Este tema ha generado emoción e interés desde los tiempos antiguos. De inmediato vienen a la mente imágenes de poderosos y dinámicos individuos que encabezan ejércitos victoriosos, definen el curso de las naciones, crean religiones, o dirigen imperios corporativos. ¿Cuál es el secreto?, ¿por qué determinados líderes han contado con seguidores y otros no?, no fue hasta el Siglo 20 cuando los investigadores trataron de dar respuesta científica a estas interrogantes. Sobre el liderazgo se han escrito infinidad de artículos en libros, diarios y revistas y se han acuñado distintas definiciones. En la actualidad, podemos responder mejor a algunos de estos temas, pero con los nuevos estudios surgen más preguntas y siguen sin resolverse muchas interrogantes.
No existe una definición universal de liderazgo, porque el tema es complejo y al estudiarse de distintas maneras se emplean o utilizan definiciones diferentes.
Según Robert N. Lussier y Christopher F. Achua, liderazgo: “Es el proceso en el cual influyen líderes sobre seguidores y viceversa, para lograr los objetivos de una organización a través del cambio”.
De acuerdo con Mintsberg, liderazgo es: desempeñar las labores administrativas para operar en forma eficaz la unidad que tiene a su cargo en la organización, por lo tanto la función de líder domina todo comportamiento administrativo.
Y así podríamos irnos viendo infinidad de definiciones, hasta resumirla en una que dice así: El liderazgo y el ejercicio del mando, es la capacidad del líder de lograr el compromiso de los colaboradores, inspirando su confianza, dando sentido a su trabajo y motivándoles a conseguir sus objetivos.
Otra de las interrogantes que surge al adentrarnos en el tema del liderazgo es la siguiente: ¿El líder nace o se hace?. Quizá se considere capciosa esta pregunta, pues la respuesta es, cualquiera o ambas.
Los líderes eficaces no sólo nacen con cierta capacidad de liderazgo, sino que además la cultivan. Los investigadores señalan que muchas habilidades cognoscitivas y rasgos de personalidad son innatas, al menos en parte. Así, cierta habilidad natural puede presentar ciertas ventajas o desventajas a un líder.
El legendario entrenador de futbol americano Vince Lombardi dijo en una ocasión: “Contrario a lo que opina mi gente, los líderes no nacen se forman con esfuerzo y trabajo arduo. Todos somos líderes y todos poseemos capacidades potenciales para ello”.
En su libro “El mito del Líder” Santiago Álvarez de Mon nos dice: “La palabra líder tiene un fuerte tufillo elitista por lo cual el líder es un ser especial y carismático que dirige los designios del resto de los mediocres mortales”.
James M. Kouser, en su libro “El líder del futuro”, nos indica: “El liderazgo no es un gen”.
¡Cuántas veces he sido interrogado en clase por gente curtida en mil batallas, si el líder nace o se hace!. Digámoslo clara y prematuramente: el liderazgo tiene mucho más que ver con lo segundo que con lo primero. Las biografías de grandes hombres y mujeres, así lo atestiguan. Tomemos a Ghandi por ejemplo. En los años de su infancia y juventud, de haber sido testigos de sus pasos, ¿hubiéramos pronosticado que ese chico frágil, tímido quebradizo que llegó a Londres más que despistado, pondría en jaque al Gobierno de su Majestad británica?.
“El temperamento no es el destino”, dice Daniel Goleman en su conocido best seller “Inteligencia emocional”.
Pasemos ahora, después de haber analizado lo que el líder es y no es, lo que verdaderamente esperamos de nuestros líderes.
Lo primero sería que el líder tenga una VISIÓN, que tenga capacidad de imaginar, de ver emocionantes y atractivos futuros para sus organizaciones. Creencia absoluta y total en ellas. Seguridad de su habilidad de llegar a realizar cosas extraordinarias.
Que tenga INVOLUCRACIÓN, que reconozca que los grandes sueños, no llegan a ser realidades significativas a través de las acciones de él solo como líder. Que sepa perfectamente que la participación de la gente y su compromiso son clave para llevarlos a cabo y para llegar a la cima.
Que tenga PERSISTENCIA, que entienda que los nuevos mañanas no llegan a ser posibles sin el arduo trabajo de su persistencia y la de su gente.
Para lograr lo anterior debemos conocer lo que los seguidores esperan de sus líderes.
Según los estudios realizados, las características que los seguidores admiran de sus líderes son:
Honestidad, Capacidad, ser Emprendedor, que tenga Inspiración y que sea Congruente, esto último es lo más importante pues la congruencia es lo que le da la CREDIBILIDAD y esa credibilidad la establece con sus acciones al desafiar procesos, inspirar una visión compartida, habilitar a otros para poder actuar, modelar el camino y sobre todo alentar los corazones de sus seguidores.
Profesor del Área de Dirección de Personas y Factor Humano
ICAMI, Centro de Formación y Perfeccionamiento Directivo, Región Noroeste.