Personajes distinguidos
Aunque esta columna no es obituario (lo hemos repetido varias veces), no podemos menos que reconocer la pérdida de personajes relevantes de la comunidad.
Toda persona humana es relevante, digna y distinguida por sí misma, independientemente de su estatus, credo religioso, situación económica, afiliación política, contribución comunitaria o condición social.
No obstante, hay personas conocidas por su participación en el desarrollo educativo o social. Tal es el caso de dos personajes que comparten el mismo apellido: Echavarría.
El apellido que nos ocupa es de origen español, prácticamente de la región de Navarra. Según la tradición, era un apellido de una familia noble, de caballeros, y su significado es “lugar de los castillos” o “lugar de los castaños”.
Rosalva Echavarría Valenzuela de Fuentes, esposa de Carlos Fuentes Borboa, fue empresaria y docente, comprometida con las causas más justas de la sociedad. Estudió Filosofía en la Universidad Iberoamericana, se desempeñó muchos años como maestra y fue presidenta de Sociedad Educadora, además de colaborar en el Patronato Pro Sorteos del Seminario de la Diócesis de Culiacán, y en el ICAMI.
Se distinguió por equilibrar su desempeño familiar y social, como señaló en el ICAMI: “Hemos visto que el equilibrio trabajo y familia se traduce a menudo en el uso que hacemos de nuestro recurso más escaso: el tiempo. Una sana vida de familia requiere tiempo y tiempo de calidad para poder desarrollar las funciones derivadas de nuestros roles de padres y esposos, funciones que en muchas ocasiones no se pueden delegar”.
La otra persona que nos ocupa es Raúl René Rosas Echavarría, conocido popularmente como “Chito Rosas”, quien fue hombre culto, buen conversador, diputado, funcionario público, abogado, notario y fundador de varias escuelas, como la Escuela Libre de Derecho, Colegio de Bachilleres y la hoy UAdeO.
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