En este país se arraigó por mucho tiempo la antidemocracia en todas las actividades sociales, es lógico que no será un camino fácil erradicar esos atavismos, producto de esa realidad que privó en el país, habrá resistencias de diversa índole por parte de los líderes charros y sus corifeos, que no se han dado cuenta que llegó la hora de terminar con la larga noche de corrupción y atropellos. Pero más temprano que tarde los trabajadores mexicanos terminarán estableciendo la democracia verdadera en la vida social y política del país.

    A los trabajadores de este país, desde hace poco más de tres años, les empezó a cambiar la vida, al reivindicarse sus derechos laborales, conculcados por los gobiernos neoliberales. En los últimos tres años han recibido aumento a sus salarios como no sucedía en muchos años, lo reconocen y lo valoran en su justa dimensión.

    En lo que va del actual sexenio los trabajadores, a partir de la reforma laboral de 2019 que permite la democracia sindical en sus organizaciones gremiales, cuentan con un instrumento para terminar para siempre con los llamados “líderes charros”.

    Hoy los obreros tienen la oportunidad de que su voto, sin ninguna restricción, sea secreto, libre y directo, teniendo en sus manos una forma idónea para barrer de la dirección de sus sindicatos a los líderes corruptos, convertidos en viles caciques sindicales que manejan los intereses de los trabajadores a su antojo. Las tradicionales prácticas gansteriles de los dirigentes sindicales han terminado; en lo sucesivo, los trabajadores van a expulsar a los corruptos sin que nadie pueda evitarlo, esperamos que mediante su voto la clase laboral erradique para siempre ese flagelo de sus organizaciones sindicales.

    La demanda de los trabajadores por el establecimiento de la democracia en sus sindicatos era muy añeja y logró plasmarse en ley en el actual gobierno de la cuarta transformación; ahora corresponde a los trabajadores ejercer esa libertad y hacer que se cumpla plenamente al interior de sus sindicatos.

    Tener buenos dirigentes, emanados de las bases, permitirá que sus contratos colectivos de trabajo sean respetados, que los acuerdos suscritos con los patrones no sean escamoteados por componendas de dirigentes con la patronal, una práctica muy socorrida en el pasado. La nueva mística de los líderes sindicales debe ser la honradez a toda prueba, su lealtad con sus representados, de lo contrario deben ser sancionados con la revocación de mandato sin ningún miramiento. Enfatizamos la importancia de la nueva ley laboral como herramienta legítima de los trabajadores para obtener beneficios que, en el pasado, se habían hecho nugatorios por parte de los líderes venales incrustados en la mayoría de los sindicatos.

    Una de las prioridades del Presidente Andrés Manuel López Obrador fue reivindicar los derechos de los trabajadores, mismos que les fueron arrebatados mediante una “reforma” laboral de corte neoliberal, la cual más bien era una contrarreforma, debido a que permitía el “outsourcing” y dejaba sin efecto muchas conquistas laborales garantizadas por el Artículo 123.

    Se ha empezado a poner en práctica el ejercicio del voto secreto y directo en la elección de los dirigentes gremiales, no sin enfrentar resistencias de todo tipo, desde las maniobras de los caciques sindicales que se niegan a aplicar las nuevas reglas para hacer efectivo el voto de los trabajadores, hasta la manipulación interesada del padrón electoral. Incluso lo inaudito ha sucedido en esta transición: se han presentado casos donde los propios trabajadores proponen como dirigentes a conspicuos esbirros de antiguos caciques sindicales, mismos que por largos años usufructuaron las arcas sindicales.

    Eso demuestra el largo camino que los trabajadores tendrán que recorrer para que impere la democracia sindical en toda su magnitud. Habrá resistencias de las fuerzas del pasado, pero somos optimistas porque los trabajadores sabrán imponer, cuando hagan uso pleno de la herramienta que la cuarta transformación les ha entregado, su voluntad, mediante el sufragio efectivo.

    En este país se arraigó por mucho tiempo la antidemocracia en todas las actividades sociales, es lógico que no será un camino fácil erradicar esos atavismos, producto de esa realidad que privó en el país, habrá resistencias de diversa índole por parte de los líderes charros y sus corifeos, que no se han dado cuenta que llegó la hora de terminar con la larga noche de corrupción y atropellos. Pero más temprano que tarde los trabajadores mexicanos terminarán estableciendo la democracia verdadera en la vida social y política del país.

    Lo bueno es que la inmensa mayoría de ciudadanos ven con entusiasmo los cambios sustantivos que van haciendo avanzar la democracia.

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