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"Éthos"

"No desperdiciar las perlas"

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ÉTHOS
27/11/2017 20:20

    rfonseca@noroeste.com

    @rodolfodiazf

     

    Todas las personas son dignas de nuestro tiempo y consideración; sin embargo, algunas son reacias, tercas u obcecadas a recibir nuestra atención, corrección y aprecio. Hay personas que no quieren ser merecedoras de nuestro esfuerzo, dedicación y sacrificio. Ante esta situación, lo más recomendable es ignorar su desdén o desplante, para evitar que nos perjudiquen con su estrés y erosionen nuestra autoestima.

     

    Las relaciones interpersonales no pueden ser sanas y benéficas bajo este clima de egoísmo y desconfianza. El diálogo no puede florecer en el desierto provocado por la soberbia y engreimiento. El tiempo es un bien precioso que no debe ser malgastado en terrenos que no permiten que resplandezca la primavera. No tiene caso desperdiciar esfuerzos en personas que se resisten a ser rescatadas del precipicio.

    Una antigua sentencia afirma que no es justo arrojar margaritas a los cerdos para simbolizar el derroche y desgaste al que nos estamos refriendo. La comparación es fácilmente comprensible: para qué desperdiciar margaritas que los cerdos no sabrán apreciar ni aprovechar. “Tiempo que te dedico,  tiempo que pierdo, hablar contigo es echar margaritas a los cerdos”, dice la letra de una canción de Ana Belén.

     

    Empero, ¿por qué hablar de margaritas y no de una flor más preciosa, refinada, exótica o costosa? ¿No sería más sencillo hablar de hortensias, orquídeas, tulipanes, eustomas o lirios del valle?

    En realidad, la frase original se encuentra en el Evangelio de Mateo (7, 6), pero se tradujo erróneamente del griego la voz “márgaron” como margarita, en lugar de perla, que es lo que significa. De esta forma, es más comprensible la comparación: “no arrojar las perlas a los cerdos”, porque es una joya de gran valor que será despreciada y despedazada.

     

     

    ¿Arrojo perlas a los cerdos? ¿Desperdicio mi tiempo y esfuerzo?