La pregunta es trillada, pero necesitamos plantearla debido al relegamiento que experimenta esta disciplina en los programas académicos. Lo que se privilegia es el conocimiento de la ciencia y tecnología, descartando al ser que se ocupa del desarrollo de esas ramas. Y, siendo más precisos, la filosofía no tiene por qué entablar una lucha por sobrevivir en el currículo o plan de estudios, puesto que su campo de competencia es iluminar y encontrar el sentido de la propia vida. Citaremos, hoy, a tres filósofos que responden a la pregunta inicial.
Gilles Deleuze, escribió: “Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve ni al Estado ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraría a nadie no es una filosofía. Sirve para detestar la estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa”.
William James, asentó: “La filosofía es el más sublime y a la vez más trivial empeño humano... «No da de comer», como se ha dicho, pero nos puede infundir coraje en el alma...; nadie puede vivir sin los penetrantes rayos de luz que arroja sobre las diversas perspectivas del mundo”.
André Comte-Sponville, precisó: “Filosofar no es un deber moral sino una necesidad. La vida es tan difícil que tenemos necesidad de utilizar nuestra inteligencia para vivir un poco mejor. A fin de cuentas, ¿qué es la filosofía? Es el esfuerzo por pensar, pensar mejor para vivir mejor. El amor a la sabiduría (la filosofía) consiste en intentar vivir de manera un poco menos estúpida, un poco más inteligente, para ser más felices”.
¿Reconozco su importancia?