Y llegamos a la segunda Navidad, bajo los tradicionales arbolitos luminosos y la sombra del coronavirus, cuya amenazante variante ómicron no pudo contener el júbilo de la población, cuyo receso posterior a los estragos dejados por la versión Delta, fue aprovechado, en la mayoría de los casos, para celebrar la Navidad en modo cercanía con familiares y amistades. No con la sabrosa holgura de antes de la pandemia, pero algo es algo y esperemos que el próximo calendario las cosas pinten mejor, pues urge volver a lo nuestro.
Tiempo de Navidad, de afecto, de compartir con el prójimo y esto me lleva a pensar en la gente que de forma individual o grupal tiene dentro de su plan de vida participar de forma duradera en el auxilio del prójimo. Una noble ocupación voluntaria que no es otra cosa que la participación ciudadana alejada de cualquier interés personal o político.
A través de los medios de comunicación y de las redes sociales, me he enterado de dos asociaciones civiles que a nivel nacional realizan un gran esfuerzo en beneficio de los públicos que forman parte de su quehacer. Una de ellas, enfocada en apoyar a los niños con cáncer y la otra, procura rescatar a los jóvenes que por diversos motivos han caído en el terreno de la delincuencia, bien sea por decisión propia u obligados por las bandas criminales.
En el año 2010, después de que por la vía profesional estuvo en contacto con niños afectados por el cáncer, el psicólogo Alejandro Barboza, decidió fundar la agrupación civil Campeones por la Vida NR (Nariz Roja), A.C. con el propósito de hacerles llegar medicamentos a los niños con cáncer, o bien, terapias corporales o psicológicas con el fin de darles herramientas de sanación.
Nariz Roja ha surgido a la luz pública al convertirse en un activo demandante de medicamentos para los niños con cáncer, cuyos tratamientos dependen del sector de salud pública y su justo reclamo y protesta ante el desabasto, también actúan en consecuencia, como proveedores directos al enfermo de las medicinas que no provee el Gobierno a los afectados, financiándose con los donativos que les hacen llegar gente de buena voluntad y empresas.
La noble agrupación que se mueve bajo el postulado de “El amor todo lo puede” está al servicio de toda la población resolviendo problemas, hasta donde sus recursos se lo permiten.
Viendo un noticiero televisivo me topé con la agrupación Reinserta, de la cual, luego me enteré de que su razón social formal es Reinserta un Mexicano, A.C. y que fue fundada por la psicóloga Saskia Niño de Rivera.
Reinserta tiene como misión el brindar todas las posibilidades de reinserción social a los niños hijos de mujeres presas que viven en los reclusorios y a los jóvenes que por voluntad propia u obligados por terceros, cayeron en la delincuencia y que se encuentran pagando con reclusión carcelaria los delitos que han cometido.
Reinserta ofrece un variado programa de actividades que procura abrirle los ojos a los niños y jóvenes reclusos con el fin de que descubran la autoestima como punto de arranque hacia un mejor porvenir, y en su caso, también ofrece defensa jurídica a todos aquellos que han recibido sentencias acusatorias basadas en endebles procesos.
Nariz Roja, Reinserta y otras tantas agrupaciones civiles que trabajan en beneficio del prójimo, son brillantes esferas que adornan el árbol navideño que simboliza la esperanza de conseguir un mejor país ¡Felices fiestas!
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