Mientras aguardamos expectantes el desarrollo de la Depresión Tropical Uno-E, que da paso a la formación de la Tormenta Tropical Alvin y quizás derrame agua sobre la reseca epidermis de nuestro estado, permítasenos comentar algunas expresiones sobre la presentación del libro “Quizás agua”, antología de composiciones y odas de la excelente poeta mazatleca, Julieta Montero, que tuvo lugar el miércoles 28, en la sala del Centro de Literatura del Instituto Sinaloense de Cultura. Es columnista del periódico Noroeste Mazatlán desde hace muchos años, invitada a participar en las páginas del rotativo por mi hermano Joel Díaz Fonseca.
Julieta, quien entre sus muchas distinciones, homenajes y condecoraciones obtenidas a lo largo de su fructífera estela obtuvo el Premio Gilberto Owen 1987, así como el Premio Juegos Florales de Guamúchil 2018, expresó que se viaja con la mirada, utilizando una técnica serpentina a través del viento vagabundo, mientras se hornean poemas en siluetas de espejos recorriendo la memoria, que es como una playa infinita.
Resaltó que los surcos del ayer roturan la gramática de la piel, porque el cuerpo de las palabras se derrama sobre la piel desnuda, mientras se oye el eco del silencio que incita y clama a la luciérnaga: alúmbrame.
Imperante, exclamó: ¿quién te parió, poesía? ya lo sé (tuvo que ser) el amante del vocablo. Reflexiva, prosiguió: Nutro mis palabras día tras día. ¿A quién le importa este trabajo? Escribo poemas, algún día como éste alguien los leerá, sólo entonces tendré descendientes en la tierra.
Señaló que las losas del poema arman diversas imágenes, que van formando como un antiguo mosaico bizantino en estas horas sumergidas en el agua, porque el poema es profundo, como el fondo de un pozo de agua cristalina que riega los pensamientos.
¿Refresca la poesía mis palabras y pensamientos?