Nuria González al 'female team' rochista
¿Hoy se agregará Sara Bruna Quiñónez?

OBSERVATORIO
    El 'female team' de Rocha es lo que en realidad constituye la transformación del gobierno. Ahí está lo renovador y lo sanitizante de la cosa pública. Sin posibilidad de equivocación, las mujeres le imprimirán el sello del decoro a la actual administración estatal.

    Con la designación de Nuria Alejandra González Elizalde como Secretaria Ejecutiva del Sistema Estatal de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, se consolida la apuesta del Gobernador Rubén Rocha a las mujeres como eje de políticas públicas acertadas, tendencia que hoy podría robustecerse todavía más con la posible elección de Sara Bruna Quiñónez Estrada como Fiscal General del Estado, en quien encarna la corriente de la ley por encima de todo, ámbito en el cual la ex Juez ya dio muestras de voluntad, capacidad y entereza.

    Por lo pronto, y a reserva de evaluarlas por los resultados que rindan, nadie está en posibilidad de cuestionar los perfiles de las mujeres integradas al primer nivel de decisión en el Gabinete estatal. Cada una representa historias y trayectorias de resistencias en la lucha social y traen consigo aportaciones loables a la defensa de segmentos vulnerables de la sociedad. En caso de ser nombrada Fiscal Quiñónez Estrada, encaja perfectamente en el esquema de aptitudes a toda prueba.

    La nominación de Fiscal General de Sinaloa que llega a la etapa concluyente es más un asunto de quién garantiza los mejores beneficios para los sinaloenses en materia de procuración de justicia, al margen de la insistencia por constreñir el tema al ámbito político. Que alguien mencione los nombres de cualquier otra mujer u hombre que se haya plantado en el terreno de la legalidad como lo hizo Sara Bruna al presidir el juicio relativo a los escándalos de corrupción sucedidos en el gobierno de Mario López Valdez. Como Juez se aferró al Estado de derecho, corrió los riesgos propios de la mano firme y así fue como se ganó el reconocimiento social. ¿Tenemos que olvidarlo precisamente ahora?

    Celebremos que el tesón y rectitud femeninos tenga por fin la oportunidad de incidir en asuntos cruciales del gobierno. Y que en ellas recae la gran responsabilidad de recuperar la confianza en el gobierno y prestigiar a las instituciones con base a buenos resultados. Es bastante lo que Rocha Moya se está jugando al llevarlas a cargos de alto nivel e importancia con la convicción de que allí está la clave para moralizar la función pública a través de la sensibilidad y la inteligencia puestas al servicio de los ciudadanos.

    Es válido redundar en el activismo de María Teresa Guerra Ochoa en defensa de las garantías constitucionales que amparan a las mujeres, la función de equilibrio y transparencia que Graciela Domínguez Nava empujó al presidir la gobernación de la 63 Legislatura local, las conquistas de Patricia Figueroa en libertad de expresión, desentrañamiento de la madeja criminal a través de la investigación académica y rescate de la dignidad de las víctimas de la violencia, así como la hoja de servicios ejemplar que Ruth Díaz Gurría logró en la función pública sin pretender los reflectores o las pasarelas políticas.

    El “female team” de Rocha es lo que en realidad constituye la transformación del gobierno. Ahí está lo renovador y lo sanitizante de la cosa pública. Sin posibilidad de equivocación, las mujeres le imprimirán el sello del decoro a la actual administración estatal. Los retortijones de los misóginos que se sienten desplazados de los puestos públicos que convirtieron en ratoneras no son más que reacciones naturales de aquellos roedores que persisten en vivir de lo podrido.

    Y no hay pierde, ahí están los hechos, ya casi queda integrado el equipo de mujeres cuya labor será crucial en el sexenio de la Cuarta Transformación recién instalado en Sinaloa. En posiciones principales del llamado círculo rojo del poder tienen a cargo la educación, las políticas de equidad y protección de género, los programas sociales, la promoción y vigencia de derechos humanos, la protección a la niñez y juventud, y la transparencia. El aparato público tiene el sello femenino y esta vez no como ornato sino porque cada una de las funcionarias llega a la acción decidida y no a la simulación perniciosa.

    Por si alguien tiene dudas todavía del papel fundamental que juegan las mujeres en el sexenio 2021-2027, el ascenso ayer de Nuria González al SIPINNA, en reconocimiento al trabajo que desempeñó como vice Fiscal General del Estado, ocurrió simultáneamente a que Sara Bruna Quiñónez ofreciera una cátedra de cómo hacer valer la ley y abatir la impunidad en Sinaloa, al comparecer ante el Congreso del Estado en las horas previas a que hoy la 64 Legislatura decida quién presidirá la FGE. Estas dos mujeres, expertas en la materia jurídica, son la señal más inequívoca de que el nuevo gobierno viene decidido a que el otrora etiquetado como sexo débil realice la gran obra de restauración de la confianza popular hacia el gobierno.

    Entonces lo único que falta es que los persistentes antifeministas hagan suya la estrategia de Rocha dal poner mucha de su confianza en las mujeres que han dado muestras de entender y atender mejor a la gente en sus muchas y diversas necesidades. Si les damos el voto de fe habrá, sin duda, el dulce balance de misión cumplida cuando llegue el momento de sacar cuentas.

    Reverso

    Para apresurar el destierro,

    de los hijos de la corrupción,

    que ya venga la jueza de hierro,

    a completar la transformación.

    El turno es para el CESP

    Dentro del armado del rompecabezas que es el gobierno rochista sigue la designación del titular del Secretariado Ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad Pública, cargo para el cual se apuntó Ricardo Jenny Del Rincón después de renunciar ayer a su responsabilidad ciudadana de Coordinador General del mismo CESP. Vamos a ver si en la nueva aspiración le ayudará o le estorbará el hecho de haberle dado un vuelco a la actuación del CESP que antes aplaudía todo lo que se hacía en materia de combate a la violencia y Jenny Del Rincón la convirtió en voz crítica, a veces hasta incómoda, para las autoridades estatales.

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