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    No ha habido nada espectacular en sus primeros 12 meses en términos de obra pública ni vemos un proyecto de inversión que vaya a dejar una huella profunda a largo plazo; sin embargo, la población lo califica de manera muy positiva cuando vemos las evaluaciones que se hacen de los gobernadores en el conjunto del país. En efecto, el hijo predilecto de Batequitas en sus 12 primeros meses de gobierno aparece sistemáticamente entre los tres mejores mandatarios estatales, lo que no es poca cosa.

    Al mismo tiempo que un futbolista sinaloense jugaba en una Copa Mundial de Qatar- en 2002 lo hizo Jared Borgetti y desde entonces no han parado hasta llegar a Héctor Moreno en 2022- Rubén Rocha Moya se preparaba para entregar su Primer Informe de Gobierno al día siguiente.

    La atmósfera futbolística ha opacado otros temas en México y el resto del mundo. Así sucede cada cuatro años porque este deporte domina el escenario del espectáculo global desde hace varias décadas. Tan solo los Juegos Olímpicos se le puede comparar. Y es así porque los seres humanos necesitamos de símbolos culturales significativos que apelan inconscientemente a los instintos tribales, a la guerra simulada, a los héroes (generalmente de origen popular pero que son idolatrados por todas las clases sociales), a las hazañas y a la gloria del triunfo e, incluso, a la derrota dolorosa que nos arranca las lágrimas.

    Aunque suene un despropósito decirlo, la presencia cada vez mayor de los futbolistas sinaloenses en la Liga MX -es decir, la máxima división profesional de este deporte-, en la Selección Mexicana -cuatro jugadores de Sinaloa en Qatar al igual que los de Jalisco, la máxima potencia futbolera de México- y en el futbol europeo, habla del gran potencial humano que hay en nuestro estado para triunfar en este campo y muchos más, pero que no hemos sabido encauzar con una visión estratégica.

    Que sirva esta digresión para hacer un comentario sobre el primer año de gobierno del doctor Rocha Moya.

    No ha habido nada espectacular en sus primeros 12 meses en términos de obra pública ni vemos un proyecto de inversión que vaya a dejar una huella profunda a largo plazo; sin embargo, la población lo califica de manera muy positiva cuando vemos las evaluaciones que se hacen de los gobernadores en el conjunto del país. En efecto, el hijo predilecto de Batequitas en sus 12 primeros meses de gobierno aparece sistemáticamente entre los tres mejores mandatarios estatales, lo que no es poca cosa.

    Para un político la popularidad o la aceptación mayoritaria es agua bendita a pesar de que la opinión periodística le sea poco favorable. Es evidente que a Rubén Rocha Moya no le gustan los periodistas incómodos -que generalmente son los más críticos- y se ha confrontado con ellos, pero el grueso de la ciudadanía se inclina por darle una opinión favorable. A esta no parece importarle mucho lo que digamos los reporteros y los opinólogos. A estas alturas a las nuevas generaciones les interesa más lo que dicen los influencers.

    No sabemos si, en efecto, los usuarios de las redes sociales están siendo influidos por los nuevos comunicadores o qué está influyendo para que el Gobernador sea bien aceptado entre las mayorías, pero lo cierto es que, salvo la opinión del círculo rojo, Rocha Moya ha pasado el primer año, con numerosas fricciones, pero sin descarrilamientos.

    No obstante, su acción política, al margen de la administración pública, es contradictoria, zigzagueante, desconcertante para muchos, en unos casos, y en otros sorprendente, e incluso novedosa para el contexto mexicano.

    Así es. No deja de ser relevante que los alcaldes de las dos principales ciudades del estado, siendo del mismo partido de Rocha Moya, hayan sido removidos de sus cargos con la indudable intervención del Gobernador.

    Ese tipo de decisiones políticas en el viejo régimen las tomaba generalmente el mismísimo jefe del Ejecutivo federal sin reparo alguno, simplemente fulminaba a los gobernantes que generaban ruido o incomodidad, lo cual por cierto no era muy frecuente.

    Para muchos comentaristas la remoción de Estrada Ferreiro y Benítez Torres tenía como objetivo eliminar a dos políticos que se resistían al liderazgo de Rocha Moya. Seguramente había algo de eso, pero no es cualquier cosa que un Mandatario estatal acepte que se juzgue a dos miembros de su mismo signo partidario por conductas abusivas de poder y posible corrupción. No creo que esto haya sucedido en otras entidades gobernadas por la 4T ni que haya sucedido en otros momentos de la historia del País. En Sinaloa, por lo menos, no había sucedido. Seguramente este tipo de decisiones ha influido para que Morena, a pesar de la ausencia de grandes obras, la rispidez de las relaciones con la prensa y que varios delitos siguen teniendo un alto impacto, tenga una evaluación positiva en Sinaloa. Las bajas de Estrada Ferreiro y Benítez Torres han beneficiado a los habitantes de Culiacán y Mazatlán, a la 4T y a Rocha Moya.

    A pesar de lo anterior, aún no vemos una línea estratégica en el actual gobierno, ni la ha habido en varios anteriores, donde el enorme potencial humano que hay en Sinaloa encuentre cauces nutridos de desarrollo. Morenos, Cotas, Romos y Gutis hay muchísimos en todos los campos societarios en Sinaloa, solo esperan planes y liderazgos bien cimentados y de largo plazo para escalar grandes alturas.

    Posdata

    Sería un hecho inédito en la historia de México, y probablemente del mundo, que hubiese una candidata a la presidencia, Claudia Sheinbaum, cuya profesión sea, antes que la política, la de ser científica, y que su pareja, Tarriba Unger, también tenga la misma formación. ¿Se parecen a Peña Nieto y La Gaviota o a Fox y Marthita?

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