Como tema de la conversación pública, la violencia continúa como centro principal de la crítica al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ya que la incidencia de crímenes dolosos a lo largo de su gestión, al día último del año pasado alcanzó poco más de 166 mil eventos fatales, cifra que dio a conocer el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública; un número rojo que nos coloca entre los países más violentos en el mundo, según la percepción de la Cámara Internacional de Comercio. Al guarismo fatal, se le agregan los daños que causan las extorsiones y el secuestro en sus distintas modalidades, factores todos, causantes del clima de inseguridad que priva entre la población y el sector empresarial.
En tutela de su estrategia de seguridad pública, la de abrazos y no balazos, el Presidente López Obrador, se defiende diciendo que su política pacifista está dando resultados, ya que, en el 2023 los registros fatales reflejaron una disminución de poco más del 4 por ciento en relación al 2022, año en el que se anotaba un promedio diario de 91 asesinatos, número que el año pasado se redujo 81 muertes violentas de corte doloso. Dicho descenso, sin duda es un pasito, sin embargo, en vía de mientras, el peso de los violentos, ha causado una especie de metástasis en estados como Guerrero, Jalisco, Chiapas, Guanajuato y Michoacán, entre otros, y cuya situación es tan alarmante, que exige una drástica terapia de inteligencia y de fuerza, con el propósito de que no se extienda hacia otras entidades del país.
Y a propósito de metástasis, vía a través de la cual el cáncer se extiende en el organismo humano, el 4 de febrero de cada año, la Organización Mundial de la Salud (OMS), coloca este día como la efeméride recordatoria del Día Mundial del Cáncer, con el propósito de alentar a la población, a tomar estilos de vida que aminoren la posibilidad de contraer tan temida enfermedad, lo cual, implica desde hábitos sanos de alimentación, evitar el sedentarismo y conseguir armonía mental, factores que en lo general, quedan fuera del alcance para la mayoría de la población, por el agobio que le provocan los problemas económicos que los urge a enfocar sus esfuerzos en encontrar el modo de la sobrevivencia diaria.
A lo anterior se le apareja la detección temprana de la enfermedad, práctica que implica el pago de exámenes y estudios clínicos, ya que las instituciones públicas de salud, no cuentan con un servicio oportuno para ganarle tiempo al desarrollo del mal, como tampoco existe el suministro de la medicación y las terapias requeridas con la prestancia que exige el combate de tan temido padecimiento. Desafortunadamente, para el grueso de los mexicanos la circunstancia de la intervención médica oportuna que requiere el hacerle frente a esta enfermedad catastrófica, simplemente no existe.
Por supuesto, la falta de capacidad del gobierno mexicano para responder a las demandas de salud de la población, contribuye a que el cáncer en sus distintas modalidades, sea considerada la tercera causa de muerte entre nosotros, sumando al término del primer semestre del año 2023, la friolera de 45 mil fallecimientos por cáncer, según el informe del Inegi.
Salud, se ha plantado como una nota reprobatoria del gobierno de Andrés Manuel López Obrador; mala calificación que refleja una equivocada política de inversión social, en la cual, la importancia de las obras insignias del actual gobierno, fue sobrepuesta sobre las necesidades ingentes del sector salud, para quedar, de nueva cuenta, como bandera de los que explotan electoralmente las necesidades de la población y mientras tanto, el marcador de defunciones por cáncer, continuará creciendo. ¡Buenos días!
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