¿Qué rollo con el Electrolit?

12/10/2025 04:02
    Electrolit goza de una posición privilegiada: al estar registrado ante COFEPRIS como un “Insumo para la Salud” y no como una bebida, está exento de los sellos de advertencia frontales (”EXCESO AZÚCARES”) y del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que grava a los refrescos y bebidas azucaradas.

    En el vasto repertorio de las bebidas funcionales, el Electrolit se erige como un producto singular, cuya verdadera naturaleza se encuentra en la intersección de la bioquímica, la regulación sanitaria y la controversia corporativa.

    No es simplemente una bebida refrescante, sino una solución de rehidratación oral formulada cuyo efecto en el cuerpo se basa en principios fisiológicos.

    Su eficacia reside en la interacción de sus componentes clave: agua, glucosa y una mezcla de sales electrolíticas que incluyen sodio, potasio, calcio y magnesio. Químicamente, su diseño se fundamenta en el mecanismo de cotransporte de sodio-glucosa (SGLT1) en el intestino delgado.

    La presencia de glucosa, un monosacárido simple, es crucial no solo como fuente de energía rápida, sino porque su absorción está acoplada a la del sodio.

    Al facilitar la entrada de sodio a las células intestinales, se crea un gradiente osmótico que “arrastra” el agua desde el intestino hacia el torrente sanguíneo, acelerando la rehidratación de manera significativamente más eficiente que el agua sola.

    Por ello, Electrolit está clasificado por las autoridades sanitarias y validado en estudios de PROFECO como un “suero oral” o “electrolitos orales”, un insumo para la salud indicado para la prevención y el tratamiento de la deshidratación por causas como la diarrea, el vómito o la sudoración excesiva.

    El parámetro de comparación definitivo es el Vida Suero Oral, la fórmula distribuida por la Secretaría de Salud de México, basada en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

    Su composición es simple y precisa, diseñada para salvar vidas en casos de deshidratación severa, especialmente en niños con enfermedades diarreicas. Contiene una concentración específica de glucosa (20 g/L), cloruro de sodio (3.5 g/L), cloruro de potasio (1.5 g/L) y citrato trisódico dihidratado (2.9 g/L).

    Esta fórmula tiene una mayor concentración de sodio (90 mEq/L) que la mayoría de las soluciones comerciales, ya que está pensada para reponer las grandes pérdidas de este ion durante la diarrea.

    El Vida Suero Oral no contiene saborizantes ni edulcorantes adicionales; su propósito no es ser agradable al paladar, sino ser fisiológicamente óptimo para la rehidratación en un contexto clínico.

    Por lo anterior, el consumo de Electrolit está indicado en situaciones específicas de deshidratación, como las provocadas por enfermedades gastrointestinales (vómito o diarrea), sudoración profusa por ejercicio intenso o exposición al calor, y para mitigar los efectos de la resaca.

    No obstante, no debe considerarse una bebida de consumo diario. Para una persona sana y correctamente hidratada, su ingesta regular es innecesaria y podría conducir a un consumo excesivo de azúcares y sodio, contrario a una buena salud.

    La PROFECO ha sido clave para clarificar el lugar de Electrolit en el mercado.

    En sus análisis, distingue claramente entre sueros orales, bebidas para deportistas y bebidas hidratantes. Electrolit, clasificado como suero oral, ha cumplido con lo que declara en su etiqueta, validando su formulación para tratar la deshidratación.

    En contraste, bebidas deportivas como Gatorade o Powerade tienen mayores concentraciones de carbohidratos para un fin energético durante el ejercicio, no para una rehidratación clínica.

    La controversia mayor surgió con productos como Suerox, que Profeco señaló por marketing engañoso al presentarse como suero sin contener glucosa, un componente esencial para la rehidratación eficiente, eliminando así el beneficio del cotransporte SGLT1.

    El estándar de oro sigue siendo el Vida Suero Oral, distribuido por el sector salud y formulado según las directrices de la OMS, diseñado específicamente para combatir la deshidratación severa por enfermedad con una composición óptima, aunque menos palatable.

    Esta clasificación científica choca con su contexto regulatorio y fiscal. Electrolit goza de una posición privilegiada: al estar registrado ante COFEPRIS como un “Insumo para la Salud” y no como una bebida, está exento de los sellos de advertencia frontales (”EXCESO AZÚCARES”) y del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que grava a los refrescos y bebidas azucaradas.

    Esta “zona gris” regulatoria ha sido criticada por legisladores y expertos en salud pública, quienes argumentan que su masiva disponibilidad en tiendas de conveniencia y su uso recreativo desvirtúan su propósito médico, contribuyendo al alto consumo de azúcar en la población.

    A esta polémica se suma el oscuro historial de su fabricante, Laboratorios Pisa. La reputación de la farmacéutica ha sido manchada por graves escándalos.

    En 2020, fue inhabilitada por 30 meses por el gobierno federal por proporcionar información falsa para ganar un contrato millonario con el IMSS.

    Ha sido señalada por el gobierno actual de prácticas monopólicas, particularmente en el sector de medicamentos oncológicos, llegando a ser acusada de estar detrás del desabasto de metotrexato para niños con cáncer.

    Además, se ha visto implicada en controversias por medicamentos contaminados que causaron muertes y ha sido sancionada previamente por la COFECE por coludirse para inflar precios de insumos vendidos al sector público.

    Este historial de fraude, acusaciones de monopolio y fallas en la seguridad de sus productos proyecta una sombra de desconfianza que, inevitablemente, alcanza a su producto estrella, Electrolit, un suero eficaz atrapado entre la ciencia que lo valida y los escándalos que lo rodean.

    La elección entre estas bebidas no debe basarse en el marketing (o de “influencers” mercenarios), sino en la necesidad fisiológica.

    El Vida Suero Oral es el estándar médico para tratar la deshidratación por enfermedad. Electrolit se presenta como una alternativa comercial farmacéutica validada por Profeco, para este mismo fin, así como para la deshidratación por actividad física intensa o calor.

    Las bebidas deportivas están relegadas a la reposición de energía y fluidos durante el ejercicio prolongado.

    Y las bebidas hidratantes sin glucosa, aunque pueden aportar electrolitos, carecen del mecanismo de absorción más eficiente y no deben confundirse con sueros terapéuticos.

    Si no padeces alguna de estas condiciones, la mejor bebida rehidratante es el agua.

    Gracias a la lupa de la ciencia y la vigilancia de entidades como Profeco, hoy es posible entender que detrás de cada botella hay una fórmula química distinta, con un efecto muy específico y una indicación clara sobre cuándo y por quién debe ser consumida.