La noticia del fallecimiento del ex Presidente de Uruguay, Pepe Mujica, recorrió presurosa todos los países del mundo. Era ampliamente conocida la gravedad de su enfermedad, pero la muerte siempre nos toma por sorpresa, sobre todo cuando se trata de una persona querida, austera, admirada y reconocida.
Su partida no fue inesperada ni sorpresiva, pues el cáncer de esófago en fase terminal ya lo anticipaba. Sin embargo, aunque se esperaba su muerte, no por eso no se experimenta un gran vacío ni se deja de sentir su ausencia, pues fue un político sincero, de vida austera y de gran congruencia.
Al escucharlo hablar, no podía uno menos que remitirse a la figura del jardinero que inmortalizó Jerzy Kosinski, en su novela titulada “Desde el jardín”, donde presenta a un jardinero sin roce social que llega a trabajar a una casa y se confina en ella; su único contacto con el mundo exterior lo constituían los programas de televisión.
Su privilegiado conocimiento era el cultivo de las plantas, pero quienes lo escuchaban no interpretaban de manera literal el mensaje, sino que lo adecuaban a las expectativas que se habían formado y creían que les ofrecía una teoría y explicación figurada para transformar la realidad.
En verdad, Mujica se asemejaba a este jardinero solamente en su sencillez y manera de hablar coloquial, puesto que era una figura popular y poseía una gran experiencia y militancia política. Fue guerrillero, preso político y rehén de la dictadura militar; posteriormente, se convirtió en diputado, senador y presidente de la República de Uruguay.
En sus discursos y estilo de vida denunció el despiadado impacto ambiental que la globalización trae consigo, así como su gran rechazo a la civilización del consumo, que solamente refleja el triunfo de esta sociedad mercantilista.
¿Conozco políticos ejemplares?