"Rendición de cuentas, caminos de regreso"

@evillanuevamx

ernestovillanueva@hushmail.com

www.oneamexico.org

 

La transparencia y la rendición de cuentas no son sinónimos. La transparencia es un instrumento para alcanzar la rendición de cuentas; es decir, verificar que los gobernantes cumplen con las obligaciones que la Constitución y las leyes le imponen así como los objetivos específicos- dentro del marco legal, de los planes estatales de desarrollo- de cada Gobierno estatal, como es el caso de Sinaloa. En el sexenio pasado, la naciente Secretaría de Innovación Gubernamental a cargo de Karim Pechir creó el Sisepsin (Sistema de Seguimiento y Evaluación de Metas del Plan Estatal de Desarrollo). 

La idea fue muy buena, pero su puesta en marcha por las dependencias y entidades sujetas fue inversamente proporcional a su razón de ser. El Sisepsin fue pensado para que la sociedad pudiera estar en condiciones de conocer cómo se iban cumpliendo los mandatos de gobierno sin necesidad de ingresar al tortuoso camino de las solicitudes de información que en Sinaloa han sido un fracaso y en otras entidades también. Era, pues, la idea de hacer de Sinaloa un gobierno abierto, un paso más allá de la transparencia y herramienta necesaria para la rendición de cuentas. Eso, empero, quedó sólo en el papel y como un buen deseo de Pechir quien hizo lo que pudo, pero que no fue suficiente para vencer las resistencias del statu quo. 

Las diversas secretarías incumplieron de distinta forma: creando parámetros inadecuados con elementos de medición contaminados al ser generados y evaluados por los subordinados de los titulares de las dependencias. En algunos casos, incluso con todo el margen para dar gato por liebre, la  secretaria de agricultura cuyo titular, Juan N. Guerra, un grillo de la izquierda que la derecha necesita, no pudo ni cumplir con los mínimos requeridos. En una democracia mediana hubiera sido acreedor de sanciones por daño patrimonial al rendir resultados por debajo de los requeridos por la ley. En Sinaloa, no. El estado de no pasa nada. Por el contrario, el secretario general de Gobierno, Gerardo Vargas Landeros -acusado de corrupción por sus antiguos cargos públicos ( http://www.animalpolitico.com/2011/01/malova-y-su-gabinete-todo-queda-entre-cuates/)-cumplió con más del 100 por ciento, lo que técnicamente no era posible. Bueno, hasta sostuvo que Sinaloa era el estado con mayor cumplimiento de la ley, de un verdadero Estado de derecho, que hubiera sido imposible que Suecia, Suiza o Finlandia acreditaran semejantes calificaciones. Fue, debo reconocer, una labor de humor involuntario por lo burdo de las acciones de este conspicuo personaje de la picaresca política sinaloense.

Hoy el avance conceptual del Sisepsin no existe más. El portal aparece “en construcción” ( http://sisepsin.sinaloa.gob.mx/BlindajeElectoral.aspx) y así lleva meses. Lo razonable es que se hubiera mantenido por lo que concierne a los elementos básicos de comparabilidad y de revisión del uso de los recursos públicos, prohibiendo la autoevaluación y el desdeño a la lógica formal. Pero no. Se ha optado por la opacidad, por la ausencia de rendición de cuentas. El Gobierno de Sinaloa navega entre la mediocridad como rasgo distintivo y la complicidad por la ausencia de sanciones ante casos puntuales de corrupción del sexenio pasado que violentan el Estado de derecho. Es increíble que en Sinaloa no sólo no se mantengan las pocas ideas innovadoras – imprimiéndoles mejoras como lo he apuntado- sino que se den pasos hacia atrás con muchas prisas y sin pausas. Es nuestra obligación moral- la de usted y la mía- pensar que puede haber un mejor futuro para la mayoría de l@s sinaloenses, pero a veces eso pesa. Lo único que no se puede aceptar es dejar que esta nomenclatura de polític@s haga de Sinaloa un edén para la simulación, la depredación y el robo impune de la paz social. 

P.D. Ya en librerías de todo el país mi obra más reciente “El derecho de armarse. Lo que todo mexicano debe saber sobre la posesión y portación legales de armas de fuego”, bajo el sello de Proceso ediciones.