Para atacar al huachicol, el enfoque debe estar en las gasolineras

28/11/2025 04:00
    El combate al huachicol es limitado porque se enfoca en el robo inicial y no en las gasolineras que lo venden. Sancionar masivamente a las estaciones que compran combustible ilegal reduciría su demanda, afectaría las ganancias criminales, mejoraría los ingresos fiscales y la seguridad

    El robo de combustible y el huachicol fiscal generan pérdidas económicas anuales superiores a los 20 mil millones de pesos y se trata de una de las fuentes de ingreso más relevantes para las organizaciones criminales de nuestro país. A pesar de los esfuerzos en su combate, no se han logrado reducir de forma significativa la venta de combustible ilegal en México.

    El problema reside en que los esfuerzos se han concentrado en la parte inicial de la cadena, que es el robo de combustible, o su ingreso ilegal en puertos y puntos fronterizos. En cambio, se podrían tener mejores resultados si la estrategia se centrara en la parte final de la cadena, es decir, en la venta al consumidor final y en concreto en el papel de las gasolineras en su comercialización.

    De hecho, el robo de combustible es un mercado altamente rentable, porque gran parte de la población consume directa o indirectamente gasolina, es decir, todos los que usamos automóvil, salvo quienes tienen un vehículo eléctrico, debemos que recargar de forma regular el combustible y quienes no usan auto necesitan transporte público o consumen productos que se mueven con vehículos que utilizan gasolina.

    Por ende, a diferencia de las drogas, es un producto que casi todos usan y además tiene tantos impuestos aparejados, que entre el precio de producción real y el de venta final, hay un margen amplio para obtener ganancias cuando el combustible es robado o introducido al país de forma ilegal.

    Pero regresando al argumento central, la estrategia del Gobierno federal para combatir al huachicol en todas sus formas se ha concentrado en las fuentes de origen del combustible robado y no en los puntos de venta final. De forma que se han desplegado operativos para atacar a las bandas que roban los ductos de Pemex que cruzan todo el país. También se han realizado operativos para desarticular las redes de corrupción que permiten la entrada ilegal de millones de litros de combustible ilegal en los principales puertos del país a través de buques tanque, y de camiones o trenes cisterna que ingresan por las aduanas terrestres. Y a pesar de los resultados que se han tenido, el flujo del combustible robado no se detiene.

    Pero hasta el momento se ha prestado poca atención a las gasolineras, que es el eslabón central para reducir el problema, ya que si bien el combustible robado se puede vender directamente en lugares clandestinos, la cantidad de gasolina que puede moverse en los mismos sin llamar la atención es poca, es decir, que con el caudal de combustible que se extrae de los ductos, de instalaciones de Pemex, que se roba de camiones cisterna o que ingresa por huachicol fiscal, solo es posible moverlo a través de gasolineras legales.

    A las gasolineras les conviene comprar combustible robado, porque pueden comprar un insumo que ya venden mucho más barato y obtener una ganancia mayor, al tiempo que en muchos casos el producto es fácil de esconder, ya que se combina en una misma estación, combustible legal e ilegal.

    En el país se tienen más de 14 mil gasolineras, todas ellas operan bajo una concesión de Pemex y por tanto se tiene la facultad de retirar la misma cuando incumplan el marco legal, por ejemplo, cuando comercializan combustible robado o cuando no pueden demostrar la compra legal de parte de su gasolina.

    Y a pesar de que las revisiones se incrementaron, en 2025 solo 56 gasolineras fueron sancionadas y a 35 de ellas se les revocó el permiso de operación. Lo cual podrá parecer positivo, sin embargo, se estima que 1 de cada 3 litros gasolina que se venden en el país es ilegal, de forma que un esquema de revisión eficiente tendría que haber sancionado al menos al 25 por ciento de las estaciones de servicio del país, es decir, unas 3 mil 500.

    La estrategia por tanto debe de pasar por incrementar el riesgo para las gasolineras que venden combustible ilegal, para que ya no les resulte rentable participar en el esquema y, al contrario, vean que la posibilidad de perder su permiso de operación y por tanto su inversión, es real.

    De manera que, si las gasolineras por miedo a perder sus concesiones se niegan a comercializar el combustible ilegal, difícilmente las bandas de huachicol van a encontrar canales de venta adecuados y el negocio comenzará a decaer por no contar con vías seguras para llegar a los clientes finales.

    Centrarse en las gasolineras tiene una ventaja enorme, ya que si las autoridades desarrollan un esquema efectivo para identificar a las gasolineras cómplices, dado que estas tienen mucho que perder, provocaría que la demanda de combustible robado o ingresado al país se reduzca de forma sustancial, provocando un efecto positivo triple: por un lado disminuirían las pérdidas de Pemex, por otro se incrementarían las ventas legales y tercero se reducirían los ingresos de muchas organizaciones criminales, teniendo un efecto secundario favorable reducción de la violencia.

    El autor, Víctor Manuel Sánchez Valdés (@victorsanval), es profesor investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila, especialista en seguridad pública y doctor en políticas públicas por el CIDE. Correo de contacto: victorsanval@gmail.com.