Marcelo no se quedará

    Los reclamos del ex Canciller y ex Jefe de Gobierno capitalino, nos hace pensar que conoce los números, está tensando la cuerda previo al resultado oficial para tomar una definición que apunta, según algunos, a la salida del movimiento

    Según Marcelo Ebrard, las encuestas en Morena terminarán definiéndolo a él o Claudia Sheinbaum como los favoritos para la sucesión presidencial. “Solo hay dos opciones: es Claudia o soy yo” dijo en tono amenazante mientras reclamaba airadamente los “acarreos monumentales” y el “despilfarro” en los que ha caído su contrincante en la carrera de las “corcholatas”.

    Llamó al líder de su partido, Mario Delgado, a “dejar de simular” y exigió que el mecanismo de las encuestas sea transparente. Con el mismo tono de reproche se lanzó contra Ariadna Montiel, titular de la Secretaría del Bienestar a quien acusó de ser una promotora abierta de las aspiraciones de Sheinbaum, rompiendo con ello las reglas y el espíritu de equidad en la contienda interna.

    Según el procedimiento morenista, las empresas que tendrán la difícil tarea de encuestar y realizar los estudios demoscópicos para la sucesión presidencial se designarán por un sorteo. Cada “corcholata” propuso dos casas encuestadoras para que en total realicen cuatro encuestas espejo, es decir, que bajo un mismo cuestionario hagan lo pertinente para determinar, según la opinión popular, el nombre del candidato (a) oficialista.

    Heidi Osuna, directora de la prestigiada casa encuestadora Enkoll me compartía ayer por la tarde el más reciente estudio de los presidenciables en Morena. La encuesta presidencial aun despedía el humillo del pan recién horneado, o el vaho de café al salir de la cafetera. Los números son contundentes e ilustrativos, Marcelo no tenía de otra: o arremetía con fiereza, o sucumbía en su aspiración.

    Marcelo es el más conocido de las corcholatas, el 71 por ciento de los mexicanos lo reconoce, mientras que Claudia le sigue de cerca con un 69 por ciento. Monreal, Adán Augusto, Noroña y Velasco lejanos están del 50 por ciento. La opinión de los electores sobre los aspirantes es parte fundamental de lo que se buscará encuestar, y en ese rubro, Claudia con 72 por ciento le gana a Marcelo con 64 por ciento en las opiniones positivas.

    Según la encuesta, independientemente de la simpatía con partidos políticos, los electores prefieren a Claudia Sheinbaum como candidata de Morena a la Presidencia de la República. 44 por ciento de las preferencias tiene la aspirante, mientras que Marcelo en un lejano segundo lugar llega al 28 por ciento. Muy lejos están Adán Augusto con 13 por ciento, Gerardo Fernández Noroña con 7 por ciento, Monreal y Manuel Velasco empatados en el sótano con apenas el 4 por ciento. Esto está definido y Marcelo lo sabe.

    Los reclamos del ex Canciller y ex Jefe de Gobierno capitalino, nos hace pensar que conoce los números, está tensando la cuerda previo al resultado oficial para tomar una definición que apunta, según algunos, a la salida del movimiento. “Nos estamos jugando muchísimo, en mi caso una carrera de 42 años” dijo reflexivo, al tiempo que aseguraba no ser “traidor”.

    De seguir las cosas por este camino, Marcelo no se quedará a ver el abanderamiento de Claudia en Morena, tendrá ofertas en Movimiento Ciudadano y los partidos de oposición para integrarse a sus filas. De entrada, con los números que arroja la encuesta, Marcelo es mucho más rentable electoralmente que cualquiera de los opositores incluyendo a Xóchitl Gálvez. Si lo fichan los naranjas lo harán para ungirlo candidato, en el PAN, PRI y PRD no hay nada que ofrecerle, nada que por motu propio no pueda conseguir en Morena.

    La otra opción para Ebrard es el retiro, asumir la derrota en Morena y preparar un exilio académico en Europa, apagar los micrófonos y volverse perdedizo después del 6 de septiembre para no ser factor de división o encono. Marcelo sabe jugar con el tablero, Manuel Camacho Solís le enseñó que en esto nunca se pierde del todo y que un gran valor en la política, es ser útil al sistema hasta en las jugadas menos predecibles e inesperadas. Marcelo nunca traicionará al Presidente, porque en tantos años de político, aprendió de todo menos a comer lumbre. Luego le seguimos.

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