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Toda composición musical debe tener un momento culminante, un clímax que transporte al escucha a un éxtasis, nirvana y océano de plenitud, pero cuidando de que jamás naufrague en el pantano de la saciedad, pues el espíritu debe anhelar el retorno a ese ambiente de esplendor y excelsitud, en una atmósfera interior que rezume gozo y abundancia.
El compositor ruso, Sergei Rachmaninov, entendía muy bien el tema que abordamos, por eso aconsejó: “La composición misma determina esta culminación”. Retamos al lector a que escuche la variación No. 18 de la Rapsodia sobre un tema de Paganini, sin que se sublime y sienta el deseo de volver a escucharla ensimismado en su paz y grandeza interna.
La rapsodia, en términos literarios, es un poema épico compuesto de varios cantos, como los escritos por Homero. En el terreno de la música, afirma la RAE, se llama rapsodia a una pieza formada con fragmentos de otras obras o con trozos de aires populares (y se llamaba rapsoda al recitador de cantos de poesía épica). Franz Liszt compuso 19 Rapsodias húngaras. De niño, en Manzanillo, recuerdo escuchar una famosa pieza titulada Rapsodia Sueca, de Hugo Alfvén, para anunciar la cartelera cinematográfica.
En el concierto Queen Sinfónico, que tendrá lugar este jueves 30 y 31 de marzo, a las 19:30 horas, en el Teatro Pablo de Villavicencio, con la participación del Quinteto Britania; el cantante invitado, Pablo Juan Martínez; la OSSLA, El Coro y el Taller de Ópera de Sinaloa tendremos oportunidad de embriagarnos con la impactante música de Bohemian rhapsody, y muchos otros temas principales de Queen. La letra se ha cuestionado (un arrepentido hombre que confiesa a su mamá haber cometido un asesinato); sin embargo, la música es impresionante y sublime, mezclando piano, ópera y rock.
¿Gozo la rapsodia?