingo siete.