Ni poniéndole un mural...

19/03/2021 04:00

    Estrada Ferreiro es un Alcalde que ganó notoriedad nacional por su particular estilo de gobernar, sobre todo por la forma en que manejó su relación con los medios. Al principio de su administración enfrentamientos con ellos todos los días. Personajes cercanos al Alcalde con licencia me dijeron más de una vez: “es su forma de ser, no va a cambiar, es muy cuadrado, pero es buena persona”.

    Se enfrentó verbalmente con comerciantes del Centro, con ambulantes de tianguis, con vecinos de varias colonias y contra colectivos feministas. “Yo no las violé“ fue una frase que se viralizó en medios nacionales y puso a Culiacán en tendencia nacional. La respuesta en redes fue contundente, Estrada Ferreiro no tardó en ser objeto de burlas y comparaciones sobre todo con “Sammy”, un personaje popular en la televisión mexicana, famoso por sus peroratas cantinflescas y sus monsergas sibilinas.

    De tropiezo en tropiezo, inmortalizó otras frases como la inolvidable disertación sobre la diferencia entre “balacera y balaceras”. O el llamado a la ciudadanía a transitar por donde “no hay baches” para evitarlos. Seguía muy bien su camino sin libretos. Él era así y así permanecería hasta que...

    De pronto vino un cambio radical en sus redes sociales, aquél personaje engreído, caradura y gruñón comenzó a transformarse. Abrió las puertas de su casa a los cibernautas, comenzó a interesarse por temas de la comunidad, por la ecología, por las mascotas. Hablaba con más calidez, atendía con una extraña simpatía y gentileza a los medios de comunicación. En menos de dos meses, justo antes de definir sus intenciones de “seguir” en la política cambió radicalmente su narrativa, pero era demasiado tarde.

    Para su mala fortuna, se había hecho tanto daño enterrándose en el lodo y la basura de sus propias declaraciones, que le fue imposible destruir su anatema. Quiso ser Gobernador y no pudo, quiso buscar de nuevo la alcaldía y le van a decir que no. En Morena tiene los números y hay al menos tres personajes que lo superaron en simpatías.

    Para agradar al Presidente le hizo un mural, lo pintó como héroe de la patria. Sabía que lo tenían en la terna, que podría ser uno de los finalistas y decidió recurrir a la zalamería. Contra sus oponentes fue duro, se enfrentó a la entonces coordinadora de la bancada de Morena Graciela Domínguez, quien lo acusó públicamente de proferir “agresiones y amenazas en lo privado”. Otra aspirante a la alcaldía, la Diputada federal Merary Villegas pidió a la ciudadanía “No etiquetar a Morena por las malas decisiones de funcionarios” en referencia al Alcalde con licencia.

    Sobre Gerardo Vargas Landeros, quien muy probablemente será nombrado candidato por Morena para la alcaldía de Culiacán, dijo “No es correcto dar candidaturas a alguien que operó en nuestra contra”. Asegurando una y otra vez que su contrincante interno no era de “Culiacán”, que no tenía arraigo y que su candidatura, de proceder, sería ilegal.

    Todo eso hasta ayer, cuando repentinamente cambió el discurso para decir “Nuestro compromiso es no hablar mal de los demás y denostarlos”. No conforme, aseguró que, si Morena da “legalmente” la candidatura al ex secretario de gobierno de Mario López Valdez, él lo apoyará.

    Voces al interior de Movimiento afirman que Estrada Ferreiro ya sabe lo que se hará público en unas horas. Que el abanderado no será él, que no le alcanzó, que en su ruta se dibujan dos caminos; por la buena una diputación plurinominal, por la mala nada. Que, tal como lo hizo el Químico Benítez en Mazatlán, Estrada Ferreiro terminará pidiendo disculpas y levantándole la mano a quien le ganó la partida de ajedrez, al que la construyó arriba, el que operó fino lejos del enfrentamiento y la diatriba.

    A los morenistas “fundadores” les cuesta mucho entender que la política del Presidente para este proceso electoral es la de sumar a todos, incluyendo a los que antes fueron enemigos. Que los “ideales” se guardan para mejor ocasión, que el movimiento para ganar requiere votos, estructuras y experiencia, cosa que no tienen los de casa. Muchos morenistas enfurecen al ver que su partido hace alianzas con “innombrables”. Lo cierto es que, de fuera les vienen a enseñar una máxima política incuestionable: las elecciones se ganan con votos, de donde lleguen, de donde vengan. Luego le seguimos....