El huracán Erick impactó con fuerza la costa sur de México el pasado 19 de junio. Alcanzando la categoría 3, azotó especialmente al municipio de Santiago Pinotepa Nacional, en Oaxaca, así como diversas localidades del estado de Guerrero.
A pesar de los daños severos en infraestructura, vivienda, servicios básicos y medios de vida, su impacto ha pasado prácticamente desapercibido en la agenda pública nacional.
¿Por qué? Porque, a diferencia de otros fenómenos naturales recientes, Erick no golpeó una zona turística.
Y esa es precisamente una de las fallas estructurales que hoy debemos señalar con firmeza, pero también con responsabilidad: la visibilidad del sufrimiento no puede depender del atractivo turístico de una región.
Las niñas, niños y adolescentes de Palomar, Minitán, Guadalupe Victoria y otras comunidades afectadas merecen la misma atención, protección y solidaridad que cualquier otro territorio del País.
Desde Save the Children México, hemos activado una respuesta humanitaria desde las primeras 48 horas, en coordinación con socios locales y autoridades.
El panorama que encontramos en terreno es alarmante: la devastación es profunda, pero también silenciosa.
Familias enteras han perdido techos, cultivos, animales y acceso a servicios esenciales como electricidad, agua potable, salud y educación.
En medio de ese colapso, quienes más sufren las consecuencias son, como siempre, las niñas y los niños.
En las comunidades que visitamos, muchas familias viven ahora en casas sin techo o en albergues improvisados.
La falta de energía eléctrica no sólo impide el suministro de agua, también paraliza el funcionamiento de servicios de salud y limita el acceso a información.
Las vías están bloqueadas, los caminos secundarios intransitables. Algunas zonas permanecen prácticamente aisladas, sin condiciones óptimas para garantizar la supervivencia.
La niñez, además, enfrenta riesgos específicos.
Encontramos niñas y niños tristes, desorientados, sin espacios seguros para jugar o aprender.
La interrupción total de clases -sin alternativas educativas temporales- vulnera su derecho a la educación y a la protección emocional.
Las escuelas están cerradas por daños o habilitadas como refugios, y no hay una estrategia clara para su pronta reapertura ni programas de Educación en Emergencias que permitan mitigar esta grave omisión.
A ello se suma la falta de atención médica diferenciada.
En ninguna de las comunidades se ofrecen servicios especializados para la niñez.
La única brigada de salud que encontramos tiene un enfoque en enfermedades crónicas, sin capacidad para atender salud mental, apoyo psicosocial o emergencias pediátricas.
Esta ausencia de servicios amenaza con dejar huellas duraderas en la salud emocional y física de niñas y niños que ya vivieron una experiencia traumática.
La situación es particularmente grave si se considera que muchos han perdido no sólo su hogar, sino también su entorno comunitario: espacios deportivos, patios escolares, áreas recreativas, todo ha sido destruido o inhabilitado.
La comunidad está fracturada, y con ella, el tejido que sostiene la resiliencia de la infancia.
Además, las medidas para la gestión de residuos, podría afectar gravemente a la comunidad y, sobre todo, a la niñez.
La quema de escombros en zonas comunes, ante la falta de una estrategia técnica para su manejo, está exponiendo a la niñez a humo tóxico y aumentando el riesgo de enfermedades respiratorias.
No se trata solo de una crisis material: se trata de una emergencia de salud pública que pone en peligro la vida y el desarrollo de quienes menos responsabilidad tienen en esta catástrofe.
Y, sin embargo, esta emergencia no ocupa titulares.
No se han realizado conferencias nacionales, ni cadenas de solidaridad, ni campañas de recaudación públicas.
Los censos, además, han ignorado la pérdida de herramientas agrícolas, embarcaciones, paneles solares y estructuras rurales que eran sustento para cientos de familias.
Sin estos medios de vida, las niñas y niños quedan en riesgo de abandonar la escuela, asumir responsabilidades laborales o vivir bajo condiciones de extrema precariedad.
Desde Save the Children hacemos un llamado firme a todos los niveles de Gobierno, a los sectores empresariales, a los medios de comunicación y a la sociedad civil.
Esta emergencia humanitaria no puede quedar fuera del radar nacional. Las niñas, niños y adolescentes de Oaxaca y Guerrero merecen una respuesta integral y urgente que garantice el restablecimiento de sus derechos.
No pedimos una respuesta caritativa, sino una respuesta justa.
México tiene los instrumentos legales, técnicos y presupuestales para atender esta crisis con un enfoque de derechos de la infancia. Es momento de activarlos.
Por nuestra parte, hemos iniciado una estrategia que prioriza tres pilares clave:
- WASH: para garantizar el acceso de las familias a servicios de agua, saneamiento e higiene.
- Protección infantil en emergencias (CPiE): con énfasis en el apoyo psicoemocional y la contención de niñas y niños.
- Transferencias monetarias: destinadas a apoyar la recuperación de viviendas afectadas.
Esta estrategia se está implementando en las comunidades de Palomar, Minitán, Guadalupe Victoria y Paso de la Garrocha.
Pero no basta con nuestra presencia. Esta respuesta requiere de un esfuerzo colectivo, sostenido y articulado, con la participación activa de autoridades federales, estatales y municipales, así como del sector privado, la academia, organizaciones comunitarias y la ciudadanía en general.
preguntarnos,
¿No importan los lugares si no son turísticos?
Y la respuesta es clara: no, como País, no podemos permitirnos seguir normalizando la desigualdad territorial. No puede haber niñas y niños de primera y de segunda según el código postal o la cercanía con la costa turística. La vida, la salud y la dignidad de la niñez deben ser siempre una prioridad nacional.
Por eso, hacemos un llamado urgente a todos los actores públicos y privados a mirar hacia el sur, a escuchar las voces de las infancias de Oaxaca y Guerrero, y a comprometerse con una respuesta que ponga en el centro sus derechos.
Porque la emergencia continúa. Porque la niñez no puede esperar.
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Save the Children ( @SaveChildrenMx ) es la organización independiente líder en la promoción y defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Trabaja en más de 120 países atendiendo situaciones de emergencia y programas de desarrollo. Ayuda a los niños y niñas a lograr una infancia saludable y segura. En México, trabaja desde 1973 con programas de salud y nutrición, educación, protección infantil y defensa de los derechos de la niñez y adolescencia, en el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas.