Cuauhtémoc Celaya Corella
Para titular este comentario Inge, tuve que ir a buscar una definición precisa del término merolico, y me la encontré como un mexicanismo que se le da a una persona que hace promesas de maravillas sin fin, pontificando a toda velocidad las cualidades de lo que dice. Tiene sinónimos, por ejemplo charlatán, vendedor y/o curandero callejero. También se dice que un ciudadano suizo que llegó al antiguo DF, y cuyo nombre era Rafael Juan de Meraulyok, quien es causante del término, pues al no poder ser pronunciado bien, la gente lo llamó merolico.
Se cuenta que fue por 1879, y que tenía gran poder de conversación. Su profesión era médico, título que le revalidó la Escuela Nacional de Medicina, y ejercía su actividad en la calle, anunciándose como médico cirujano y dentista. Lo demás ya no te lo cuento Inge, así que búscalo en tu computadora, o en alguna enciclopedia. No te recomiendo el Tesoro de la Juventud, porque es una reliquia, si lo tuvieras.
Bueno, mi comentario va en relación sobre quienes vienen invitados por alguna universidad, organización periodística, o cualquier otra, a dar conferencias a jóvenes sobre temas que les interesan. Algunos dicen provenir de Harvard, otros de alguna universidad española, colombiana, y los menos son emprendedores o empresarios jóvenes, consultores de alguna empresa de prestigio, o ve tú a saber cuántas medias verdades se tejen en torno a su personalidad.
He leído la crónicas de sus participaciones, y a menos que quienes levantan la nota se equivoquen, hablan de que el mundo futuro será robótico, por tanto se debe estudiar robótica, o bien las ingenierías, refiriéndose a las tecnologías derivadas de las ciencias informáticas, o que, ya no se deben de ofertar las carreras convencionales porque no tienen futuro. Y aunque entusiasman, no dejan de causar cierto temor en los jóvenes quienes seguro dudarán de continuar sus estudios en esas licenciaturas convencionales.
Y hablan y hablan a lo largo de una o dos horas, y pintan un futuro diferente en pocos minutos. Habría que pensar que, si ya saben el futuro, qué están haciendo al respecto, porque ser profetas sin considerar las bases del desarrollo social y económico regional, es estar pontificando sobre arenas movedizas. Y ahí está lo grave de estos profetas, es que dejan la duda de su veracidad, y se considere que son en verdad merolicos de la academia.
Y va la razón. Deberían comprender que vienen a dar su mensaje a un país del tercer mundo, con muchas carencias, con una juventud que ha perdido su brújula en aras de un confort y un conformismo que les impide ver y luchar. La misma tecnología que profetizan, es la que ha hecho de la juventud estudiosa, una juventud con ambición de tener, pero huérfana de esfuerzo y sacrificio. Rebelde a sus propias ambiciones y carente de valores de superación.
Que vienen a zonas mexicanas en donde se carece de programas sostenidos de desarrollo, se carece de investigación institucional, donde la miopía de buena parte del empresariado es un obstáculo para el progreso mismo y poco, muy poco se capacita para avanzar, pues busca el ganar por el ganar, y no plantearse el progreso como programa de acción y no como fin.
Se tiene que continuar impartiendo programas de contaduría mientras la materia fiscal se modifique continuamente, el derecho, mientras las leyes no se acoplen al desarrollo de la vida social de la comunidad; la medicina, mientras la sociedad sea ignorante de su propio cuidado; la administración, mientras el desarrollo empresarial quede en quien ignora cómo manejar la empresa y sus problemática; la docencia, mientras haya niños y jóvenes a quiénes enseñarles a prepararse para enfrentar la vida desde cualquier trinchera laboral, a utilizar la más la mente y menos las yemas de los dedos.
Deberían instruirles quienes los invitan, sobre la personalidad del auditorio que los escuchará y darles a conocer las características socioeconómicas de la ciudad, el estado y la región, que de sí, es diferente a los lugares de donde proceden. Con esas proclamas de poco provecho inmediato, muy poco ayudan a quienes prestan atención y oído en cada conferencia.
Cierto Inge, la tecnología y su uso está ya presente en todos los campos, le llaman progreso, pero debe asentarse sobre lo necesario para su desarrollo. La tecnología es un producto que se compra y se vende como cualquier otro.
Me decía un directivo de una empresa regional, ¿Cómo le hago para hacer vendedores a mis ingenieros agrónomos? Capacítelos licenciado, deles cursos de ventas y de mercadotecnia.
En mi pueblo, el panadero tenía una frase muy sabia Inge, no se debe dejar a Dios por Dios. Así que si se aplica al presente y al futuro, no puede haber sólo un estudio profesional. Una pieza sola no hace el rompecabezas, por tanto, hay que ir despacio, aceptando la tecnología como algo que ya llegó.