Mientras ‘Alito’ ataca, Quirino duerme. Lealtad al PRI o ceder al guiño de la 4T
A Quirino Ordaz Coppel no le ha quitado el sueño la desaprobación de su partido, el Revolucionario Institucional, a que acepte la invitación del Presidente Andrés Manuel López Obrador para ser el nuevo Embajador de México en España. Al menos de sus redes sociales dimana la placidez del ex Gobernador que no está urgido de chamba política y duerme como un lirón sabiendo que puede tomar múltiples opciones mientras a través de la siesta procesa la nostalgia de poder.
Nada parece preocuparlo. Amigo del Presidente y facilitador del arribo sereno de Rubén Rocha Moya al Gobierno de Sinaloa, la única cuestión que lo inquieta es obtener recomendaciones para un buen maratón de contenidos de Netflix en su tiempo libre. Pocos ex mandatarios estatales se han dado el lujo similar de quedarse en la cama casi hasta las 10 de la mañana sin saber qué futuro le depara en el quehacer público.
Sin embargo, el empresario hotelero ya debe tener una decisión tomada según sea el escenario que se le presente. En el peor de los casos políticamente hablando, pero el mejor si se pondera la estabilidad económica que posee, podría dedicarse a administrar sus negocios y así permanecer en el PRI para librar las acusaciones de traidor que le vendrían de sus mismos correligionarios si acepta el cargo diplomático que le ofrece el gobierno del Movimiento Regeneración Nacional.
¿Tiene futuro político Quirino Ordaz en el PRI? No mientras ese partido esté presidido por Alejandro Moreno, quien extrañamente ha dirigido contra el ex Gobernador priista una embestida sin pizca de consideración a la afinidad ideológica. El líder de las siglas tricolor esperó el día preciso en que el mazatleco entregó el poder para convocar al Consejo Político Nacional a decidir si QOC era o no autorizado a aceptar la Embajada de España. Hoy es el día, calculó, de hacer leña del árbol caído y procedió en consecuencia.
El lacónico mensaje lo soltó a las 7 de la tarde del 31 de octubre, instante en que el destinatario sufría por entregar la investidura gubernamental. “Esta noche, el Consejo Político Nacional del PRI sometió a votación la solicitud de licencia a su militancia promovida por @QuirinoOC, para sumarse a los trabajos del Gobierno Federal de Morena. Tras debatir y escuchar las posturas, la mayoría del Consejo votó por la negativa”.
Hubo saña, por supuesto, en el trámite que bien pudo efectuarse semanas antes o días después de que Ordaz Coppel dejara de ser Gobernador. El manejo del tema refleja que sea cual sea la decisión que el aludido tome, el PRI pretende orillarlo a que renuncie a la militancia, con Embajada o sin ella. “Alito” dio la impresión de disfrutar la inquina de remover la herida con otro tuit en que expuso “como Presidente Nacional del PRI siempre estaré de lado de la decisión que fortalezca a nuestro Partido; la lealtad a México por encima de todo”.
Y en nombre de la “lealtad a México”, Moreno Cárdenas cobró quién sabe qué venganza, mientras en las catacumbas de la política mexicana negocia tajadas del pastel del poder morenista en la coyuntura de reformas estructurales que propone López Obrador. Con la regla hipócrita de “hágase la lealtad en los bueyes del compadre”, impuso un veredicto al que pronto se rebelarían algunos consejeros priistas.
Y Quirino dormía y dormía porque desactivó el timbre que lo despertaba diario a las 4:25 de la madrugada e inhabilitó también las alarmas que pueda haber en la conciencia. Entonces se ocupó en ser su propio community manager y, sin responderle al líder de su todavía partido, mandó la señal de ausencia de insomnio al estar en juego su pertenencia al PRI, la Embajada en España que lo mete al redil morenista, o bien proceder a aceptar su condición de ex tan simplificada como exenta de apuros monetarios.
Hay quienes apuestan que Quirino Ordaz continuará su carrera política con o sin el PRI, en Morena o desde la postura ciudadana. Otros más alucinados lo ponen en la boleta electoral de 2014 cuando se elegirá al sucesor de López Obrador. Y hay también los que lo ven a la cabeza de un movimiento priista para romper los esquemas internos que insisten en contener a estas siglas dentro de moldes de autoritarismo e intolerancia. Así como el sectario Revolucionario Institucional le sirve hoy a “Alito” para sus fines personalísimos y se atrinchera para que nadie le quite ese coto de poder, por más desacreditado y falto de confianza que esté.
Veamos qué pasa. El único que puede tomar la decisión es Quirino Ordaz, despierto o dormido. La encrucijada le resulta fácil porque en cualquiera de los desenlaces le va bien. Acaba de vivir la pena del ocaso del poder y está a punto de determinar si continúa en su partido, pero sin Embajada, o accede el servicio exterior, pero sin PRI. O escuchar el murmullo de Olas Altas que lo conmina a la cautela política.
De que él se quede o se vaya,
No es cosa trascendental;
Allí tiene el sol y la playa,
Para ser un hombre normal.
Conflictos políticos como el de Mazatlán, donde Luis Guillermo Benítez se empecinó en tronar la sesión del Cabildo que designaría a los nuevos funcionarios del Ayuntamiento, o el de Badiraguato, con José Paz López Elenes obstruyendo que Lorena Pérez Olivas le entregara la estafeta del Gobierno municipal, serán ajonjolí de todos los moles porque las partes enfrentadas no quieren el cogobierno sino el control absoluto. ¿Quién será el que ponga orden? ¿El Gobernador Rocha Moya o la 64 Legislatura del Congreso del Estado?