Hay que evitar la propaganda que llama implícitamente al voto emotivo e irracional y privilegiar el voto racional, aquel que sintetiza aspiraciones y anhelos de convivencia en la pluralidad y la sustentabilidad.

    Voto masivo y selectivo, sería un buen lema de promoción, para la participación ciudadana en la llamada “elección más grande de la historia de México”.

    Masivo porque hay nubarrones negros en varios estados del país donde estamos viendo que el crimen organizado intimida y mata a candidatos a cargos de elección popular sin que la autoridad ofrezca resultados y garantías, que, al no haber, es el incentivo más barato para continuar asesinando.

    Varios de estos candidatos, incluso, han sido asesinados en actos de campaña. Otros siguieron realizando sus labores proselitistas, pero en medio de la zozobra y la congoja cotidiana, esperando que esto termine sin afectarlos.

    Pero el voto también debe ser selectivo, donde cada uno de los ciudadanos salga a emitir su voto en libertad para que la decisión sea de nosotros y no de los poderes facticos que quieren decidir lo que es una aberración en una sociedad democrática.

    Y que mejor decisión, que cada uno de nosotros lo haga con responsabilidad, dando su voto aquellos candidatos que a su juicio responden mejor a sus expectativas.

    Hay que evitar la propaganda que llama implícitamente al voto emotivo e irracional y privilegiar el voto racional, aquel que sintetiza aspiraciones y anhelos de convivencia en la pluralidad y la sustentabilidad.

    Así, cómo ciudadano y persona libre doy a conocer las razones que me llevan a votar por las cuatro candidaturas que estarán en juego en Sinaloa:

    Gobernador, congruencia y voto útil

    Al inició del proceso electoral mi voto se perfilaba a favor de Rubén Rocha Moya por razones vinculadas al pensamiento de la llamada izquierda democrática.

    Mi visión socialdemócrata de la política estaba más cerca de Rocha Moya que de los otros candidatos que igual me merecen todo mi respeto.

    Sin embargo, cómo muchos ciudadanos, cuando Rocha Moya dio a conocer su interés y luego su empeño para que Morena fuera en alianza con el Partido Sinaloense, di un paso atrás, luego diez, porque está alianza si bien puede ser exitosa electoralmente es regresiva para un estado como el nuestro que aspira a mejores mensajes.

    Representa una alianza con el peor cacicazgo de Sinaloa. El que se encuentra instalado en la Universidad Autónoma de Sinaloa y que ha sometido a la institución a una anomalía llamada Universidad partido que se presenta como Partido Sinaloense.

    Un triunfo de esta alianza electoral podría significar que este desfiguro institucional se convierta en el nuevo modelo político para el estado. Y eso, es inaceptable, en cualquier visión democrática y más cuando Rocha Moya miente reiteradamente sobre el futuro de la UAS.

    Ante un retroceso de estas dimensiones no me queda otra alternativa que votar útilmente por Mario Zamora, el candidato a gobernador de la coalición “Va por Sinaloa”, quien ha recogido la demanda de democratizar la máxima casa de estudios de los sinaloenses.

    A quien en caso de salir beneficiado con el voto popular muchos universitarios le habremos de exigir el cumplimiento de su palabra empeñada.

    No puede volver un político a engañarnos impunemente, como sucedió, con Rocha Moya en 2018.

    Diputado federal, voto solidario

    Soy un convencido de los contrapesos democráticos. De los llamados gobiernos divididos donde ningún partido tiene la mayoría y esa situación propia del juego democrático, obliga a que las fuerzas representadas negocien permanentemente evitando la insolencia de la mayoría, como sucedía en los tiempos del viejo PRI hegemónico, y que afortunadamente en las últimas décadas se ha dado pasos a una nueva distribución del poder.

    Bajo este paraguas teórico he decidido otorgar mi voto de diputado federal de manera solidaria al partido Movimiento Ciudadano que postula a Diana Paulina Peña Tirado y María Fernanda Osuna Valencia, propietaria y suplente, respectivamente, solidario por su perfil femenino, pero, sobre todo, porque este voto simbólico es en memoria de los candidatos amenazados y caídos en campaña y dentro de ellos, los de MC, siendo uno de los partidos más atacados en este proceso electoral.

    Alcalde, a favor de la esperanza

    Como vecino del puerto de Mazatlán y miembro de su comunidad académica y periodística he sido testigo privilegiado del ejercicio personalista y autoritario del gobierno de Luis Guillermo “El Químico” Benítez Torres, quien gracias al tsunami obradorista, alcanzó la presidencia municipal, pero está muy lejos de tener oficio político y haber hecho un buen gobierno.

    Su visión patrimonialista del poder lo llevó a separar a cuadros valiosos del morenismo y a un penoso control familiar de áreas de gobierno como ha sido documentado. Su despotismo agravió a muchos y en especial, a la Sindico Procuradora, ejerciendo violencia de género y obstruyendo sus funciones de ley. Su frivolidad lo ha llevado a dilapidar los recursos públicos perjudicando instituciones consolidadas como ocurre en materia de cultura y restando apoyo a los grupos más vulnerables.

    En 2018 voté por este hombre y lo hice público como hoy, considerado por sus amigos como honorable, no lo volveré hacer, como muchos que han visto su tránsito en clave de desesperanza. Sin embargo, la oferta es pobre, no hay de dónde escoger entre los que tienen posibilidades de éxito electoral. Afortunadamente la boleta permite sufragar por candidatos no registrados. Espero estar equivocado y el que triunfe haya aprendido la lección y gobierne no para los poderes fácticos, sino para los mazatlecos.

    En congruencia mi voto será para la Dra. Elsa Bojórquez Mascareño, militante de Morena y actual Sindica Procuradora, por ser mujer, capaz, honesta, digna y ciudadana. Lamentablemente su partido y luego el PT, robó a los mazatlecos, la oportunidad de tener una candidata a la altura de las necesidades de una ciudad pujante como es Mazatlán y probablemente una excelente alcaldesa.

    Diputado local, voto a la confianza

    En 2018 voté en blanco esta candidatura siguiendo la recomendación de José Saramago, el escritor portugués, porque supe de los candidatos del distrito 21 hasta que tuve la papeleta en mis manos, personas que no se preocuparon por hacer campaña para alcanzar visibilidad. Ese autismo me llevó a la referencia de Saramago para las llamadas democracias y la ineficiencia de las burocracias partidarias.

    En México, lamentablemente este tipo de manifestación se registra como voto nulo y ante la llamada crisis de representación, sería hace necesario incluirlo en la legislación, como un voto activo por la insatisfacción de los ciudadanos con los gobiernos ineficientes.

    Esta vez no lo emitiré en blanco y votaré por el joven Roberto González, candidato de la coalición “Va por Sinaloa”, quién es un panista con sensibilidad social y formación política y de llegar al Congreso del Estado, estoy cierto de que destacara como legislador poniendo sobre la mesa los temas urgentes del estado de Sinaloa y, en particular, la gestión de recursos para la solución de los problemas del puerto de Mazatlán.

    Y usted ¿va a votar? Y si está convencido de hacerlo ¿por quienes y por qué?

    A los universitarios que hicieron visible el cacicazgo y la alianza Morena-PAS en Sinaloa.

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