Meditación trascendental

ÉTHOS
11/07/2025 04:00

    En la columna anterior hablamos de la intimidad del alma; sin embargo, alguien podría preguntarse ¿cómo estar seguro de llegar a esa intimidad? La respuesta es muy sencilla: a través de una meditación trascendental.

    Se dice que un día, Buda atravesó un bosque y sintió sed, por lo que pidió a Ananda, su discípulo: “Ananda, regresa. Tan solo tres o cuatro millas atrás hemos pasado una pequeña corriente de agua. Tráeme un poco de agua; toma mi escudilla de mendicante. Me siento muy cansado y tengo mucha sed”.

    Así lo hizo su discípulo, pero cuando llegó al arroyo acaban de cruzarlo unas carretas y el agua estaba turbia. Ananda se regresó y le dijo: “Tendrás que esperar un poco. Iré más adelante. He oído que tan solo a dos o tres millas de aquí hay un gran río. Traeré agua de allí”.

    Pero, Buda insistió: “Regresa y trae agua del mismo arroyo”. Al discípulo, aquella orden le pareció fuera de lugar, pero sabía que debía obedecer. Buda precisó: “Y no regreses si el agua todavía está sucia, simplemente siéntate en la orilla en silencio. No hagas nada, no te metas en la corriente. Siéntate en silencio en la orilla y observa, más tarde o más temprano el agua volverá a estar clara; entonces, llena la escudilla y regresa”.

    Así lo hizo y cuando regresó, le dijo: “Ahora lo comprendo. Al principio, estaba enojado porque era absurdo volver hasta allí. Pero ahora he comprendido el mensaje. Sentado en la orilla de ese arroyuelo, me di cuenta de que me pasa lo mismo con la mente. Si salto a la corriente, volveré a ensuciarla. Si salto a la mente, se crea más ruido, empiezan a surgir, a salir a la superficie más problemas”.

    ¿Practico frecuentemente la meditación trascendental?