La persona rica no es la que posee mucho dinero o inmensos bienes, sino la humilde, sensata, sincera, sencilla y generosa. La verdadera riqueza no se encuentra en la abundancia, sino en la escasez; en la carencia, más que en la opulencia.
Esto parece un contrasentido, pero, como afirmó el Papa Francisco, más bien es ir contracorriente, porque se pregonan y viven otro tipo de supuestos valores en la sociedad actual. En cambio, en las bienaventuranzas, Jesús delineó el camino que conduce a la auténtica grandeza: la pobreza interior.
Desde la óptica de Jesús, los mansos son quienes heredarán la tierra. “Es una expresión fuerte, en este mundo que desde el inicio es un lugar de enemistad, donde se riñe por doquier, donde por todos lados hay odio, donde constantemente clasificamos a los demás por sus ideas, por sus costumbres, y hasta por su forma de hablar o de vestir. En definitiva, es el reino del orgullo y de la vanidad, donde cada uno se cree con el derecho de alzarse por encima de los otros. Sin embargo, aunque parezca imposible, Jesús propone otro estilo: la mansedumbre”, resaltó Bergoglio.
“La mansedumbre es otra expresión de la pobreza interior, de quien deposita su confianza solo en Dios. De hecho, en la Biblia suele usarse la misma palabra anawin para referirse a los pobres y a los mansos. Alguien podría objetar: «Si yo soy tan manso, pensarán que soy un necio, que soy tonto o débil». Tal vez sea así, pero dejemos que los demás piensen esto. Es mejor ser siempre mansos, y se cumplirán nuestros mayores anhelos... Aun cuando uno defienda su fe y sus convicciones debe hacerlo con mansedumbre y hasta los adversarios deben ser tratados con mansedumbre”, precisó.
¿Actúo con mansedumbre? ¿Cultivo la pobreza interior?
@rodolfodiazf