¿Optimismo o pesimismo?

BUHEDERA

    gfarber1948@gmail.com

    @Farberismos

    Tengo un amigo que es la expresión misma del “optimismo” a ultranza que no pierde jamás su actitud. Un ejemplo perfecto del Cándido, pues. A cada rato me manda puyas que, según él, confirman nuestras respectivas y opuestas posturas.

    Yo tiendo al pesimismo, lo reconozco, pero creo que el talante de mi amigo se acerca más al ‘wishful thinking’ gringo que a una sensata evaluación de las azarosas situaciones de la vida (yo soy muy optimista, por ejemplo, respecto de mis amores, amistades, etc). Particularmente el frente financiero siempre lo he visto con recelo (un ámbito poblado de tiburones, oficiales o no, en el que, en una inusual ocasión de “confianza” imprudente, me llevé un batacazo de órdago). Este frente hoy se manifiesta con crudeza creciente a nivel global, como es evidente (y según yo, esto no ha hecho sino empezar).

    Pero supongo que nuestras actitudes personales son un mero reflejo de nuestro entramado cerebral, de cómo nos ha tratado la vida hasta ahora, de los costos que hemos tenido que pagar a lo largo de nuestra vida, y cosas así. Por eso, declarar a una postura como “válida” o, por lo contrario, como “improcedente”, me parece tan discutible como superflua. De todos modos, le recuerdo a mi amigo que también él, como todo ser vivo, eventualmente morirá. ¿Es eso “perder”?

    Wikipedia:

    “Cándido, o El optimismo (título original en francés: Candide, ou l’Optimisme) es un cuento filosófico publicado por el filósofo ilustrado Voltaire en 1759. Voltaire nunca admitió abiertamente ser el autor de la controvertida novela, la cual está firmada con el seudónimo Monsieur le docteur Ralph (literalmente, el señor doctor Ralph). No obstante, fue muy claro desde el momento de su publicación que esta era una obra suya.

    El cuento narra la historia de Cándido, un muchacho criado en un castillo de Westfalia, donde vive una vida edénica y toma lecciones de filosofía de su tutor Pangloss. Debido a que estas lecciones son fundadas en el optimismo leibniziano, Cándido crece adoctrinado pensando que vive en «el mejor de los mundos posibles». El cuento narra el final abrupto de su estilo de vida perfecto, seguido de su lenta y dolorosa desilusión ante las terribles calamidades que tiene que sufrir más tarde. El texto ridiculiza así las ideas filosóficas del optimismo de Leibniz.

    Ideas de la obra

    La obra narra, desde un punto de vista sardónico, las peripecias del protagonista Cándido en su primer encuentro con el precepto del optimismo leibniziano de que «todo sucede para bien en este, el mejor de los mundos posibles», y en una serie de aventuras subsecuentes que refutan de forma dramática el famoso precepto, a pesar del obstinamiento con el que el personaje se aferra a este.

    En el optimismo leibniziano, el mal existe en el mundo en pequeña proporción con respecto al bien. Además, en este precepto, todo sucede por una causa necesaria y todo mal es, no sólo pequeño, sino necesario para el mundo de bien en que vivimos. Esta idea se inscribe en el principio de razón suficiente propuesto por Leibniz. Voltaire se opone a esta filosofía, en la que ve una tendencia al fatalismo y el estancamiento de la condición individual.

    De esta manera, en Cándido, Voltaire ataca directamente esta idea de Leibniz haciendo que su protagonista pase por una serie de desgracias extremas que van más allá de lo que parecería posible. Cada momento de felicidad o de optimismo es acompañado de terribles calamidades. Sin embargo, Cándido mantiene su optimismo que, conforme avanza la obra, parece más y más ingenuo e infundado”.

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!