Pontevedra, el milagro posible

    Entre los logros que ha tenido en sus veintidós años de gobierno destaca que luego de que Pontevedra era una “ciudad contaminada, ruidosa y sin perspectiva de futuro, un auténtico almacén de coches” como él la describió, hoy es una ciudad donde hace más de diez años no cuentan un solo fallecido por incidentes viales

    Cuatrocientas personas lo escuchamos con atención en vivo (de forma virtual) en el Auditorio del MIA. Miguel Anxo Fernández Lares, Alcalde de la ciudad de Pontevedra nos compartió su experiencia de cómo una ciudad puede convertirse en un paraíso para vivir en paz y de forma próspera luego de que la ciudadanía logra acuerdos y valora resultados.

    Miguel Anxo por momentos parecía estar en persona en el auditorio, la comunicación fue tan directa y su explicación tan clara que parecía dibujarla en el aire con ese constante movimiento de manos cual director de orquesta atento a sus instrumentos nos describió lo sencillo que parece ser ponerse todos de acuerdo por el bien y la salud de la ciudadanía que disfruta plena su ciudad.

    Médico de profesión, Miguel Anxo puede ya incluir en su currícula haber aportado grandes dosis de buena salud a toda la población pontevedrés. Entre los logros que ha tenido en sus veintidós años de gobierno destaca que luego de que Pontevedra era una “ciudad contaminada, ruidosa y sin perspectiva de futuro, un auténtico almacén de coches” como él la describió, hoy es una ciudad donde hace más de diez años no cuentan un solo fallecido por incidentes viales. A partir de transformar sus calles para dar mejores condiciones a los peatones se ha reducido el tráfico motorizado hasta un 97 por ciento en el casco histórico y más del 50 por ciento en toda la ciudad. El 80 por ciento de los niños van caminando a sus escuelas, la mayoría de ellos, solos. En resumen: la ciudad goza de buena salud.

    En el panel de inauguración del Foro para la Movilidad Sostenible que el Gobierno del Estado de Sinaloa organizó a través del Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública, Miguel Anxo estuvo acompañado por Francesco Tonucci, quien lo antecedió y en su conferencia expresó que para medir la salud en una ciudad los niños y las niñas son “sensibles indicadores ambientales” precisó: “debemos observarles, si vuelven a jugar en el espacio público, significa que la ciudad ha resuelto sus problemas y vuelve a ser una ciudad para toda la gente, una ciudad saludable”.

    Como parte de la “fórmula mágica” Miguel aseguró que para que esto suceda debe haber un proyecto claro y definido. Aseguró que las grandes transformaciones de la ciudad no surgen de forma espontánea, se debe pensar, imaginar, estudiar otras experiencias, lograr un apoyo y convencimiento social y dar el paso para convencer con hechos y datos a una gran parte de la población que seguía escéptica a los cambios.

    Las premisas de su proyecto se basaron en una aspiración colectiva de recuperar el espacio público para las personas (no para los automóviles). En Pontevedra se transformaron las calles de tal forma que se perciben como espacios para la gente que camina donde los coches “tienen permiso de circular” sin exceder los 30 kilómetros por hora de velocidad máxima y con la obligación de ceder siempre el paso a los peatones cuando éstos necesitan cruzar las calles. Esto generó un ambiente extraño para quienes visitamos la ciudad pues no estamos acostumbrados a ver circular coches “en cámara lenta” siempre con su conductor atento a las personas que cruzan las calles sin preocupación de ser atropellados.

    El espacio público es accesible para toda persona. Para desplazarse, no hay prácticamente escalones que subir o bajar, se logró en su totalidad invertir la prioridad de movilidad, la ciudad es realmente para las personas que caminan (independientemente de su capacidad y forma de hacerlo) y ello ha provocado que un alto porcentaje de la ciudadanía decida utilizar su automóvil solo para salir de la ciudad. Un dato curioso es que tres cuartas partes de la población tiene automóvil (en Culiacán no llega al 50 por ciento). El problema no es el número de automóviles sino la cantidad de veces que se utiliza.

    La gente que decide moverse en bicicleta en Pontevedra no necesita de ciclovías ni de condiciones especiales. La velocidad reducida de los automóviles garantiza su seguridad plena.

    Tener un espacio público limpio y reforestado donde se ha reducido la contaminación un 67 por ciento, personas desplazándose en bicicleta sin correr peligro, gente caminando (la mayoría) y el hecho de lograr que la gente no perezca por hechos viales convirtió a Pontevedra en una ciudad merecedora de muchos premios internacionales. Entre éstos, destaca el reconocimiento como “un ejemplo de diseño que promueve hábitos de vida saludables” otorgado por la ONG Center For Active Designs que promueve el uso de soluciones de planeamiento urbano y arquitectónico para mejorar los hábitos saludables de los ciudadanos y cuyas bases del premio exige que las ciudades participantes “hayan encontrado maneras creativas y efectivas para animar a los ciudadanos a incrementar su actividad física”.

    Pontevedra es un ejemplo mundial de buena salud y no solo eso, tiene además un Alcalde dispuesto a compartir su entusiasmo convencido de que existe en todas las ciudades del mundo un punto de partida común: estar convencidos de que el milagro es posible.Las conferencias pueden verse en: https://www.facebook.com/sinaloasesesp/videos/681489483240911

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