Santosha

BUHEDERA
19/12/2022 04:13
    gfarber1948@gmail.com / @Farberismos

    https://www.yogaye.com/blogs/blog/el-significado-de-santosha-la-practica-del-contentamiento

    “Santosha es uno de las niyamas (prácticas de conducta) descrito en los sutras de Patanjali Yoga. Santosha significa estar satisfecho con lo que tenemos, sin experimentar deseo por lo que los demás tienen. El término proviene de sam (que significa completamente) y tosha (que significa contentamiento o aceptación). Puesto junto, se podría traducir como “completa aceptación”.

    Santosha es una actitud y también un estado. Practicar santosha en nuestra vida nos traerá un sentido de paz y bienestar interior, en el que el estamos libre de antojos y deseos. Cuando se disipan estas influencias externas, se puede estar en el verdadero camino o estado más puro de uno mismo, sin miedos ni manipulaciones. Esto se considera una parte esencial del desarrollo espiritual.

    Muchos textos yógicos consideran el santosha como una práctica hecha en diferentes niveles:

    - Intención: poniendo la mejor de las intenciones y esfuerzos en cualquier acción, y luego aceptando cualquiera que sea el resultado.

    - Estado interior: una actitud de contentamiento abre las puertas a otras virtudes como la compasión, el no-apego y la abundancia.

    - Expresión: la manifestación externa de santosha permite caminar con serenidad, sin superficialidad y con total satisfacción.

    El significado de Santosha tiene una estrecha relación con el concepto de ecuanimidad, definido como “un estado de estabilidad que no se ve perturbado por la experiencia o exposición a emociones”. En este sentido, el yogi acepta cualquier situación que se presente, ya sea placer, dolor, fracaso o éxito. El significado de Santosha también implica aceptarse a uno mismo y aceptar la posición en la que uno se encuentra, sin hacer que la felicidad dependa de alcanzar objetivos o cambiar aspectos de uno.
    Todo lo que queremos, ya existe en nosotros.

    https://www.yogaenred.com/2013/05/03/niyama-santosha-contentamiento/

    Dicen que hay tres pecados básicos en la vida: querer ser más de lo que somos, querer ser menos y no querer ser. Y en verdad estos tres pecados los aplicamos habitualmente a nuestras circunstancias. No aceptamos las circunstancias porque nos parecen demasiado, o demasiado poco. Estamos atrapados en el apego, la aversión o la indiferencia.

    Sin embargo, la situación que se da en este momento es la que es, independientemente de si nos gusta o no. Esta situación es el fruto de toda una evolución, y es cierto que nos gustaría que fuese mejor, que tuviera más posibilidades, pero también es cierto, como comprende el sabio, que no podría ser de otro modo. Es perfecta en sí misma, no sobra ni falta nada.

    No te puedes pelear con tener la edad que tienes, con tener tal altura, con haber nacido hombre o mujer, en tal siglo, dentro de una familia, tener la piel clara u oscura. Son las cartas que hemos recibido y con ellas jugamos. En realidad las circunstancias son neutras y somos nosotros, con la cultura que tenemos introyectada, quienes les damos un significado u otro.

    Cada circunstancia es una oportunidad de crecimiento. Y es curioso descubrir como una situación “buena” (pongamos que te casas con alguien que es un buen partido) se puede convertir en una “mala” (tensión e incomunicación), o viceversa. Es interesante ver a la vida como una gran rueda que gira y gira donde nada permanece en su sitio. Una mala gestión del éxito social se puede convertir en un drama personal, un despido puede darnos pie a descubrir nuevos horizontes laborales. Atrapados a menudo en esa rueda de la vida no nos damos cuenta del espejismo que hay detrás de cada situación.

    Habitualmente estamos intranquilos porque creemos que somos los artífices de las circunstancias. Y en realidad somos llevados por ellas. Es bueno preguntarse en cada situación qué decide por nosotros, qué aspecto es el que decanta la balanza. Sólo una relativización de esa rueda ilusoria nos abre la puerta de la serenidad porque nos lleva a nuestro centro. Somos nosotros los que le otorgamos verdadero valor a eso que nos toca vivir. Esa es nuestra gran libertad.

    El momento, la única realidad

    Decía alguien que hay que dejar el pesimismo para tiempos mejores. En este momento estar pensando en todo lo que me falta, mirando de reojo al vecino, proyectándose en un futuro prometedor es perder el gran tesoro de vivir con plenitud este instante. No solemos estar tranquilos en nuestro lugar. Cuando es verano deseamos el frío del invierno, cuando invierno el calorcito del verano. Famosos que pagarían por pasar desapercibidos, y gente anónima que mataría por ser famosa. Toda la vida deseando hacer un viaje al confín del mundo, y cuando estamos allí añoramos el confort de nuestro hogar. En las relaciones tantas veces podemos aplicar el lema de “ni contigo ni sin ti”. De esta manera escapamos de nuestra realidad, que por otro lado es la única que tenemos en este momento.

    Es necesario sentirse a gusto con lo que tenemos y también con lo que no tenemos. No somos altos, no somos ricos, no somos jóvenes, pero no importa. Santosha es la capacidad de contentarse con lo que hay. Estar, como diría el refrán, a las duras y a las maduras. Este contentamiento se manifiesta en aprender a estar con lo que hay, disfrutar con lo que hacemos, reconocer el valor de cada gesto, de cada detalle. No perder, en la medida de lo posible, la ecuanimidad que tiene en cuenta los dos platillos de la balanza. Celebrar que la vida provee lo justo y necesario para sostener nuestra alma, aunque, ciertamente, nunca podrá colmar las expectativas de un ego inmaduro.

    Esta aceptación del momento es una alegría profunda. Aceptación del resultado sea como sea. Lo único que podemos intentar es ser impecables en cada acción; el resto, el resultado, pertenece, por poner un término devocional, a Dios

    -Julián Peragón Arjuna http://www.yogasintesis.com