Los partidos de la Alianza fueron defenestrados por los electores en la entidad, de manera que no quedara duda de su definitivo rechazo.

    No sorprende de ninguna manera la debacle del Partido Revolucionario Institucional y sus aliados, ni menos que electoralmente hayan desaparecido prácticamente de Sinaloa en la elección del 6 de este mes. Sus voceros y dirigentes no se cansaban de enfatizar que iban a ganar la entidad holgadamente, lo cual desde luego era mera retórica, puesto que había señales inequívocas de que iban a perder. La realidad política de la entidad era demasiado diáfana como para ignorarla, donde uno se paraba era palpable el rechazo rotundo de los ciudadanos contra el partido político que gobernó el estado por más de 70 años consecutivos. Durante ese largo tiempo lo único que hizo fue esparcir la corrupción y la opacidad.

    Por todos los caminos y villas de la entidad era un clamor multánime la necesidad del cambio, la intención de expulsar al tricolor y sus aliados del gobierno, esa era la opinión generalizada antes de la elección en toda la geografía del estado. Los únicos que no escuchaban ese clamor ciudadano eran los políticos de esos partidos y sus amanuenses, quienes fingían no darse cuenta del sentir ciudadano. Hoy vemos cómo la Alianza por Sinaloa fue rechazada por los electores en la entidad, quedándose con solo un municipio de los más intrincados de la entidad, Sinaloa de Leyva, y lo ganaron como es su costumbre: con fraude, hay infinidad de testimonios que corroboran el penoso hecho.

    Los partidos de la Alianza fueron defenestrados por los electores en la entidad, de manera que no quedara duda de su definitivo rechazo. Los partidos coaligados, que la gente identifica como “el prian”, sufrieron una derrota estrepitosa que deben de aquilatar muy bien y que les pone muy cuesta arriba su futuro. Los sinaloenses han decidido otorgar su sufragio a otra opción política más acorde a sus intereses.

    Y es que la ciudadanía les tenía un expediente abierto a los partidos de la Alianza por Sinaloa. Al tricolor lo padeció en demasía la población. Fue el único de los tres que gobernó prácticamente como partido único, autoritario, la entidad por muchos años, dejando un negro historial a través de sus gobiernos, marcados por la impronta de la corrupción. A sus aliados, a sus pares que lo acompañaban coligados en la pasada elección, los ciudadanos les aplicaron por igual el mismo rasero, no los consideraron dignos de su representación, en ningún nivel de los órganos de gobierno. Allí están los resultados, no inventamos nada.

    Los resultados son una foto instantánea, plástica, de la realidad política no sólo de la entidad, sino del país en su conjunto. La debacle del prian era cosa anunciada si se consideraba el estado de ánimo y el despertar de la ciudadanía. Ni juntándose los partidos conservadores lograron sus aviesos objetivos, que no eran otros sino darle marcha atrás al cambio democrático que, desde 2018, vive el país. Perdieron ante el partido político Morena, que obtuvo mayoría en el Congreso y 11 gobernaturas. A pesar de este avance de la democracia, sus tristes voceros todavía tienen cara para decir que “ganaron” pese a esa fenomenal paliza. Le mienten al pueblo con inaudito cinismo, sin ningún recato o respeto a los ciudadanos, son grotescos en toda la línea, llegan al colmo de negar la realidad que les golpea el rostro.

    Allá ellos al no aceptar la tangible realidad, si porfían van a sufrir peores descalabros, cada vez más penosos ante los ciudadanos. La ciudadanía está cada vez más despierta y les ha acotado el poder. La tendencia es que no habrá más condescendencia de los ciudadanos a estos partidos tradicionales. Por lo demás, sería mucho cretinismo de los políticos priistas insistir con las mismas siglas de su partido, cada vez van a sufrir peores desengaños expresados en las urnas.

    En eso radica la democracia en el seno de las sociedades civiles, y por más que se trate de escamotear sus frutos, detenerla sería imposible, nace de la legitimidad otorgada por la ciudadanía. Sus efectos positivos en bien de la sociedad son claros y evidentes. Los que tratan de negarlos sean trio o troyanos, tienen el rechazo popular y eso puede comprobarse consultando a los ciudadanos.

    La ciudadanía tiene alternativa política viable y no dudamos que continuará adhiriéndose con entusiasmo a la opción que surge y marcha con mucho vigor, forjando un porvenir seguro de llevar a buen puerto a los mexicanos.

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