De acuerdo a los analistas del sector financiero, el plan presidencial que presentó el equipo de Claudia Sheinbaum, es muy ambicioso, ya que contempla un crecimiento integral del país, tanto en lo regional como por entidad federativa, llevando como prioridad, el impulso de la producción con materiales hechos en México.
Dicen los estudiosos de la administración y del desarrollo humano, que para alcanzar objetivos hay que contar con un plan; de negocios en el terreno empresarial y de servicios; y de vida, en el caso de las personas. Es decir, una carta de navegación.
Ciertamente, para aprovechar mejor nuestros recursos y habilidades, tenemos que establecernos metas a alcanzar, conocer nuestras fortalezas y debilidades, adicionando a todo ello, planes estratégicos que nos permitan contar con salidas alternas para realizar los cambios oportunos, ante circunstancias imprevistas.
Como quien dice, hay que soñar con los pies bien plantados sobre la tierra y evitar caer en falsas expectativas.
Todo lo anterior viene a propósito del llamado Plan México, recientemente presentado por la Presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, cuyo intento es meternos en la posición número 10 de la clasificación de las economías más fuertes del mundo, elaborada por diversas instituciones de corte internacional.
De acuerdo a datos publicados en la página electrónica DatosMundial.com, al 2023, se nos colocaba en la posición 12 de dicha tabla, por debajo de Rusia y Canadá, justamente, la ocupante de la décima posición, a la cual, aspira desbancar la administración de la científica.
Esperemos que así sea, ya que al 2023, el Ingreso Promedio anual Per Cápita en la tierra de la hoja del Maple, andaba por arriba de millón de pesos, mientras que en nuestro país rondaba los 267 mil pesos. Esperemos que así sea, ya que un crecimiento económico que no redunde significativamente en la situación de los ciudadanos, no provoca un impacto social integral.
De acuerdo a los analistas del sector financiero, el plan presidencial que presentó el equipo de Claudia Sheinbaum, es muy ambicioso, ya que contempla un crecimiento integral del país, tanto en lo regional como por entidad federativa, llevando como prioridad, el impulso de la producción con materiales hechos en México, adosándole la apertura de créditos al sector de las pequeñas y medianas empresas que operan dentro de la economía formal.
También, entre otras acciones, en el ramo turístico, se aspira a elevar el flujo de turismo extranjero que nos lleve a ser considerados como uno de los países más visitados del mundo.
El Plan México, por supuesto, ha levantado el entusiasmo de quienes lo diseñaron, de tal suerte, que Marcelo Ebrard, por ejemplo, considera que dicho documento es inédito y que la titular del ejecutivo vuelve a mostrarse como una estadista; dicho proyecto, también ha logrado la simpatía de algunos capitanes del gran capital.
Sin lugar a dudas, es válido el esfuerzo gubernamental que procura elevar la economía sin descuidar el aspecto social y el respeto al medio ambiente, sin embargo, repito, hay que soñar con los pies en la tierra y desde mi silvestre punto de vista, en el Plan México no se están considerando las amenazas, tales como el clima negativo que genera la violencia de alto impacto; la extorsión a los emprendedores; los secuestros y desapariciones forzadas, así como la impunidad que reina en el país.
Otros aspectos soslayados en este plan, son la incertidumbre que rodea al nuevo sistema judicial y de copete, las medidas inesperadas que se sacará de la chistera el nuevo presidente de nuestro principal socio comercial.
Y como cereza en el pastel, la manifiesta incapacidad estatal en cuanto a generación de energías para las industrias.
Por el bien de todos, dijera el clásico, esperemos que el Plan México se convierta en una realidad y nos devuelva a los tiempos del sueño mexicano ¡Buenos días!