México no debe endeudarse para sostener inercias

30/10/2025 04:02
    El Presupuesto debe ser el espejo de una visión de País. Hoy, ese espejo refleja un Estado que gasta más en sostener que en construir. Que privilegia el asistencialismo sobre la productividad. Que confunde justicia social con dádiva electoral.

    Hay decisiones que definen el rumbo de un país más que cualquier discurso. El Presupuesto de Egresos es una de ellas. En él se advierte si apostamos por el crecimiento o por el gasto, si invertimos en productividad o en control político.

    El Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2026 llega en un momento crucial. México enfrenta un entorno económico incierto, con señales de desaceleración, presiones fiscales y un endeudamiento que, según México Evalúa, alcanzará el 52.3 por ciento del PIB -equivalente a 151 mil pesos por habitante-. Cifras que por sí solas no condenan, pero que sí preocupan cuando no se traducen en productividad.

    Endeudarse no es malo. Lo grave es hacerlo para sostener inercias. Endeudarse para gastar, no para crecer. Y eso es justamente lo que vemos: más recursos para gasto corriente, menos para inversión productiva.

    El Gobierno Federal proyecta un crecimiento entre 1.8 y 2.8 por ciento. Un optimismo que contrasta con los pronósticos del sector privado, que rondan el 1.4 por ciento. Se apuesta a que el nearshoring y una eventual revisión favorable del T-MEC serán motores suficientes, pero se ignora un elemento esencial: sin certeza jurídica, sin seguridad y sin infraestructura moderna, ninguna relocalización florece.

    A esto se suma la restricción de derechos a través de reformas judiciales que limitan el amparo, debilitando la confianza de quienes invierten y generan empleo. ¿Cómo crecer si el Estado de Derecho (y la confianza) se erosiona?

    El presupuesto 2026 distribuye los recursos con una lógica más asistencial que productiva. En salud, por ejemplo, se destinan 965 mil millones de pesos, apenas el 2.5 por ciento del PIB, lejos del 6 por ciento que recomienda la OMS. Y aunque el IMSS recibe más, la Cofepris sufre un recorte de casi 6 por ciento. Un país que reduce la capacidad de aprobar medicamentos o dispositivos médicos limita su competitividad y su soberanía sanitaria.

    En educación, la historia se repite. Aumenta el gasto total, pero no necesariamente la calidad. Gran parte del incremento se concentra en becas asistenciales. Nadie cuestiona la necesidad de apoyar a los estudiantes, pero ¿qué pasa con los maestros, la infraestructura, la tecnología educativa? Sin capital humano sólido, ningún país prospera.

    En materia de seguridad, el panorama también preocupa. La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana tendrá un recorte de 18.6 por ciento. Menos recursos para proteger a las familias, justo cuando los indicadores de violencia siguen siendo el principal obstáculo para la inversión y el desarrollo regional.

    Y cuando miramos la inversión pública -1.25 billones de pesos, el 3.2 por ciento del PIB- encontramos que más del 80 por ciento se concentra en energía, vivienda y transporte. Un cuarto de esa inversión irá a Pemex. Un modelo que insiste en subsidiar, no en innovar. México necesita diversificar su inversión, apostar por infraestructura que conecte regiones, por hospitales y escuelas que fortalezcan el tejido social.

    Desde Coparmex lo decimos con claridad: la deuda no es el problema, el destino del gasto sí. Cada peso debe invertirse con visión productiva, no política. Por eso proponemos reorientar la deuda hacia proyectos que generen crecimiento, empleo y bienestar sostenible; fortalecer a las MiPyMEs mediante programas de capacitación, financiamiento y digitalización; elevar la inversión pública al 5 por ciento del PIB; y garantizar la eficiencia del gasto público con evaluación y transparencia.

    También exigimos un compromiso real con la seguridad y el Estado de Derecho. Sin instituciones fuertes y sin justicia, no hay economía que aguante. Urge reasignar recursos suficientes a la seguridad ciudadana, profesionalizar corporaciones y blindar la independencia del Poder Judicial.

    El presupuesto debe ser el espejo de una visión de país. Hoy, ese espejo refleja un Estado que gasta más en sostener que en construir. Que privilegia el asistencialismo sobre la productividad. Que confunde justicia social con dádiva electoral.

    México merece más. Merece un presupuesto que vea hacia el futuro, que respalde a quienes arriesgan, producen y generan empleo. No uno que reparta con la mano lo que endeuda con la otra.

    Desde Coparmex Sinaloa, reiteramos que el crecimiento económico solo será sostenible si se impulsa a quienes crean oportunidades. Requerimos decisiones responsables, una política económica que mire al futuro y un compromiso claro con la productividad, la innovación y el bienestar. Es necesario construir un país donde el esfuerzo valga la pena.