Mazatlán resiste, pero no aguanta más
Tour de Francia y la carrera por la paz

OBSERVATORIO
10/11/2025 04:02
    Mazatlán en realidad muere poco a poco en cuestión económica porque la industria sin chimeneas no hace negocio sino labor de resistencia.

    A Mazatlán le está resultando muy difícil sostenerse como el lugar preferido del turismo nacional a pesar de eventos como la etapa de la cual fue sede ayer del Tour de France 2025, porque el esfuerzo para reposicionarlo es menor a la acción de la delincuencia por presentarlo como un peligro para los visitantes y, aparte, el Gobierno federal omite el operativo regional de seguridad pública que haga sentir protegidos a paseantes que hoy deciden, por miedo, pausar sus itinerarios vacacionales.

    Es decir, a la persistencia del Gobernador Rubén Rocha Moya y la Alcaldesa Estrella Palacios Domínguez, que logra un evento que proyecta a Mazatlán internacionalmente, le resta efectividad la imagen cada vez más negativa que se percibe desde fuera del estado, en esa desigual medición de fuerzas en la cual las autoridades estatales y federales no logran instalarse por encima de la narrativa atroz que implanta el crimen organizado.

    Mazatlán en realidad muere poco a poco en cuestión económica porque la industria sin chimeneas no hace negocio sino labor de resistencia. Los hoteles han cerrado pisos completos de habitaciones, reduciendo la fuerza laboral, ahorrando lo que pueden en agua, electricidad y mantenimiento, a la vez que los atractivos icónicos del puerto como el Gran Acuario, el Parque Central, el Centro Histórico, la deliciosa gastronomía y el menú de diversiones entero agonizan al mismo ritmo marcado por las armas de la delincuencia.

    Mazatlán es una sociedad que sufre la agonía dolorosa, pausada, por las víctimas de la violencia que son los ciudadanos pacíficos inmolados y desaparecidos, así sean lugareños o turistas. Perecen lentamente por el flagelo criminal los medios de subsistencia familiar, los modestos o pequeños esfuerzos comerciales, las torres condominales que de majestuosas transmutan a sombrías. La tribulación de ver desfilar a tantos militares y policías, mientras los sicarios se movilizan esparciendo horror por doquier.

    Por ello, lo que significó el domingo la dignificante fiesta de L’Etape Mazatlán By Tour de France 2025, que restableció la vida turística desde el Paseo Claussen hasta Cerritos, denota el brío de los ciclistas por colocarse a la cabeza del contingente, que también es el carácter y atrevimientos que deben mostrar los gobiernos estatal y municipal con tal de ganar la carrera contra la incivilidad reinante. Que nadie ni nada se interponga en la ruta cívica que recobre a Sinaloa para vivirlo.

    Sin duda los mazatlecos y los turistas tienen razón y debe ser tanto el miedo a retomar la vida ordinaria que sacrifican los lugareños el potencial hospitalario como puntal de la economía familiar, y renuncian los visitantes de estados como Durango, Tamaulipas, Zacatecas, Nayarit y Jalisco a recorrer la ruta terrestre para llegar al paraíso de sol y arena que tanto les subyuga. Qué indispensable resulta hacer posible que emanen libres sin baches de preocupación a manera de barricadas en sus caminos.

    En defensa de todos ellos y en salvaguarda de uno de los principales polos de la economía sinaloense, tanto los gobiernos de Rubén Rocha y de Estrella Palacios, como los mazatlecos en sus sectores social y económico, están emplazados a unir esfuerzos para recuperar a la Perla del Pacífico como páramo de paz y prosperidad. Hacerles entender a la Presidenta Claudia Sheinbaum y su Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, que ya no queremos visitas donde nos traigan partes de guerra con la barbarie matizada como lucha ganada al hampa.

    Lo que le urge a Sinaloa es que haya señales nítidas y confiables de que la seguridad pública sea restablecida, ya, en sus componentes de legalidad, tranquilidad y gobernabilidad. Que la fuerza pública federal y la de los estados garanticen el flujo pacífico por las carreteras y que nadie, sea paisano o turista, se halle entre garras de la delincuencia que despedazan el derecho humano de vivir en paz.

    La gala deportiva de ayer en Mazatlán es ejemplo de cómo podemos hacer bien las cosas sin el contraste de gente solazándose por la fiesta y el calvario de familias que buscan sin encontrar a sus seres amados. La contradicción de bicicletas que a toda velocidad traen algo de esperanza, y de gobiernos que con pasmosa lentitud alcanzan algunos resultados en el combate de la violencia y enseguida viene el narco a reimplantar sus atrocidades.

    Reverso

    Así nos demuestran los ciclistas,

    Que juntos podemos pedalear,

    Para que nativos y turistas

    A Mazatlán logremos rescatar.

    La FIL de Culiacán

    Necesitamos, nos urge, la conversación que reivindique la verdadera esencia de Sinaloa y hoy iniciará la Feria Internacional del Libro en Culiacán cediéndole la estafeta de construcción de paz a escritores y lectores para que le presenten a Sinaloa, México y el Mundo la faceta de cultura y educación que hace de la civilidad el rostro auténtico de la tierra de los tres ríos. Abrámonos a que del 10 al 17 de noviembre escribamos al unísono la fabulosa leyenda del pueblo que produce alimentos, arte, talentos y fraternidad. A través de las letras como carta de presentación pongámonos la etiqueta indeleble en la cual a manera de pipas de la paz sean la tambora, aguachile, chilorio, tomate, tradiciones y modernidad las que nos reconcilien con la comunidad universal. Que nos deletreen, pues, más allá de estigmas y sensacionalismos.