¿Por qué votan los electores?

ALDEA 21
    Sin duda existe una gran cantidad de razones por las que un elector acude a votar, pero también aquellas que en lo particular reúne a una mayoría que finalmente decide quién gobierne o qué tipo de gobierno prefiere.

    Este ha sido uno de los temas que mayor interés ha despertado en investigadores y consultores políticos en los últimos años, del cual han resultado una serie de elementos que en su mayoría se repiten, pero que también aporta nuevos hallazgos que de acuerdo al contexto electoral determina nuevas o antiguas razones por las que los electores acuden a votar.

    No obstante, hay quienes afirman, como la economista mexicana Lucía Buenrostro, que a pesar de ser uno de los fenómenos sociales más estudiados, también es uno de los menos entendidos. Sin duda existe una gran cantidad de razones por las que un elector acude a votar, pero también aquellas que en lo particular reúne a una mayoría que finalmente decide quién gobierne o qué tipo de gobierno prefiere.

    Desde inicios del Siglo 21, México ha vivido procesos electorales donde la alternancia de partidos en gobiernos ha estado presente y con ellos la experiencia para revisar las distintas razones que motivan al elector al momento de elegir. Cada proceso electoral reúne añejas y nuevas motivaciones que estratégicamente son importantes conocer para quienes compiten en el actual proceso electoral.

    Para el especialista en temas electorales, el mexicano Andrés Valdez Zepeda, hay distintas formas de clasificar, agregar o identificar electores de acuerdo a sus razones y sinrazones, pues el acto de votar sintetiza y refleja lealtades político-electorales, sueños y esperanzas de la gente, así como temores y, de cierta manera también, rencores sociales, filias y fobias. En una interesante investigación para entender el comportamiento político de los electores, ofrece la descripción de 19 tipos de votantes:

    El Voto racional o correcto, que es cuando prefieren candidatos y partidos que les generan una mayor utilidad, evalúa a los candidatos y partidos, según sus intereses personales y vota por el que mejor valora. El Voto inercial, que se forma por costumbre o predisposición política a través de los años. Voto personalizado, que se decide considerando quién es el candidato, más que el partido o la plataforma electoral que se propone.

    El Voto de ira, motivado por el hartazgo, descontento, inconformidad, malestar e irritación social en contra de algunos de los partidos, candidatos o plataformas político-ideológicas. El Voto por consigna o corporativo, donde las élites o líderes de las corporaciones, sindicatos u organizaciones sociales determinan la orientación de su voto. Voto de hambre, que se genera por las severas carencias económicas, cuya principal preocupación no es el tipo de gobierno, sino la sobrevivencia económica.

    El Voto del miedo, motivado por una serie de temores, amenazas, intimidaciones e incertidumbres sobre el presente y el futuro de una determinada colectividad. El Voto contextual, se genera si hay una tendencia nacional donde lo más normal es que propicie procesos de alternancia democrática a nivel local, uniéndose a esa tendencia nacional. El Voto circunstancial, en este caso, la coyuntura o circunstancia social en la que se realiza la elección, influye en el comportamiento del electorado.

    El Voto ganador, cuando los electores votan por aquellos candidatos o partidos que es probable que resulten ganadores. El Voto plebiscitario, que define en razón a la evaluación que hacen con respecto de las actuaciones de los partidos que están tanto en el gobierno, como en la oposición. El Voto de plástico, generado por la naturaleza moldeable e influenciable del ser humano, depende de la “información” de los medios de comunicación y que inciden en la formación de la opinión pública.

    El Voto nulo, aquel sufragio que no tiene validez en los conteos electorales, debido a que no reúne las cualidades y especificaciones de ley. El Voto útil, cuando el elector convierte a su segunda preferencia en la primera opción para evitar que un tercero, con el que discrepa o considera riesgoso, gane la elección. Voto ideológico, se genera a partir del adoctrinamiento y simpatía ideológica con el partido o el candidato que representa determinada ideologías política. El Voto partidista, se genera a partir de la identidad política con la institución partidista, formándose, a través de los años.

    El Voto de clase social, por la ubicación del elector en la estructura social. La motivación y su orientación política-electoral están en función de la clase social a la que pertenece. El Voto experiencial, puede ser positivo o negativo, de acuerdo a la experiencia a partir de la relación e interrelación de los votantes con los partidos, candidatos y gobiernos. Y finamente el Voto relacional, parecido al anterior, pero que se genera a partir de una relación positiva, grata y placentera entre el partido, candidatos y gobiernos en una perspectiva de corto, mediano y largo plazo.

    Como se observa en esta interesante tipología del votante, se tiene toda una variada y a la vez compleja tarea para los actuales candidatos y partidos que compiten en la elección para el 6 de junio, que a escasos 16 días de celebrarse, deberían considerar hacer un inventario para conocer a qué tipo de votantes hasta el momento han dirigido sus campañas, pues ante la presumible competencia cerrada, todos cuentan.

    Hasta aquí mi opinión, los espero en este espacio el próximo martes.

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