Salinger: El misterio y la bruma de un escritor

EL OCTAVO DÍA
27/04/2025 04:00
    Hace 25 años se nos fue J. D. Salinger, uno de los escritores más enigmáticos de todos los tiempos.

    Acaba de transcurrir el Día Mundial del Libro, la lectura y los derechos de autor, por lo que siempre dedicamos este espacio a hablar de un creador. Como imagino que el marqués nacido en Perú recientemente fallecido ya tuvo demasiada tinta corrida, paso a uno más discreto.

    Hace 25 años se nos fue J. D. Salinger, uno de los escritores más enigmáticos de todos los tiempos. Esa ha sido la noticia más relevante en el entorno literario: no sólo murió un autor ermitaño, sino que fue uno de los últimos símbolos de las letras norteamericanas del Siglo 20.

    Sí, algo así como Vargas Llosa recientemente.

    Muchos sólo lo reconocen porque es el creador de “El guardián en el centeno”, aquella novela que obsesionó al asesino de John Lennon. Por si fuera poco, ese mismo día que lo mató hizo en la vida real casi todas las cosas que hace el personaje en la novela: el joven inadaptado Holden Cauldfied. Como la novela tiene 26 capítulos, Chapman declaró que al matar a Lennon él había escrito el capítulo 27. La realidad que intenta superar a la ficción.

    Hay una película por ahí que narra esta historia: “Capítulo 27”. Taxi Driver, la clásica cinta de Scorsese-DeNiro, también toca el tema del tipo gris que comete un asesinato para hacerse famoso, sin decir el nombre de Salinger. Y para acabarla, el tipo que le disparó a Reagan estaba traumado con esa película y estuvo acosando a Jodie Foster, quien al verlo en las noticias se arrepintió de no haberlo denunciado.

    Por culpa de todos ellos, la obra de Salinger ha sido satanizada. Hasta llegó a prohibirse esa novela que “invitaba a cometer asesinatos”. Hubo un tiempo que no se conseguía en México. No fue censura. Quizás porque era una historia “bastante gringa” para el grueso de nuestros lectores ochenteros.

    Antes y después de esos escándalos, Salinger llevó una autocruel vida monástica. Vivía en una casa de campo cerca de Nueva York y escribía todos los días. No publicaba nada. Todo se guardó en una caja fuerte.

    Nada más un vecino lo trató continuamente y nunca hablaron ni de literatura ni de fama. Seguido le visitaban fanáticos, pero ni les abría la puerta ni se asomaba a la ventana.

    Llegó a ser olvidado por rachas, pero nunca dejó de ser un clásico. Era el Juan Rulfo de los gringos: con sólo una novela corta y dos libros breves de cuentos -¡muy dispares!- se volvió una cumbre a la altura de los grandes.

    Un incendio en su casa aumentó la leyenda de que se habían perdido ahí nuevos manuscritos. Él nunca declaró nada al respecto.

    Salinger fue el primero en tocar el tema de la adolescencia y sus miedos. Sin él, no se explica la aparición en los años 60 de la novelística de José Agustín y Gustavo Sainz, por nombrar a sus mejores discípulos aquí en México.

    No volvió a publicar desde esa época. Una vez se enamoró de una chica por correo (correo del de antes, aquel de cartero con silbato y 15 días de espera) y dicha dama decidió poner en subasta sus cartas, oro molido para los adoradores que tenían años esperando una nueva página suya.

    Por fortuna o por desgracia, esas cartas amorosas fueron compradas por miles de dólares por el doctor Norton... Sí, el doctor Norton de los antivirus, el mismo que aparece como un ícono en las computadoras, el cual es un hombre real como Bill Gates y posee millones de dólares, además de ser un buen admirador de Salinger.

    En el colmo de la caballerosidad y el ejemplo al respeto a la vida privada, el doctor Norton compró las cartas y se las devolvió al propio Salinger sin leerlas. Buen ejemplo en esta época de paparazzis, revelaciones de alcoba faranduleras y portadas del Hola!

    Dos escritores amargados en películas gringas están inspirados en él. Son protagonistas de “El campo de los sueños” (James Earl Jones) y “Descubriendo a Forrester” (Sean Connery). Aunque lucen muy distintos -uno es afro y el otro un proceso que teme salir a la calle en la gran ciudad - es evidente que son un homenaje secreto al escritor de la tranquila Nueva Inglaterra.

    Las diferencias abismales se hicieron para evitar el riesgo de una demanda del verdadero misántropo que inspiró sus personajes. Menos tímido, Axel Rose, el de Guns N’ Roses - hizo una canción para su álbum “Chinese democracy” con el nombre de “Guardián en el centeno”.

    Yo leí sus textos en la desaparecida Biblioteca Benjamin Franklin de Mazatlán. Tiene cuentos muy raros, algunos descuidadamente escritos (no lo digo yo, lo dicen los críticos) pero el aliento de su obra es el del misterio... Ahora él se ha ido y quedan las brumas de esa actitud sostenida.

    Su misterio no es como el de Greta Garbo. Es el como el de Lilian Gish, la actriz del cine mudo que era tan bella que, cuando envejeció, jamás se dejó tomar una foto y siempre salió a la calle envuelta bajo un velo. No iba a permitir que sus admiradores sufrieran la decepción de ver su rostro destruido por el tiempo, la realidad y las arrugas.

    A pesar de lo admirable de Salinger, y de este tributo que comparto, no dejo de preguntarme si lo que había tras él no era la genialidad, sino tan sólo un hombre sencillo que tan sólo deseaba que nadie lo molestara y la cultura gringa carente de videntes se imaginó el resto. Claro que hay ahí una condición humana y por eso el misterio es y será más grande.