Empecé a leer biografías por una necesidad. En mis años de bachillerato comencé a preguntarme sobre las razones que llevaban a unos hombres y/o mujeres al éxito. Mi inquietud era como la de cualquier adolescente en plena etapa existencialista, colmada de una gran dosis de inmadurez; nunca me pregunté en qué consistía el “éxito”. Mis ganas de descubrir “el camino” me llevaron a conversar con uno o dos amigos de la familia, sus respuestas no me satisficieron. Así que decidí preguntarle a la historia, una sensación que sería reforzada por un profesor universitario que a la postre sería un amigo de vida, David Rendón Velarde. Al final de mi carrera había leído 93 historias de vida: políticos, músicos, artistas, deportistas, activistas y un largo etcétera.
La biografía es la prima hermana de la novela y de la historia. Se interesa en los hechos únicos, ayuda a trascender la vida para entender las implicaciones históricas, no busca héroes, más bien humaniza a los seres. Y lo mejor de todo, nos muestra los dilemas a los que la circunstancia confronta a los personajes.
Detecto al menos dos tipos de biografías. Aquellos que narran la vida de alguien más y los que cuenta la propia; en ambos casos, se encuentran razones íntimas para entender al propio personaje, a los motivos que lo acercaron a una toma de decisión o a una época de la vida pública.
Encontrar lecciones en la vida de “los otros” para encarar nuestros dilemas desde circunstancias particulares es aleccionador, siempre que estemos dispuestos a querer “ver”.
Aprovechando este periodo vacacional, les propongo tres obras -“casuales”- y una conclusión que nos aligeren el rumbo de cara al futuro. Entender el momento que “nos toca vivir” es el primer paso para transformar el presente.
Ideas, no balas; instituciones, no caudillos. Enrique Krauze es uno de los máximos exponentes del género biográfico en México y Latinoamérica. Su tesis doctoral, conocida posteriormente como Caudillos Culturales, es la mejor introducción al Siglo 20 mexicano, desde una perspectiva sociocultural. Se concentra en un periodo particular de México, la era postrevolucionario y las ideas que le darían sustento al régimen, porque con las balas no alcanza. Los siete sabios, o Generación de 1915, son: Alberto Vásquez del Mercado, Antonio Castro Leal, Vicente Lombardo Toledano, Alfonso Caso, Teófilo Olea y Leyva, Jesús Moreno Baca y Manuel Gómez Morín.
La banalidad del mal. La vida de Hannah Arendt es un estudio a favor de la libertad, como lo demuestra Laure Adler. Judía alemana, logró salir de un campo de concentración en la Segunda Guerra Mundial; emigró a los Estados Unidos, donde se consagró como una teórica política y escribió el libro seminal sobre el totalitarismo. A inicio de la década de los 60, los servicios secretos del recién creado Estado israelí capturaron a un antiguo soldado nazi en Buenos Aires, responsable en su momento de oprimir el botón en las cámaras de gas. Financiada por el New Yorker, Arendt se desplazó a Jerusalén en lo que dijo fue, un juicio teatral izado, puro circo. Reprimida por sus amistades y su familia, insistió en que Eichmann era un “don nadie” y, aún así, era capaz de realizar los peores males de la humanidad. El juicio no era lo importante; Si murieron 6 millones de judíos es porque muchos “callaron”. El peor daño a la humanidad no son los líderes que matan, sino las sociedades que lo permiten porque “les acomoda”.
La política, ¿el camino? Michel Ignatieff es biógrafo de Isaiah Berlín, uno de los máximos exponentes sobre el liberalismo en el Siglo 20. Profesor de Harvard, de origen canadiense, decidió integrarse en política luego de que algunos miembros prominentes del partido Liberal en su país de origen lo convencieran de semejante decisión. En Fuego y Cenizas, Ignatieff desnuda de cuerpo entero su experiencia en este transitar, dejando para la posteridad frases como: “Mientras que el medio natural de un pintor es la pintura, el de un político es el tiempo [...] un intelectual puede estar interesado en las ideas y las políticas en sí mismas, pero el interés de un político reside exclusivamente en saber si el tiempo para una determinada idea ha llegado o no”.
Narrar la vida, vivirla desde su interior, es un primer paso hacia la definición de la circunstancia de los personajes. O, mejor aún, ¿quien define a quien, el entorno al personaje o este último a su contexto? En el fondo , lo que está en juego es la construcción del tipo de liderazgo exigido en una época.
En un escenario en el que Morena arrasó en todo el estado en Sinaloa y sigue fortalecido en el País, ¿cuál es la alternativa? Nunca habrá alternancia si no existe alternativa, y esa la encarnan las ideas y/o los personajes. Estamos a tiempo.
Sirvan estas obras de época vacacional para inspirar a varias de ellas y ellos, algunos visibles y otros por descubrir.
Que así sea.