Plan Sinaloa y la acción federal antinarco
Rocha a la economía; Harfuch a pacificar
Uno de los acuerdos que fue fortalecido en la Mesa de Coordinación Nacional para la Construcción de la Paz y la Seguridad, donde el Gobernador Rubén Rocha Moya presentó el viernes el Plan Sinaloa, consistió en reforzar la coordinación entre lo federal y lo estatal para acelerar la protección a la población en la entidad que junto con Guanajuato, Estado de México, Jalisco, Guerrero, Michoacán y Baja California concentra el 51.5 por ciento de la comisión de homicidios en México.
El Mandatario estatal solicitó mayor estrategia, labor de inteligencia y permanencia del despliegue de elementos del Ejército, Marina y Guardia Nacional, pero al hacer el planteamiento no fue con las manos vacías ya que expuso ante los altos mandos de seguridad pública en México lo que es su principal apuesta más allá de la labor de combate a la narcoguerra: el Plan Sinaloa para la Reactivación Económica que con la inversión pública nacional y local de 76 mil millones de pesos impulsará obras con sentido social en los 20 municipios.
De los gobernadores que se han sumado al Plan México que implementa la Presidenta Claudia Sheinbaum, el de Sinaloa es quien ofrece la mayor derrama de recursos debido a que otros armaron los paquetes con el presupuesto asignado por el Gobierno federal para 2025. En Sonora, por ejemplo, Alfonso Durazo le apuesta casi todo a la generación de energías renovables como anzuelo a la inversión extranjera, y en cambio Rocha Moya participa con recursos estatales y agregó los 2 mil 300 millones de pesos del crédito que el Congreso le autorizó contratar para reponer la suma similar que el Sistema de Administración Tributaria le cobrará debido a incumplimientos de administraciones anteriores.
Aclarando en panorama, es un hecho que el Gobierno de México se hará cargo de las acciones para someter a los sicarios y arsenales de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán y los de Ismael “El Mayo” Zambada que chocan entre sí en la mayor guerra que se haya registrado en el Cártel de Sinaloa, mientras que a Rocha Moya se le asignó la misión de concentrarse en concretar aquí el Plan México que en enero presentó Sheinbaum y está en la cuenta regresiva para que antes de junio se noten los buenos resultados.
De eso se trató el viernes. Si bien es cierto que Sinaloa no es el estado con mayor violencia en México, pues representa el 6.9 de los asesinatos que comete la delincuencia organizada, mientras Guanajuato aporta el 11.8 por ciento y Estado de México el 8.2 por ciento, sí es el que atrae la atención nacional e internacional por la ofensiva intracártel que inició el 25 de julio de 2024 al ser sometido a la fuerza “El Mayo” en Culiacán por uno de los hijos de “El Chapo” y llevado por medios extrajudiciales a Estados Unidos para entregarlo a la justicia de aquel país.
La misma Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana que dirige Omar García Harfuch analiza que Sinaloa iba en tendencia de descenso de delitos de alto impacto hasta que el pasado 19 de septiembre empezó la gran colisión en la principal organización mexicana del narco. En agosto de 2024 hubo 44 homicidios dolosos y desde septiembre la incidencia creció a 142 asesinatos con arma de fuego ese mes, 182 en octubre, 175 en noviembre y 156 en diciembre. Igualmente el análisis frío, libre de ingredientes que usan la crisis de inseguridad para llevar agua a molinos políticos que ya no jalan votos, revela que en 2025 las muertes violentas bajaron tenuemente con 138 en enero, 119 en febrero y 135 en marzo. Abril pinta feo por multihomicidios y fosas clandestinas.
Entonces a Rocha le quedan nomás dos opciones. Una, la de sentarse a reclamarle a la historia por haber sucedido en su gobierno la masacre con origen en la anulación de Ismael Zambada como factor de pacificación en las organizaciones del narco, fiel de la balanza criminal que benefició a los gobernadores anteriores. O, dos, dedicarse en cuerpo y alma a la difícil faena de reconstrucción de la paz hasta recuperarla a niveles que sus antecesores en el cargo decretaron como normales.
Todo indica que optó por lo segundo y que va en la vía por la cual le toca transitar dejando claro en la reunión de la Mesa de Coordinación Nacional para la Construcción de la Paz y la Seguridad del 25 de abril que frente al bárbaro proceder delincuencial que intenta demoler la estabilidad mediante la violencia al ras del terrorismo, al cual le corresponde atender a la Federación, el Gobernador moverá sus fichas en el ajedrez de la reactivación económica.
Y está llegando el momento de evaluar en junio si en los primeros seis meses a Rocha le da buenos resultados el Plan Sinaloa con los 39 mil millones de pesos de recursos federales para inversiones productivas y programas sociales; la inyección nacional y local por 30 mil millones de pesos en desarrollo de proyectos generadores de empleos; la atracción de 8 mil 392 millones de dólares de empresas extranjeras para fortalecer las cadenas productivas; la derrama del Gobierno del Estado de 6 mil millones de pesos en obra pública y programas sociales, así como el crédito por 2 mil 300 millones de pesos.
El caso es que en Sinaloa,
Llegó el momento de decidir:
Remamos juntos en la canoa,
O el bote se nos puede hundir.
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana federal mantiene la maniobra de reducir la violencia en Sinaloa con el debilitamiento financiero y táctico de las organizaciones criminales en choque, que en siete meses han recibido golpes como la supresión de casi mil 200 personas generadoras de violencia, el aseguramiento de más de mil 700 armas de fuego, alrededor de 400 mil cartuchos, cerca de 46 toneladas de drogas y destrucción de 250 narcolaboratorios. Y Omar García Harfuch no tiene a sólo a Sinaloa como alta prioridad ya que su función es la de cuidar a todo México y evitar que la narcoviolencia se esparza a todo el territorio nacional.