No acostumbrarse a la inseguridad, pide Xóchitl (2)

    cp_rafaelmorgan@hotmail.com
    Habría que insistir, junto con Xóchitl, a no acostumbrarse tampoco a la militarización... no acostumbrarse a ver el Ejército en las calles en labores que no le corresponden... no acostumbrarse a ver y enterarse de contubernios y acuerdos entre militares y narcos.

    Xóchitl Gálvez pidió a la ciudadanía de Acámbaro, Guanajuato, no acostumbrarse a la inseguridad, aunque también pudo haber pedido no acostumbrarse a tantos males que está sufriendo la sociedad mexicana, males que muchas veces no fueron detenidos a tiempo, en sus inicios y que se han convertido en verdaderos y peligrosos problemas.

    En alguna ocasión, siendo Subsecretario de Control y Auditoría de la Función Pública, se realizó en las instalaciones de la Secretaría un foro sobre la delincuencia organizada y el narcotráfico en México, a la cual asistieron autoridades federales de seguridad pública, asignándose a un servidor el exponer el criterio de la Secretaría de la Función Pública, tal vez por provenir del Estado de Sinaloa que tenía fama de ser el origen de varios grupos de narcotraficantes. En ese acto mencioné que la sociedad mexicana había sido indiferente y omisa ante las personas que se estaban dedicando “al negocio” y nunca hubo un claro rechazo social a esos delincuentes que hacía ostentación de poder, dinero, mujeres y armas, hasta que estos controlaron familias, gobernantes, territorios y poblaciones enteras.

    Sin embargo, en aquel tiempo el noticiero “estrella” de Televisa era el de Jacobo Zabludovsky, quien “denunció” que “el Subsecretario acusa a la sociedad de ser culpable de la delincuencia y del narcotráfico en México”, aunque en la exposición también se mencionó a las autoridades federales y locales de no actuar a tiempo y con toda la fuerza de la ley. Ahora vemos que la sociedad fue permisiva y hasta le agradó que las familias y sus hijos se dejaran llevar por el oropel del dinero y del poder y que provocan drogadicción y muerte.

    Dicho lo anterior habría que insistir, junto con Xóchitl, a no acostumbrarse tampoco a la militarización

    - No acostumbrarse a ver el Ejército en las calles en labores que no le corresponden.

    - No acostumbrarse a ver y enterarse de contubernios y acuerdos entre militares y narcos.

    - No acostumbrarse a la vergüenza de ver militares “ninguneados” por los delincuentes y hasta por campesinos y “autodefensas”.

    - No acostumbrarse a que el Ejército, la Marina y hasta la Guardia Nacional no rindan cuentas de los recursos presupuestales que se les han asignado.

    - A ver militares en las fronteras, en las aduanas, en las obras públicas, en aeropuertos y puertos, en labores de naturaleza civil

    E igualmente:

    - A no acostumbrarse a la destrucción de las instituciones ciudadanas como las del Instituto Nacional de Acceso a la Información y Rendición de Cuentas, el Sistema Nacional Anticorrupción, la Comisión Reguladora de Energía, el INE, el TRIFE, etc., que vigilan y controlan la actuación gubernamental.

    -A no acostumbrarse a la división entre los ciudadanos, promovida desde el poder público.

    - A no respetar el Estado de Derecho.

    - A introducir en la Constitución trámites, acuerdos, decretos y decisiones que son materia de leyes secundarias.

    - A no acostumbrarse a que no se respeten los Poderes Públicos entre sí.

    - A la falta de respeto a ministros, legisladores, periodistas y funcionarios públicos.

    -A ver a un Presidente de la República vilipendiando a periodistas, clase media, mujeres y ciudadanos, que no piensan como él

    - A no acostumbrarse al mal gobierno, a la corrupción y a la opacidad.

    Pero también,

    - A no acostumbrarse a la economía informal.

    - Al empleo informal, sin derechos a la salud, la vivienda, a un salario digno y a una decorosa jubilación

    - A la pobreza y a la falta de servicios públicos.

    - A la falta de recursos para atender riesgos naturales y económicos.

    - A la “deuda eterna” de Pemex y de la CFE.

    - A los apagones y al robo de energía sin control.

    - Al robo impune de gas y gasolina (huachicol), por los cárteles y campesinos.

    Pero también,

    - A no acostumbrarse a ver sin preocupación la tragedia de los migrantes extranjeros.

    - A no acostumbrarse a saber de los miles de mexicanos que también están “huyendo” de su país ante la inseguridad y la falta de oportunidades.

    - A no acostumbrarse a vivir de las remesas de los mexicanos en el extranjero.

    - A que se utilice el problema de la migración como elemento de negociación ante Estados Unidos.

    E igualmente:

    - A no acostumbrarse al desorden en las relaciones internacionales.

    - A que se regale combustible a Cuba.

    -A que se apoye a regímenes autoritarios y antidemocráticos como Venezuela, Cuba, Nicaragua y otros.

    - A no acostumbrarse al retroceso tecnológico.

    - A una dictadura y a la pérdida de la libertad.

    Pues todo ello nos está conduciendo a una dictadura y a la división entre los mexicanos.

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