"Mi ruta de vida"

No se encuentra el sentido de la vida si no se tiene una ruta a seguir. Si equivocamos el camino o nos dejamos llevar por la rutina, corremos el riesgo de llegar a otro destino.

 

Tener clara la ruta no quiere decir que el camino será cómodo y fácil. En ocasiones habrá que recorrer estrechos senderos, encumbrados montes o escabrosos precipicios.

 

El Papa Francisco recordó que Jesús señaló a sus discípulos cuál era la ruta de vida. “Las Bienaventuranzas son una ruta de vida: no nos exigen acciones sobrehumanas, sino que imitemos a Jesús cada día. Invitan a tener limpio el corazón, a practicar la mansedumbre y la justicia a pesar de todo, a ser misericordiosos con todos, a vivir la aflicción unidos a Dios. Es la santidad de la vida cotidiana, que no tiene necesidad de milagros ni de signos extraordinarios”, explicó.

 

Bergoglio precisó que esta ruta de vida se rige por valores muy distintos a los del mundo: “En ellas vemos una transformación total en el modo de pensar habitual, que considera bienaventurados a los ricos, los poderosos, los que tienen éxito y son aclamados por las multitudes. Para Jesús, en cambio, son bienaventurados los pobres, los mansos, los que se mantienen justos aun corriendo el riesgo de ser ridiculizados, los perseguidos”.

 

Resaltó que las bienaventuranzas no son una ruta para súper-hombres sino para practicarse en la vida cotidiana, como hizo Jesús: “Para entenderlo, miremos cómo vivió Jesús: pobre de cosas y rico de amor, devolvió la salud a muchas vidas, pero no se ahorró la suya. Vino para servir y no para ser servido; nos enseñó que no es grande quien tiene, sino quien da... De este modo, Jesús trajo al mundo el amor de Dios”.

 

¿Sigo esta ruta de vida?

 

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@rodolfodiazf